Las leyes que restringen el acceso al aborto no impiden que ocurran. Simplemente dificultan que las mujeres más pobres accedan a procedimientos seguros. "Tanto la Organización Mundial de la Salud como las Naciones Unidas han demostrado en repetidas ocasiones que criminalizar el término de un embarazo no reduce el número de mujeres que se someten a estos procedimientos. El aborto clandestino es responsable de la muerte de unas 47,000 mujeres cada año". Ellos lo saben.