Una monja se ha convertido en la principal ayuda de al menos 200 niños con malformaciones genéticas que fueron abandonados por sus padres biológicos y a los que cuida dentro de un albergue.
La historia de la monja que cuida a 200 niños abandonados con malformaciones genéticas
Luego de tres décadas, la religiosa sueña con fundar una clínica de salud de última generación para ayudar a niños en esa condición.

La hermana Valeriana García fundó el albergue “Hogar Luz y Vida” sin imaginarse que pronto tendría una comunidad de niños condenados al abandono de sus padres por ser sordos, ciegos, parapléjicos o por padecer alguna malformación genética.
“Todos los síndromes que se le ocurra, aquí los puede encontrar”, dice la hermana en entrevista para Primer Impacto.
Hace 30 años, la hermana recibió a la primer huésped cuando la religiosa decidió rescatar a Nelcy, una joven ciega de nacimiento que fue abandonada por sus padres, lo que generó un vínculo emociona e inquebrantable entre los dos.
“No sé dónde estaría (…) porque Dios me mandó a ella, una mujer maravillosa”, dice Nelcy.
Tras envolver a la pequeña Nelcy aquella primera noche que durmieron juntas, su labor no paró y cuando la Hermana se encontró con Rosita, una joven con parálisis cerebral que fue abandonada en el patio de una escuela, supo que tenía una labor que hacer en este mundo.
En la actualidad, unos 200 niños, todos con una malformación genética, conforman parte de la comunidad en el albergue, el cual se ha convertido en una historia de amor incondicional en Bogotá, Colombia.
Sin embargo, más allá de las dificultades médicas que parecen, la hermana Valeriana afirma que lo más difícil que los niños tienen que sobrellevar es el hecho de sentirse abandonados.
Por eso, cuando los menores logran ser recibidos en el regazo de alguna familia que se haga cargo de ellos, la religiosa se siente plena y trata de ser optimista cuando alguno de los niños no logra sobrevivir a su padecimiento.
“Los han adoptado en el extranjero; otros también los adopta Dios, porque cuando los vemos tan enfermitos y se van, decimos gracias señor porque llegaste por él”, dice la hermana.
Y es que, aunque asegura que ha visto morir a más de 600 niños que ha adoptado, la hermana Valeriana no tiene tiempo de caer en el pesimismo y no para de luchar por darle amor a más menores que la necesitan.
Con esta mentalidad, la hermana Valeriana sueña con construir una clínica de tecnología avanzada para ayudar a sus niños.
Para todos aquellos que quieran ayudar en esta noble labor de la religiosa pueden comunicarse con nuestra línea de Ayuda de Impacto al teléfono 3054714219 o de manera directa al albergue de “Hogar Luz y Vida” al número 011573103296547.
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![“Nosotros lo hacemos por ella, nos ponemos al pie del cañón por ella, aunque a veces yo no aguanto esto [se señala la espalda] y sin embargo yo no sé... lo voy a demostrar porque voy para adelante con mi niña”, dice orgulloso el padre.](/_next/image?url=https%3A%2F%2Fst1.uvnimg.com%2Ffc%2F0e%2F44d7a1ff4eeb86e9e0e30dfd9277%2Fimg-1409.jpg&w=1280&q=75)




