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Costurera pierde su sustento tras robo y pide ayuda para recuperar su máquina de coser

Lizbeth Mejía, costurera de Barranquilla, Colombia, quedó en la miseria tras el robo de su máquina de coser. Sin ingresos ni vivienda, pide apoyo para trabajar y alimentar a sus hijos.

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El robo de una máquina de coser sumió en la miseria a Lizbeth Mejía, una humilde costurera y madre de tres hijos que dependía exclusivamente de ese equipo para sostener a su familia. A pocos días de la Navidad, la mujer pide ayuda para recuperar su herramienta de trabajo y volver a generar ingresos.

Los delincuentes sustrajeron una máquina fileteadora Sunstar de pedal, con la que Lizbeth confeccionaba ropa y realizaba arreglos para vecinos del barrio. Tras el hurto, no solo perdió su sustento económico, sino también la posibilidad de pagar la renta, lo que derivó en su desalojo.

Lizbeth Mejía, costurera de Barranquilla, Colombia.
Lizbeth Mejía, costurera de Barranquilla, Colombia.
Imagen Cortesía

“Hay veces que mis hijos desayunan y a las cinco o seis de la tarde yo todavía no he conseguido nada”, relató entre lágrimas. La costurera explicó que el esfuerzo de años se redujo a una caja de hilos, unas tijeras viejas y el recuerdo de la máquina con la que alimentaba a sus hijos.

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La herramienta había sido adquirida con gran sacrificio durante la pandemia, cuando Lizbeth inició su emprendimiento fabricando tapabocas y, con el tiempo, amplió su trabajo a prendas y arreglos domésticos. Vecinos aseguran que era una fuente constante de apoyo para la comunidad.

“Ella cosía lo que le llegara: ropa, sábanas, arreglos para los niños”, contó Milena Muñoz, vecina del sector. Tras el robo, Lizbeth intentó denunciar el hecho, pero aseguró haber recibido amenazas, lo que incrementó su temor.

Al quedarse sin ingresos, fue desalojada del lugar donde vivía. Milena decidió acogerla temporalmente en la sala de su casa, aunque la situación sigue siendo precaria. “En la nevera solo queda agua y los niños ya están pasando hambre”, explicó la vecina.

Pese a la adversidad, Lizbeth mantiene la esperanza. “No renegué, pensé que Dios tendría algo más grande”, dijo. Sus hijos la animan y piden que encuentre un trabajo estable o apoyo para salir adelante.

El deseo de esta familia en Navidad es sencillo pero urgente: una máquina de coser que le permita a Lizbeth volver a trabajar y garantizar alimento para sus hijos.

Quienes deseen ayudar pueden comunicarse directamente con Lizbeth Mejía vía WhatsApp al +57 333 231 6012.