Ciencia y Tecnología

¿Por qué les tememos a las arañas?

23 Ago 2015 – 06:00 PM EDT

Muchas personas diríamos que la mejor pregunta es «¿por qué no tenerles miedo?». Es verdad, las muertes por picaduras de arañas son muy raras y, como suele decirse cuando se quiere consolar a alguien que padece aracnofobia, «ellas tienen más miedo que tú».

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Pero esos argumentos no funcionan con quienes sufren esta fobia. Si les preguntas a qué le temen, rara vez la respuesta será « ser picado». Muchas veces dirán cosas como «¡pero son tan feas!» o «¡míralas! Con esas patas y esos ojos». Es que puede ser que justamente allí radique la razón del miedo a las arañas.

Curvas sí, ángulos no

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Si eres de los que saltan de estupor cada vez que ven una araña (sin importar si para detectarla fue necesaria una lupa), ¡no te sientas mal! La ciencia encontró la explicación a tu miedo.

Jon May, un profesor de psicología de la Universidad de Plymouth, dice que los estudios demuestran que la gente reacciona de forma negativa a las formas angulares (como las patas de las arañas) y de forma positiva a las curvas. Además, dice que solemos asociar los colores oscuros a cosas negativas. Joshua New, de Barnard Collage, dice que basta «un cuerpo central con segmentos que irradian desde ese centro» para provocar una respuesta de temor.

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Está en nuestro ADN

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Según un estudio publicado por New, todo se debe a nuestro pasado lejano. En ese entonces, las arañas venenosas sí significaban un riesgo importante a nuestra supervivencia. Por esta razón, era importante detectarlas rápidamente. Esto habría llevado a que los humanos seamos particularmente buenos para detectar la presencia de arañas.

El estudio fue realizado con estudiantes a quienes se les presentó una tarea sencilla: identificar las líneas más largas entre un conjunto que se les mostró en un monitor. ¿Qué tiene que ver esto con las arañas?

Una vez que los estudiantes habían completado la tarea un par de veces, los investigadores agregaron imágenes que desaparecían de la pantalla en tan solo 200 milisegundos. Cuando se mostró la imagen de una aguja hipodérmica, menos del 15 % de los participantes lo notaron y pudieron indicar su ubicación en la pantalla. Sin embargo, más de la mitad se dieron cuenta cuando apareció la imagen de una araña. El hecho de que los participantes fueran o no aracnofóbicos no influyó en los resultados.

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New y sus colaboradores tomaron esto como una clara señal de que hay algo instintivo y casi primitivo en nuestra reacción a las arañas. Así que la próxima vez que alguien no entienda tu repulsión por estos bichitos de ocho patas, puedes decirle que es porque estás más en contacto con tus instintos.

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