Un maestro hispano revisaba exámenes antes de entrar a una operación en la que murió y la imagen se hace viral

“Este es mi papá Alejandro Navarro, el día antes de su fallecimiento, preocupado por finalizar las calificaciones. Sabía que iba a la sala de emergencias, por lo que empacó su computadora portátil y el cargador para poder ingresar”, escribió Sandra Venegas, hija del profesor de matemáticas, en una publicación de Facebook.

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El pasado 15 de diciembre, el maestro hispano Alejandro Navarro supo que si iba a entrar a quirófano para someterse a una delicada intervención quirúrgica no iba a tener mucho tiempo disponible para revisar los últimos exámenes de matemáticas de sus alumnos de séptimo grado, por lo que antes de partir hacia el hospital en Texas empacó su computadora portátil.

La vocación del docente Navarro, de 66 años, le fue ganando terreno a la preocupación médica, conforme pasaba el tiempo dentro del hospital. Tras ser preparado para la operación, mientras los doctores le recordaban los riesgos de la intervención y le preguntaban qué hacer si su corazón colapsaba, entre reanimación, intubación o dejarlo morir en paz, el profesor se puso su portátil en sus piernas para revisar las pruebas de sus estudiantes.


Un día después, el maestro de origen mexicano y pastor de la Iglesia Cristo Vive, de Del Río, Texas, falleció al no soportar la intervención quirúrgica. La imagen de Navarro trabajando para cumplir con sus alumnos casi hasta el último momento de su vida fue captada por su hija, quien no se imaginaba el impacto que provocaría.

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“Este es mi papá Alejandro Navarro, el día antes de su fallecimiento, preocupado por finalizar las calificaciones. Sabía que iba a la sala de emergencias, por lo que empacó su computadora portátil y el cargador para poder ingresar”, explicó Sandra Venegas, hija de Navarro, en una publicación en su perfil de Facebook que se convirtió en viral.

En la foto que compartió Venegas se puede ver a Alejandro vestido con una bata quirúrgica, usando máscara protectora y acostado con el respaldo de la cama de hospital levantado, mientras observa su portátil abierto en el que revisa las pruebas de sus estudiantes.


Además de conmover por el sentido vocacional del dedicado maestro, Venegas abrió un debate sobre los límites que deberían establecerse respecto a la parte profesional y personal. “La última vez que lo vi fue el lunes y las dos horas que estuve en su casa estuvo trabajando. Ojalá hubiera cerrado su computadora portátil y disfrutado pasar tiempo con él”, escribió la hija.

Asimismo, Sandra le pidió a todos los que pudieran leer la publicación, que valoraran más el trabajo de los profesores, quienes “dedican tantas horas extra (…) incluso durante la pandemia, porque se preocupan por cumplir con sus deberes”.

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Venegas les pidió a los familiares de todos los profesores que los ayudaran a establecer límites importantes. “No los dejen trabajar una vez que estén en casa y sean amables con ellos”, solicitó.


Por último, invitó directamente a los maestros que, por más amor a su profesión que puedan tener, eviten normalizar trabajar fuera de su horario laboral ni quedarse horas extra. “Eres reemplazable en el trabajo. No eres reemplazable en casa”, indicó Venegas, quien aclaró que su padre no había muerto a causa de covid-19 tras la movilización de su publicación.

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En el obituario que la familia de Navarro le publicó en el Trinity Mortuary, se puede leer que, al profesor nacido en Ciudad Acuña, México, fue un devoto miembro de la Iglesia cristiana durante toda su vida y “sirvió fielmente como su amado pastor durante más de 36 años”.

El adiós que su familia le quiere dar para honrar su vida tendrá que esperar, debido a las restricciones por la pandemia del coronavirus.