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"No hay nada de comer en mi casa": un niño llama a la policía por hambre después de tres días sin ingerir alimento

Aunque en un principio las autoridades creyeron que se trataba de un caso de negligencia, al acudir a la vivienda se dieron cuenta de que se trataba de una familia inmersa en pobreza. Al darse a conocer la historia, las donaciones de comida no tardaron en llegar.

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Al tercer día que su madre no pudo ofrecerle nada de comer a él ni a sus 7 hermanos, más que harina de maíz y agua, aquel niño no pudo más y, como pudo, se comunicó al servicio de emergencias.

El oficial que recibió la llamada de Miguel Barros el pasado miércoles escuchó la voz tenue del pequeño de 11 años cuando respondió cuál era su emergencia: “señor policía es porque no hay nada de comer en mi casa”, contó G1.


Lejos de demeritar el lamento del menor, el interlocutor envió a una unidad móvil hasta la humilde vivienda de Barros en Santa Luzia, en los suburbios de Belo Horizonte, Brasil, creyendo que tal vez se trataba de un caso de negligencia.

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Sin embargo, esa primera hipótesis quedó descartada al llegar a la precaria vivienda donde se toparon con una afligida madre que no sabía cómo alimentar a sus hijos con los pocos ingresos que de manera esporádica ingresan al hogar.

Para intentar aliviar un poco el ánimo de la familia, los policías que respondieron al llamado se dirigieron de inmediato hasta el supermercado para comprar una despensa que le fue entregada a la madre de Barros, de 46 años.

“El hambre duele”

Cuando esta historia se dio a conocer, la comunidad se conmovió a tal grado que las donaciones de comida comenzaron a llegar hasta las puestas de esa casa donde las pequeñas alacenas se han vuelto insuficientes para guardar los alimentos.

Celia, madre de Miguel, le dijo a la agencia AFP que la pandemia del covid-19 la dejó sin posibilidad alguna de encontrar trabajo y que esta ayuda desinteresada de la gente le ha dado un alivio que hace mucho no sentía.


“No lo olvidaré nunca porque el hambre duele”, explicó tras contar que la decisión que su hijo tomó fue después de verla llorando desesperada.

Un estudio de la Fundación Getúlio Vargas realizado en junio pasado arrojó que el 30% de los brasileños vive en la pobreza (con menos de 5.50 dólares diarios), frente al 24% registrado hace 8 años.