María Merina, una dietista española le tomó una foto a su hijo desayunando garbanzos y la publicó con un mensaje que sentenciaba: “Mi hijo no sabe qué es una galleta. Él es feliz desayunando garbanzos”. De repente, la que parecía una feliz y aleccionadora escena mañanera, se convirtió en el detonante del ataque de cientos de internautas hacia la madre que fue colectando improperios e insultos.
La foto viral de un niño que “no conoce las galletas y desayuna garbanzos” enfurece a Twitter
Una madre nutricionista publicó en su red social la foto de su hijo comiendo garbanzos en la mañana y desató un acalorado debate entre los que defienden a toda costa los tradicionales desayunos abarrotados de galletas y azúcar y los que creen que este pequeño no es otra cosa más que un ejemplo de buena nutrición.


Pero, ¿por qué estaban todos tan molestos? “¡Mírenme, soy mejor que ustedes porque desayuno garbanzos! ¡Eso sí, encerraré a mi madre en un asilo a la primera oportunidad!”, decían tuits en tono ofensivo. “Cuando crezca probablemente te odiará y se irá de casa para siempre”. “Los Servicios Sociales ya están informados de esta aberración”, replicaban otros que además le refutaban que los garbanzos no son precisamente el mejor alimento para empezar la mañana.
Al parecer, los tuiteros no estaban dispuestos a soportar que una madre nutricionista desafiara la típica regla del desayuno lleno de harinas, azúcar y cereales tan común en la cultura actual y, mucho menos, que se metiera con las galletas. Así, mientras algunos le condenaban que demonizara unas galletas, otros entraban a recordarle a los acalorados participantes del debate que efectivamente las galletas suelen tener un valor nutricional nulo.
Efectivamente, y más allá de la manera como la madre trató a las apetecidas galletas, es una evidencia que, por ejemplo, la diabetes tipo 2 causada por el sobrepeso es la que más afecta a los niños, al menos en EEUU. “En las últimas dos décadas se ha transformado en una epidemia y cada año se suman 4,000 nuevos casos aproximadamente”, explica Marina Chaparro, experta en nutrición infantil.
Recientes datos provenientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos le pueden demostrar a los enfurecidos tuiteros que el 16% de las calorías que consumen los niños provienen de los diferentes tipos de azúcar añadida.
María encontró uno que otro que la defendiera: “¿Tan arraigado está el consumo de azúcar que la gente piensa que está torturando al niño? Hasta el siglo XVIII el azúcar era un lujo solo al alcance de unos pocos y ahora creemos que es una necesidad”, dijo el usuario @juan_maria.
Finalmente María salió a dar explicaciones: “Ni mi hijo desayuna cada día garbanzos, ni desayuna únicamente garbanzos, ni le puse una cantidad concreta de garbanzos. Mi hijo ayer, que lo tenía en brazos mientras abría la nevera para prepararle el desayuno que iba a ser fruta, vio el tupper y me pidió garbanzos. No me parece mal que mi hijo desayune garbanzos porque cuántas veces habré desayunado yo un hummus. No me parece una locura, como me decían ayer que tenían que llamar a servicios sociales”.
Aunque queda claro que los usuarios de Twitter pueden ponerse muy sensibles con cualquier tipo de radicalismo en torno a la comida, los expertos en nutrición, y no solo María, parecen tener una convicción clara al respecto: “Somos conscientes del azúcar que tomamos con el café, la leche o el té. Pero somos ciegos respecto al azúcar que ha sido añadida a los alimentos, a las bebidas y a las meriendas de nuestros niños”.
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