La destacada chef indocumentada de Filadelfia, Cristina Martínez, le abre su restaurante a los republicanos

FILADELFIA, Pennsylvania. Desde que la veterana revista Bon Appétit eligió en agosto a South Philly Barbacoa como el sexto mejor de los nuevos restaurantes de EEUU en 2016 se ha vuelto difícil reservar una mesa para degustar la comida de la chef indocumentada Cristina Martínez.
Algunos clientes hacen viajes en carretera de tres horas desde Nueva York y Washington expresamente para comer en este rincón del sur de Filadelfia, un barrio pobre con muchos mexicanos. Allí, abogados, profesores de universidad y otros profesionales que uno pensaría encontrar en restaurantes de postín son habituales clientes de Barbacoa.
El alcalde demócrata Jim Kenney es uno de los aficionados a la comida de Martínez. Este jueves por la mañana el sitio web Philly.com publicó un op-ed suyo en el que recomendaba una visita a Barbacoa a los congresistas republicanos que eligieron Filadelfia para su retiro anual y reunión con el presidente Donald Trump.
El alcalde ha desafiado a Trump, contestándole que no modificará la política migratoria de Filadelfia a pesar de la amenaza del presidente este miércoles de retirar los fondos a las "ciudades santuario".
Martínez, de 47 años, no trabajaba este jueves pero recibió a Univision Noticias a unas pocas cuadras en su otro restaurante, El Compadre, que como South Philly Barbacoa también es falto de pretensión y acogedor. Los dos están dedicados a la cocina de México, de donde procede ella. Su marido estadounidense, Benjamin Miller, ataviado con un delantal, cocinaba y atendía a los clientes tras un mostrador.
El alcalde Kenney les había pedido permiso para sugerir el nombre del restaurante en su op-ed y ellos habían aceptado con gusto. Ya han dado la cara ante los medios en anteriores ocasiones y dicen que no se van a esconder ahora por mucho que la mano dura de Trump con los indocumentados esté sembrando el miedo por el país. Sin embargo, temen que una orden de deportación ponga fin a su proyecto, pero ellos dicen que pase lo que pase "van a resistir".
El artículo del alcalde con su sorprendente invitación tenía por fin herir la reputación del partido de Trump (también les animaba a cruzar la calle desde su céntrico hotel para visitar Independence Hall, donde fue adoptada la Declaración de Independencia). Sería todo un acontecimiento ver a algún congresista republicano por este barrio pobre con muchos indocumentados, pero si la invitación a Barbacoa hubiera sido aceptada quizás habría contribuido a aliviar esa mala imagen.
Aunque Trump volvió a Washington este jueves, el retiro de los congresistas acaba el viernes por la tarde, así que aunque parezca remota, aún cabe la posibilidad.
"Tal vez no venga ninguno, pero sería bueno que muestren curiosidad", decía Martínez. "Sería una sorpresa".
Su marido no guardaba ninguna esperanza y entendía que el artículo era solo una provocación, pero agradecía la promoción. Ambos han aprovechado la atención que les dio la nominación de la revista Bon Appétit para promover la causa de los indocumentados.
Huida a México
Martínez y Miller se conocieron cuando trabajaban en la cocina del restaurante del famoso chef Mark Vetri.
Aprovechando que Martínez tiene un don para cocinar la barbacoa de cordero, que aprendió en su natal Toluca, México, los dos comenzaron a vender la carne los domingos por la mañana en su mismo apartamento, según relata Miller. Fue tal el éxito que de ahí pasaron a un carrito de comida callejera y luego, hace dos años, abrieron el restaurante Barbacoa.
Están casados desde hace cinco años pero ella no tiene los papeles porque fue penalizada al haber sido descubierta por los agentes de inmigración poco después de su entrada al país en 2006. Su única posibilidad de regularizar su situación en EEUU es volver a México y pasar allí diez años.
El Compadre era el restaurante que regentaba Isaías Berriozabal-Martínez, el hijo de ella que murió por una enfermedad a principios de mes con solo 23 años. Ellos ahora se ocupan de ambos negocios.
Según explica Miller, el secreto del éxito de South Philly Barbacoa reside en la destreza culinaria de Martínez, quien se crió vendiendo carne de cordero en un mercado al aire libre de Toluca junto a su madre Inés. También en algunos ingredientes traídos de México, como las semillas del maíz de Chiapas cultivado por granjeros de Lancaster, Pennsylvania, con las que hacen sus tortillas.
Aunque se sienten protegidos por las autoridades locales, ahora Miller y Martínez no descartan que las políticas y acciones migratorias de Trump les obliguen a cerrar. Si se da el caso, Miller advierte que Trump saldrá perdiendo.
"Sí, hemos pensado en irnos y tener un restaurante en México", dice Miller, "y vamos a dejarle saber a todos los medios estadounidenses que tienen un presidente racista que ha dejado que se marche uno de sus mejores restaurantes del país. Y la gente de EEUU irá a visitarnos a México y los dólares que pagamos aquí en impuestos también se irán a México".
Su esposa prefiere creer que Trump será compasivo, aunque él le recuerda que ya ha aprobado en la primera semana de gobierno varias medidas severas contra los indocumentados.
"Lo único que quiero es que si va hacer maldad, que la haga sin piedad. Mejor que tome sus medidas cuanto antes y así sabremos qué decisión tomaremos, si quedarnos o irnos".
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