La pesadilla de Katiuska Parada: tras complicaciones por covid-19 le amputan las piernas a una maestra
Después de un mes intubada y en terapia intensiva, la mujer se despertó con sus pies en estado de necrosis, al igual que varios dedos de sus manos, por lo que su hija tomó la difícil decisión de amputarle dichas partes para que pudiera seguir viviendo.
Esta madre cuenta que una grave necrosis, derivada de una infección que le ocasionó el covid-19, le terminó afectando gravemente su vida. Estuvo un mes en cuidados intensivos y al despertar se dio cuenta que le amputaron sus piernas y varios dedos. Ahora ella intenta seguir adelante con su vida, pero necesita unas prótesis.
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Tras haberse contagiado de covid-19, un día Katiuska Parada se sintió mal y decidió recostarse un rato para descansar. Un mes después, la mujer se despertó en el hospital con su hija angustiada pero feliz de que estuviera viva.
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Después de explicarle que había pasado 4 semanas intubada y en terapia intensiva, de pronto aquella maestra venezolana de 49 años sintió una molestia en sus pies y le pidió ayuda a su hija.
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“Yo me veía los pies y les decía que me quitaran las medias porque me están molestando”, recuerda Parada, quien observaba la cara de su hija contrariada al explicarle que no tenía ningunas medias puestas, que si sus pies estaban negros era porque estaban en estado de necrosis.
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Al igual que sus pies, la mujer también tenía grados de necrosis en ambas manos, todo a raíz de una grave infección ocasionada por el covid-19, la cual no permitía que el oxígeno llegara a dichos lugares.
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“A las dos semanas de que mi mamá se puso la vacuna de Astra-Zeneca comenzó con todos los síntomas de la reacción adversa, a pesar de que los doctores no habían encontrado ningún problema en su sistema inmunológico”, contó la hija de la mujer, Katherine Parada.
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Con el proceso de necrosis creciendo, a Katherine le tocó tomar la difícil decisión de que su madre pudiera seguir viviendo sin sus extremidades o dejar que la enfermedad siguiera su curso.
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Al final, los médicos amputaron parte de las piernas, los dedos de la mano izquierda y un pedazo del índice de la derecha.
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Ahora, Parada permanece todo el día en su casa con unas rodilleras de voleibol para poder moverse y, aunque puede atenderse sola, lo que más desea es poder adquirir unas prótesis que le permitan volver a jugar y correr con su pequeño nieto.
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Lamentablemente, los 2,500 dólares que cuestan esas prótesis hacen que estén muy fuera del alcance de su familia, por lo que espera con toda la ilusión que alguna alma caritativa pueda ayudarla.
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Mientras tanto, ella se entrega a su fe en Dios, a quien le pide solo dos cosas: “fortaleza a mi entorno, porque sé que ha sido todo muy duro y que algún día pueda volver a caminar”.