Las máscaras son uno de esos elementos mágicos que hacen de los héroes y villanos algo muy especial, creando iconos que pueden reproducirse más allá de los medios en los que se originaron al ser simples imágenes a repetir que son únicas. En el caso de estos 10 reconocidos personajes enmascarados, lo que los hace únicos también los hace imborrables.

Algunas veces las palabras sobran, si un personaje tiene el suficiente carisma, la presencia adecuada y un juego de miradas expresivas los diálogos se vuelven innecesarios. Existen varios personajes que logran ganarse al público a pesar de hablar poco (o prácticamente nada), a veces son creados a propósito con dicho fin y otras veces son un feliz accidente.

Las sagas de horror no deberían pasarse de las tres películas; es más, debería haber una ley de cine que obligue a los productores a no extenderse en franquicias innecesarias dentro de este género, no vaya a ser que provoquen el próximo maratón de la decadencia que es la saga Saw.

En el cine de terror son imprescindibles los buenos personajes para que el miedo que pasemos tenga fuerza, nos circule por todo el cuerpo y nos haga estremecer. Cuando los actos criminales son mecánicos se produce otro tipo de tensión, pero sin la emoción que surge cuando la víctima nos ha caído muy bien o el asesino resulte especialmente interesante.

Hay veces que simplemente las secuelas NUNCA tendrían que haberse realizado. Puede pasar que exista una buena continuación, como fue el caso de The Godfather: Part II (1974); pero irónicamente la tercera entrega de esta saga, The Godfather: Part III (1990) es considerada como la menos efectiva argumentalmente o la “peorcita” (sobre todo si se la compara con las películas que le precedieron).

El subgénero de horror slasher (de slash: acuchillar…) fue un boom de los años 70 y 80, y hasta hoy entre sinfín de secuelas, precuelas e imitaciones.