El trabajo de la hermana Norma Pimentel comenzó en los años 80 cuando se percató que cientos de inmigrantes que cruzaban la frontera buscaban ayuda en el convento donde ella residía. Años después llegó a Caridades Católicas, donde le dio forma a su labor humanitaria. "Lo más importante que ofrecemos es restaurar su dignidad porque han pasado por muchísimos atropellos y abusos", precisó la religiosa.
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