Game of Thrones T7/ E6 reseña: el apocalipsis zombie

Con una cantidad reducida de episodios, ya despegada de los libros de George R.R. Martin y con un ojo puesto en el final de la serie, la temporada 7 de Game of Thrones ha adquirido un ritmo definitivamente expeditivo, lo que no ha resultado de la mejor manera.

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Por un lado esto ya no deja lugar a la elaborada construcción de climas, relaciones entre personajes y extensas subtramas que antes caracterizaban a la serie y daban un carácter mucho más duradero y significativo a los desenlaces o giros de la historia.

Mucho menos deja lugar a los viajes a lo largo de la vasta geografía de Westeros, que antes servían para sumar misterios, peligros y amenazas, para forjar temperamentos y amistades o afectos.

En su lugar, el peso dramático reside ahora exclusivamente en aire de definitivos o inexorables que adquieren los acontecimientos tan cerca del final, las grandes apuestas en juego, y en resoluciones tan repentinas como radicales (que suelen involucrar, últimamente, la aparición de un dragón).

El amanecer de los muertos

Imagen HBO

El viaje más allá del muro de siete personajes tan diversos y fascinantes (y de algunos extras adicionales para sacrificar) hubiera servido en otro momento para una buena exploración de historias pasadas, anécdotas, choques de personalidad, tensiones subyacentes, desarrollos dramáticos y la construcción de un sentimiento de camaradería por encima de todo esto, originado en la necesidad de supervivencia y de un objetivo y un enemigo en común, lo que daría una dimensión adicional a la misión y al grupo.

Ahora parece no haber tiempo para todo esto, así que todo esto fue más sugerido y aludido que manifiesto, con algunos breves intercambios de chistes e historias personales al inicio, y después a pelear.

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Así, la batalla contra el ejército de los muertos en el inhóspito clima del norte del muro fue más intensa y espeluznante por circunstancias externas, que emocionante e impactante.

Se siente inevitablemente como un evento funcional a la trama para que avance hacia el clímax final, en lugar de un desenlace producto de una acumulación de causas y efectos.

Los rostros de Arya y los rostros de Sansa

Imagen HBO

Como contrapunto a esta parte más intensa de pura acción y horror, viajamos ocasionalmente hacia Winterfell para ver el aumento de una tensión más apagada y contenida entre las hermanas Stark, cortesía de Littlefinger.

Game of Thrones sigue siendo Game of Thrones pese a este cambio de ritmo y dinámicas, una serie marcada por las miserias y la tragedia humana. La relación entre Arya y Sansa lo refleja.

Ese anhelo de que los pobres (ex) niños Stark exiliados, solitarios y en peligro pudieran volver a su hogar y reencontrarse con su familia, con la paz y la tranquilidad, ha tomado un giro amargo.

La vuelta de Bran y de Arya a Winterfell (y antes la de Sansa, con su matrimonio con Ramsay Bolton) ha estado marcada por la decepción y el desencanto, la evidencia de que todo el tiempo que pasó y las circunstancias que vivieron no solamente no se pueden ignorar, sino que han acentuado y agravado diferencias y rencores.

Arya y Sansa nunca se llevaron bien. Los recuerdos familiares y la pertenencia a esa legendaria Casa Stark puede hacer olvidar por momentos esto, pero la presencia taimada de Littlefinger ha sacado a la luz la división y las diferencias.

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Este conflicto, de todas maneras, sigue estando un poco marcado por la necesidad del guión de que pase algo más, de que surja un conflicto, incluso si es a costa de traicionar la inteligencia y la comprensión de Arya, que ha adoptado una posición algo injusta con Sansa.

Sansa, más tarde, envió a Brienne hacia Desembarco del Rey, la persona que minutos antes Littlefinger había sugerido como protección ante su hermana, quedando conciente o inconcientemente desprotegida.

Sabemos de todos modos que el que realmente debe protegerse es Littlefinger.

Un sucesor para Daenerys Targaryen

Imagen HBO

Uno de los conflictos más interesantes de Game of Thrones es la relación de Daenerys Targaryen con el poder.

Daenerys ha llegado muy lejos defendiendo la justicia y la libertad, inspirando respeto y devoción en lugar de miedo y odio, pero cada vez más deberá enfrentarse a difíciles decisiones que se trazan sobre la línea que separan esos dos modos de poder, como sucedió recientemente con los Tarly y la decisión ejemplarizante y radical de Daenerys.

En el afán de llegar al trono y las realidades de la guerra, es demasiado fácil abandonar ciertas nociones que son la razón misma por la que se quiere acabar con la tiranía.

Tyrion lo sabe, pero Daenerys parece cada vez más sumergida en su propia convicción de ser la reina justa y señalada, sin dar demasiadas muestras de estar dispuesta a aceptar sugerencias ni mucho menos errores propios.

Cuando discuten sobre un posible heredero si es que algo le sucede, al ver la reacción de Daenerys es imposible no pensar en qué sucederá cuando ciertas revelaciones que nosotros ya conocemos sean conocidas por todos en Westeros, como que cierto hijo presuntamente bastardo es en realidad el heredero legítimo del trono.

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¿Lo aceptará calladamente?

Dragón ex machina

Imagen HBO

En una nueva edición de Game of Thrones en versión apocalipsis zombie, los siete hombres que se adentraron en las montañas no tardaron en comprobar que su misión era realmente suicida. Por no decir estúpida.

Un riesgo demasiado grande para algo que no parece tan importante como lo es llevar un wight a Cersei Lannister, como si esto fuera garantía de algo.

Pero al menos sirvió para poner en un verdadero aprieto a algunos de los personajes más importantes y favoritos de la serie, que realmente se quedaron sin salida y a pocos minutos de una muerte segura.

La llegada de Daenerys y su dragón en el momento justo salvó el día y la misión (para todos menos para Jon), pero a diferencia de la batalla con los Lannister ahora viajó con todos sus dragones. El Rey de la noche, a.k.a. «el as de la jabalina», estaba rápidamente preparado para tomar ventaja de esta situación, y terminó por perpetrar el acto más relevante del capítulo y uno de los más significativos de la serie, que cambia el juego radicalmente hacia el futuro.

Imagen HBO

Ahora Viserion es parte del ejército de los muertos, que se ve cada vez más invencible.

(Aunque están las armas de Qyburn, cuya importancia y toda la atención  que les dedicó la serie recientemente tal vez no sea casual).

Benjen ex machina

Imagen HBO

Jon Snow, que no pudo subirse al dragón por estar ocupado quitando algunos wights del medio, tuvo que esperar el siguiente transporte hacia Eastwatch, después de lograr salir de las profundidades del lago, una proeza que esta temporada de Game of Thrones ha mostrado en realidad como una tarea bastante sencilla.

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No es la primera vez que Benjen, el “tío” de Jon Snow (hermano de Ned Stark) aparece repentinamente de la nada para rescatar a uno de los protagonistas en peligro.

En la temporada anterior, apareció para rescatar a Bran y a Meera Reed poco después de la muerte de Hodor.

Su presencia al norte del Muro (de donde no puede volver porque los Niños del bosque lo revivieron para evitar que se convierte en un wight) es verdaderamente conveniente.

En el final, Jon Snow y Daenerys Targaryen comparten una escena apacible pero un poco inquietante, donde se evidencia el creciente afecto (y las probabilidad de incesto involuntario) entre ambos, tras vivir una experiencia significativa y aleccionadora.

Daenerys vio el ejército de los muertos y el terror que representa, y se ha convencido de que esta es la verdadera batalla.

Jon Snow, por su parte, vio que su negativa a inclinarse ante la reina no es más que inútil orgullo. «Me encantaría arrodillarme, pero...»

Un desenlace, pese de todo, esperanzador, de cara al final de la temporada 7 de Game of Thrones.