Después del episodio dominado por la incendiaria Batalla de Camino Dorado y la primera incursión oficial de un dragón en el combate en toda la serie, la temporada 7 de Game of Thrones volvió con un episodio más tranquilo, uno en el que se lidia con las consecuencias de aquel enfrentamiento y las diferentes piezas comienzan a rearmarse.
Game of Thrones T7/ E5 reseña: la calma antes de la tormenta

- Ver también: «Game of Thrones T7/ E4 reseña: operación dragón»
Pero tan cerca del final de la serie, cada movimiento, cada estrategia, cada lucha de poder y relación política y familiar pende de un fino hilo que amenaza con romperse o, en el peor de los casos, es como una bomba de tiempo que tarde o temprano va a estallar. Sea la relación entre Cersei y Jaime, entre Sansa y Arya —con las maquinaciones de Littlefinger en el medio—, entre los Lords del Norte y sus monarcas, o incluso entre Daenerys Targaryen y Jon Snow, que a pesar de tener cada vez mayor confianza mutua (¿y algo más?), una eventual revelación promete sacudir los cimientos de su vínculo.
Todos ellos tuvieron su momento de tensa calma, de pacto o negociación en este episodio “Eastwatch”, casi todo un presagio de futuras tormentas e inminentes conflictos.
Cersei vs. Jaime

Ser Bronn sabe que, para Jaime, es preferible tirarse otra vez al río del que lo acaba de sacar, antes que tener que ir a darle a Cersei la noticia de que un solo dragón ha diezmado a su ejército, que Daenerys todavía tiene otros dos más, y que para los Dothraki pelear contra ellos fue un deporte.
Pero Jaime no tuvo otra opción y volvió a Desembarco del Rey con todas esas malas noticias, y una más: fue Olenna Tyrell la culpable de la espantosa muerte de Joffrey, lo que confesó después de asegurarse que ella misma, en cambio, moriría de forma mucho menos dolorosa.
Jaime podría haberle ahorrado, por lo menos, esta revelación a Cersei, y no lo hizo, lo cual habla de una relación cada vez más tirante y desbalanceada entre los hermanos amantes.
Razón por la cual suena más que conveniente, y por lo tanto sospechosa, la noticia que poco más tarde Cersei le dio a Jaime: habrá un nuevo Lannister, producto de este incestuoso amor. Cersei ya ni siquiera pretenderá sostener la mentira, continuando con su actitud soy reina y hago lo que quiero.
Con esto, Jaime se siente obligado a mantenerse leal a su hermana.
Cersei incluso permitió y perdonó un encuentro entre Jaime y Tyrion arreglado por Bronn, para asegurarse la confianza de Jaime, aunque más que confianza lo que se aseguró es el miedo.
Cersei ha vuelto a su versión más siniestra y aterradora. «No vuelvas a traicionarme» le dijo, y Jaime sabe que realmente no le conviene hacerlo.
Arya vs. Sansa

Arya Stark, aunque experimentada en términos de supervivencia cuando la ley que rige es la del más fuerte, en la anarquía del afuera, sin embargo no parece comprender del todo los tediosos asuntos políticos y diplomáticos en el ejercicio del poder, lo que genera tensión con Sansa.
Tampoco parece estar muy versada en estrategias de supervivencia y juegos de poder basados no en la violencia sino en secretos, engaños, manipulaciones y maquinaciones ocultas, área en la que Littlefinger es insuperable.
Ya desde aquel episodio en que Littlefinger observó que Arya estaba a la par de Brienne en términos de combate, éste se dio cuenta que necesitaba ponerse a resguardo de algún modo, y que Arya no sería fácil de controlar como su hermana.
Su estrategia es la de poner en contra a las hermanas Stark, guiando a Arya a un engañoso descubrimiento.
¿Caerá Arya en la trampa?
Sam vs. los Maestres

Bran Stark, o mejor dicho el Cuervo de tres ojos, mientras tanto, sigue ajeno a estos problemas terrenales de sus hermanas (o no, tal vez ya conoce el desenlace y ha dejado que todo siga su curso) y sumergido en su mundo místico, tratando de cumplir con lo que el destino le ha impuesto pero todo a su debido tiempo.
Ahora, gracias a la utilización de una bandada de cuervos, ha difundido en los Siete Reinos la noticia de que los Caminantes Blancos y el Rey de la noche están cada vez más cerca del muro.
Sam, cansado de ver cómo estos eruditos encerrados en su torre de marfil no se toman la amenaza seriamente, toma una decisión drástica: abandona la Ciudadela y sus estudios como Maestre, para tomar una acción más inmediata y concreta.
La decisión la tomó en el exacto momento en que Gilly, inadvertidamente, encontraba en un libro perdido de la Ciudadela un dato crucial: Rhaegar Targaryen se casó secretamente con Lyanna Stark, de modo que Jon Snow no es un hijo bastardo sino legítimo.
Y por lo tanto, primero en la línea de sucesión ante Daenerys Targaryen (¿quién iba a decir que iba a ser ella la que tenía que inclinarse?).
- Ver también: «Game of Thrones: ¿qué sabemos sobre Rhaegar Targaryen?»
El escuadrón suicida vs. el escuadrón de la muerte

Para Jon, la llegada del cuervo enviado por Bran son dos noticias: la cercanía del ejército de los muertos, y que Bran y Arya están vivos. No pudo alegrarse demasiado por esto.
No es que Jon sea alguien que emane alegría. Apenas un esbozo, por ejemplo, después de acariciar al enorme y terrorífico dragón, una bestia que solamente puede ser dominada por aquellos de sangre Targaryen (¡Oh!).
Como nadie todavía sabe ésto, en lugar de tomar prestado un dragón, Jon viajó por mar hacia el norte del muro para cumplir con una parte de la atípica misión que ha ideado Tyrion Lannister para lograr un armisticio con Cersei: la presentación de evidencia del ejército de los muertos.
Junto con Jon viajaron el felizmente regresado pero dispuesto a sacrificarse, Jorah Mormont, y el largamente desaparecido Gendry, que al igual que miles de fans parecía estar esperando este preciso momento de la llamada a la acción. Incluso viene con un flamante martillo y una inédita habilidad para utilizarlo, además de con una inmediata camaradería bastarda con Jon Snow.
Todo esto llevó al maravilloso encuentro de Eastwatch-by-the-sea.
La formación de un entrañable grupo de bastardos, desahuciados, regresados de la muerte o el exilio, hombres duros y salvajes que dejan de lado sus odios y diferencias para, literalmente, enfrentar la muerte, el enemigo en común.
Un enemigo que siempre gana, aunque la pelea será por demorar su triunfo.
Una pelea que no será fácil y que llevará de vuelta a Game of Thrones al terreno de la épica y la brutal acción en la recta final de la temporada.






