Tras semanas de odisea para lograr su repatriación, los restos de Juana Medina y su hija Nayeli, asesinadas en Irving, Texas, ya descansan en El Salvador. En medio de lágrimas, recuerdos y flores, familiares y amigos de las víctimas les dieron el último adiós. “Esto ha sido duro, tenía 14 años de no ver a mi hija y ahora recibirla muerta es duro para mí”, dijo Teresa, madre y abuela de las mujeres.
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