Parece que fue ayer pero, desde entonces, el cine de animación ha cambiado demasiado, tanto como nosotros, los mismos que acudíamos en masa a ver la película anual de Disney al cine o repetíamos innumerables veces el VHS. Una reflexión propicia para un mes en el que 25 años del estreno de The Little Mermaid, la película que marcó un antes y un después en la trayectoria de la factoría Disney, de modo que. . . sumerjámonos.
¡Bajo el mar! 25 años de La Sirenita


Y Disney resucitó
Tras la muerte de Walt Disney en 1967, la factoría se vio atrapada en una inevitable crisis creativa marcada por la pérdida de su mentor, la aparición de nuevas modas cinematográficas a las que no conseguían adaptarse o la huida de consagrados artistas a otras compañías. Tras la tibia recepción de varias títulos, la compañía tocó fondo con The Black Cauldron , su particular forma de emular la fantasía de los ochenta y el éxito de Star Wars. Sin embargo, la cinta fue un estrepitoso fracaso y Disney, por fin, aceptó que la solución era volver a los viejos clásicos pero, al mismo tiempo, adaptarlo a las nuevas generaciones.

De este modo, y tras cuatro años de producción, La Sirenita se estrenó en Estados Unidos el 17 de noviembre de 1989, bajo una gran expectación y unas tempranas cifras que auguraban la resurrección de la factoría del ratón Mickey hasta recaudar un total de 84 millones de dólares sólo en su país de origen, una cifra insólita en aquellos tiempos.
Tal éxito fue obra de John Musker y Ron Clements, artífices de The Great Mouse Detective y futuros directores de Aladdín o La Princesa y el Sapo. El tándem se encargó de recuperar el viejo proyecto de una adaptación del famoso cuento del autor danés Hans Christian Andersen (cuyo final dista bastante del enfoque Disney) y adaptarlo a los nuevos tiempos.
Las razones del éxito

En esta ocasión Ariel, la protagonista, era una sirena interesada por el mundo de los humanos, reprimida por su padre y de una anatomía que distaba demasiado de la pudorosa imagen de princesas como Blancanieves o Aurora. A finales de los 80, la nueva hija de Disney era una muchacha inquieta, independiente y curiosa, el patrón de las nuevas generaciones, de mujeres más liberadas y niñas menos inocentes. Por su parte, la mítica villana Úrsula fue concebida como la particular versión cartoon de la ambigua cantante Divine tan popular en aquella época.
Otro de los aspectos que favorecieron el éxito de la cinta fue su banda sonora. Atrás quedaban los acordes mediocres y las canciones insulsas, se trataba de convertir una cinta Disney en un puro musical de Broadway donde no faltasen power ballads como ”Part of Your World” o pelotazos caribeños como “Bajo el Mar”, orquestada por la otra gran estrella del filme, el cangrejo Sebastián. Una tarea que cayó en manos del música Alan Menken y el letrista Howards Ashman.
La Sirenita recomponía las historias amorosas de antaño con un príncipe Eric que daba el tipo, canciones pegadizas, una trama dinámica y personajes secundarios tan carismáticos como el mencionado Sebastián o el pececillo Flounder. Como complemento, la cinta fue la primera en lucir efectos por ordenador desarrollados por una temprana compañía Pixar.
La película inauguró el período Disney conocido como la Segundad Edad Dorada en la que también tendrían lugar éxitos como La Bella y la Bestia, Aladdín o El Rey León. Una época que se vio truncada a principios del siglo XXI y que, tras años de silencio, parece haber evolucionado en una Tercera Edad gracias a éxitos como Enredados o Frozen.

Se cumplen 25 años de La Sirenita y nosotros queremos rendir nuestro particular homenaje a la película que lo cambió todo, que atrajo de nuevo a la gente a los cines para maravillarse con el poder de la animación, que promulgó nuevas estrategia de merchandising, nos regaló un repertorio musical que trasciende la propia industria cinematográfica y, en definitiva, significó un nuevo cambio en la historia del cine.
Y nosotros, aunque se hayan impuesto nuevas modas en lo que concierne a la animación, seguimos bailando bajo el mar.







