¡Despídete de la culpa de una vez por todas!
Texto: Irina Kenigsberg
Seguramente conoces esa molesta sensación que comienza de pronto y que no te puedes quitar. Pero no siempre la culpa es mala: a veces, te permite aprender y realizar cambios positivos. Descubre algunos tips para lidiar con ella y hacer que desaparezca.
Olvida la obligación
“Debería ser más minuciosa”, “debería ser puntual”… ¡ stop! Juzgarte es un hábito contraproducente, te hace perder tiempo y energía. Mejor observa tu comportamiento y sentimientos para implementar cambios cuando sea necesario.
Decide si vale la pena arrepentirse. ¿No te ofreciste a cocinar un pastel para el cumpleaños de la maestra de tu niño? Preparar esa presentación para futuros clientes de tu empresa era más importante. Pon las cosas en perspectiva y lograrás preocuparte menos.
En algunos casos, sí tiene sentido agachar la cabeza. Por ejemplo, si le hiciste una promesa a tu hijo y luego olvidaste cumplirla. En esas situaciones, escucha a esa voz interior y utilízala, no para martirizarte, sino para no cometer el mismo error en el futuro.
Deja pasar algunas cosas. Esto requiere cierto entrenamiento, ¡sobre todo si eres perfeccionista! Pero si logras que no te genere culpa que tu casa no esté impecable, te sentirás mejor y tendrás más energía para enfocarte en lo que realmente importa.
Imagina que le sucediera lo mismo a una amiga. Si ella se acercara a ti para contarte el problema, ¿qué le dirías? ¿Te parece que merecería la pena que se sienta culpable?
Cambia de perspectiva. ¿Te sientes culpable porque faltaste al gimnasio las últimas dos semanas? En cuanto comiences a ver el ejercicio como algo que haces por ti, para verte mejor, te costará menos hacerlo.
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‘Quality vs. Quantity’
Separa lo que puedes controlar de lo que no. Puedes asegurarte de que tus hijos estudien y hagan los deberes e, incluso, buscar un tutor particular si lo necesitan. Pero si obtienen una “D” en un examen, recuerda que no se trata de un reflejo directo de tus habilidades como madre.
Tiempo de calidad. A muchas mujeres les da culpa pasar muy poco tiempo con sus hijos con sus maridos. Recuerda: es mejor disponer de una hora en la cual te concentres en ellos, que ofrecerles el doble de tu tiempo, plagado de distracciones.
Pequeños cambios. En algunos casos, sentirte culpable puede impulsarte a modificar hábitos. Por ejemplo, si te preocupa lo mal que comen tus hijos, puedes establecer reglas simples, como que en el desayuno consuman dos frutas frescas cada uno.
Aprende a perdonarte. Seguro que das lo mejor de ti cada día, así que el mejor favor que puedes hacerte es no ser tan dura contigo misma. ¡Defiéndete de tu propio dedo acusador!
Lleva un diario . Escribir sobre tus sentimientos puede ser una gran forma de conocerte. Relatar, por ejemplo, ¿en qué situaciones te juzgas? ¿Cuándo aparece la culpa? ¿Por qué? ¿Cómo puedes modificar esas situaciones? ¿Es realmente necesario cambiarlas?