El final de Dragon Ball Super (o la pausa) llegó. Gokú y Vegeta alcanzaron nuevas alturas con su poder y nos emocionamos al conocer al ganador del torneo, el androide No. 17.

Desde la última transmisión de Dragon Ball Super, cuando la nota postrera del opening cerraba el episodio 131, la emoción y nostalgia de muchos fans fueron empañadas por un sentimiento de desazón: el final no había sido lo suficientemente sorpresivo.

Algunos lo amaron, otros quedaron insatisfechos; pero en lo que no decepcionó a nadie el final de Dragon Ball Super, fue en sus escenas post-créditos.

Desde algunos meses, cuando la vigésima película de Dragon Ball fue confirmada, se teorizó sobre trama, historia y enemigo principales, elementos que recientemente fueron vislumbrados a través del teaser promocional. No obstante, el último episodio de Dragon Ball Super nos regaló un momento nostálgico diferencial que aludía al primer enfrentamiento directo entre Gokú y Vegeta, durante la saga Saiyan que, además de emocionarnos, tenía la tarea de confirmar y sugerir algo muy importante en relación al futuro film.

Como cada fin de semana durante más de dos años, otro capítulo de Dragon Ball Super fue estrenado —y una última reseña fue escrita—. Bajo el título «¡Una conclusión milagrosa! ¡Adiós, Gokú! ¡Hasta el día en que nos volvamos a encontrar!», este episodio marcó el final del magnífico Torneo de Fuerza.

El final del Torneo de Poder y del episodio 131 nos dejó un vacío que sólo la familia, los amigos y más anime podrá llenar. Nos quedamos con las sonrisas, las lágrimas y mucha nostalgia, tal como nos acostumbró Toei estos últimos años.