Tras mucha reflexión junto a sus incondicionales padres y los médicos que la atendían, la joven optó por perder su extremidad inferior derecha. Tras la cirugía dejo entrever que nada la detendría en sus aspiraciones de vida. “Cuando ese tumor estaba en mi cuerpo me sentía débil, sobre todo por las quimioterapias. Ahora me siento muy bien”, dice sonriente.