Un encuentro largamente esperado, y las palabras proferidas por su artífice, Melisandre, han traído a la luz nuevamente el contrastado concepto de hielo y fuego, el que da título a la saga completa de George R.R. Martin en la que se basa Game of Thrones y que había guiado los adelantos previos a esta séptima temporada.
Game of Thrones T7/ E3 reseña: hielo y fuego

Sobra decir entonces que es un concepto esencial a la historia y, como podemos sospechar, especialmente a su desenlace, pero aunque esta reunión en Dragonstone cumple con esos requisitos, no es más que un bluff, apenas un anuncio del verdadero choque de dos elementos antagónicos que tendrá lugar más adelante pero que ahora no poseen más diferencia que la longitud en los títulos oficiales que han recibido.
Aunque nadie en Westeros lo supiera, este fue a lo sumo un choque entre un fuego apagado pero latente y otro voraz, que, no sin dificultad, sobresaltos y choques de temperatura, comienzan a fundirse en uno solo.
Al menos eso esperamos.
Daenerys de la Tormenta de la Casa Targaryen, reina de los Ándalos y los Primeros Hombres, Protectora de Los Siete Reinos, la Madre de Dragones, la Khaleesi del Gran Mar Verde, la que no arde, la Rompecadenas, y Jon Nieve, Rey del Norte.

Tal vez por esta misma razón, la reunión entre Daenerys Targaryen y Jon Snow fue en cierto modo decepcionante, un anticlímax cuando todos esperábamos un momento celebratorio, una gran alianza definitiva en la que ambos, aún sin conocer sus lazos de sangre, se reconocerían como pares, como líderes justos y benevolentes destinados a combatir codo a codo la tiranía y la injusticia.
El problema es que sólo nosotros, la audiencia, sabemos a ciencia cierta que esto es así.
Tyrion Lannister es el único que puede sospecharlo, e hizo lo que pudo por ser la chispa que une dos fuegos, pero la prudencia y la desconfianza (natural e inevitable dadas las historias de sus familias) marcaron la relación inicial de Daenerys y Jon Snow, y el rumiar mirando el horizonte el sentimiento general en la isla de Rocadragón, aunque eventualmente la reunión fue productiva y avanzó la trama en torno al yacimiento de vidriagón.
Por alguna razón, Jon Snow ocultó todo el rollo de su resurrección a Daenerys.
Ya era suficiente con intentar hacerle creer que un ejército de muertos vivos amenaza la existencia de la humanidad.
El triunfo de Cersei I

Si en Dragonstone tenía lugar el encuentro del bien, en Desembarco del Rey se dio su contrapartida, la cumbre del mal con el reencuentro de Cersei Lannister y Euron Greyjoy, quien llegó triunfante con el regalo prometido, ostentando su victoria ante Cersei y dando rienda suelta a su costado más indecoroso ante Jaime.
Este sentimiento victorioso se trasladó inmediatamente a Cersei que postergó su promesa matrimonial ante Euron, con la que, entendiblemente, nunca se la ha visto demasiado comprometida, hasta después de la guerra, para luego resarcir con las mieles del sexo a su hermano-amante, cada vez más prisionero de la determinación y el ansia de poder de Cersei.
Las cosas que hace por amor.
La actitud displicente de Cersei ante el secreto incestuoso más famoso y peor guardado de Desembarco del Rey, no es más que una señal del sentimiento de poder, seguridad e impunidad con el que se ha reencontrado, acompañado de saberse otra vez pretendida.
Además de todo esto, pudo asegurarle al inescrupuloso banquero de Braavos que tendría su dinero en dos semanas.
Algo tramaba.
El triunfo de Cersei II

Todo esto llevó a Cersei además a perfeccionar y llevar a un nuevo estadio sus mejores características: la crueldad, el sadismo y el vuelo de su imaginación a la hora de planear su venganza.
Tal como debe asegurar algún manual de la venganza perfecta, Cersei se las arregló para pagarle a Ellaria Sand con la misma moneda pero con su peso multiplicado por cien.
Una de esas extrañas y perturbadoras secuencias de Game of Thrones que nos inspiran compasión por personajes por los que no deberíamos tenerla, tal como antes sucedió con la mismísima Cersei.
Un extraño reencuentro

Las duras circunstancias que han vivido los huérfanos Stark desde la primera temporada de Game of Thrones, los que lograron sobrevivir todo este tiempo, nos han llevado a ansiar esos momentos de reencuentros familiares, de regreso al hogar y a la seguridad, como pocas otras cosas en la serie.
Así que la llegada de Bran Stark a Winterfell y la sorpresa de Sansa fue definitivamente un momento entrañable y emotivo.
Por cinco segundos.
Bran, reconvertido en personaje místico ligado a los dioses que puede ver la historia del tiempo y su futuro, será muy importante para la trama general de Game of Thrones, pero ha perdido todo rasgo medianamente humano de expresar emociones.
Incapaz de explicarle a su hermana en qué consiste el ser el Cuervo de tres ojos, no tuvo mejor idea que traer a la luz sus memorias más traumáticas reviviendo de manera fría y distante su peor noche con Ramsay Bolton.
Gracias Bran, te extrañaba, fue lo que no respondió Sansa.
Adiós psoriagrís, hola de vuelta amor no correspondido

Finalmente los esfuerzos de Samwell, que ha probado tener una gran iniciativa y enormes cualidades como Maestre, pese a la falta de disciplina y de respeto a la autoridad, dieron su resultado, y Ser Jorah Mormont es nuevamente un hombre libre y sano.
Esto le permitirá regresar junto a Daenerys Targaryen, y volver a ocupar su lugar de enamorado no correspondido que el destino le ha provisto y que ha aceptado sin chistar, cambiando un sufrimiento desconocido y mortal, por otro más acostumbrado y que, a simple vista, no es perjudicial para la salud.
Ver también: « Game of Thrones: lee la carta que Jorah le escribió a Khaleesi e intenta no emocionarte»
La importancia y el valor de Samwell Tarly comienzan a ser cada vez más evidentes en el panorama general de la serie, y finalmente se ha convertido en un personaje cuyas aventuras no son del todo aburridas de ver.
El triunfo de Cersei III

El episodio terminó por revertir casi por completo la sensación que traíamos desde el inicio de la temporada en el que las cosas parecían cuesta arriba para Cersei, que se alzaba como una monarca trágica, solitaria y sin demasiado poder real.
Lo que es peor, nos ha quitado la alfombra de debajo de los pies al incluir dos derrotas consecutivas de Tyrion Lannister como consejero y estratega militar.
Justo cuando parecía que Tyrion iba a aventajar con su astucia a sus hermanos con su pase secreto en Casterly Rock, tal como lo esperamos, el giro reveló que los que estaban realmente un paso adelante eran Cersei y Jaime.
Jaime aprendió de sus errores y copió una estrategia de Robb Stark.
Las ventajas de la derrota.
La justicia de la Reina

«Debes haber aprendido mucho entonces» le dijo Olenna Tyrell, demostrando por enésima vez su brillante sarcasmo y su temple, incluso en las situaciones más aciagas.
Sabiéndose derrotada y al borde de la muerte, aún pudo revelarle a Jaime algunas verdades que él probablemente intuía pero se negaba a aceptar, y finalmente también, después de comprobar que su muerte sería tranquila, otra verdad que no conocía y que, fiel al espíritu combativo de la Reina de las Espinas, fue su propia forma de impartir justicia, en el momento mismo de su muerte.
«Díselo a Cersei, quiero que sepa que fui yo». Dignas últimas palabras.






