Si la confirmación en el Senado de Neil Gorsuch, el elegido por Donald Trump para la Corte Suprema de Justicia, se convierte en una batalla campal -tal como han amenazado algunos legisladores demócratas- no sería la primera vez que eso ocurre.
Historias de tres candidatos que no pudieron llegar a ser jueces de la Corte Suprema de Justicia
Es casi seguro que Neil Gorsuch sea confirmado como magistrado al Supremo, pero el proceso en el Senado podría ser de los más debatidos de la historia reciente. Casos de postulados que no recibieron el visto bueno pueden dejar enseñanzas para el proceso que viene.

La historia reciente de las confirmaciones para la más alta instancia judicial de Estados Unidos está salpicada de casos de magistrados que fueron duramente cuestionados por el Senado -e incluso fracasaron en ser ratificados- y que dejaron una herida abierta en un proceso cada vez más partidista.
Desde que la Corte Suprema fue establecida en 1789, ha habido 161 nominados. De ese número, 124 fueron confirmados. Los restantes retiraron su candidatura, no lograron el aval del Senado o rechazaron el cargo, según información del Senado.
La Constitución de EEUU establece que la persona nominada por el presidente para la Corte Suprema debe ser confirmada por el Senado. Es parte del sistema de 'contrapesos' que caracteriza al sistema estadounidense y que garantiza el equilibrio entre los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
"En cierto sentido, es bueno que las nominaciones judiciales estén sujetas a un proceso político. No queremos que los jueces de la Corte Suprema se excedan o se queden por detrás del consenso popular estadounidense en algunas cuestiones legales, porque si lo hicieran perderían legitimidad”, explica el experto Paul Schiff Berman.
"Por lo tanto, los jueces federales quedan resguardados de la política en la medida en que son nombrados de por vida. Pero son sometidos a un proceso político para que, al momento de su designación, reflejen en cierto sentido los valores y la política del momento en el que fueron nombrados”, agrega.
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La mayoría de las veces, las discusiones en el Senado sobre un candidato se han enfocado en sus calificaciones para el puesto y consideraciones acerca de su inclinación ideológica, o sea, si se trata de un nominado demasiado conservador o liberal en su interpretación de la ley.
El caso Garland
El caso más reciente de un nominado que no llegó a la Corte Suprema es el de Merrick Garland, cuya nominación murió debido a la inacción del Senado. Garland fue nominado por el expresidente Barack Obama para ocupar el lugar de Antonin Scalia, fallecido a comienzos de 2016. Los senadores republicanos –que en ese entonces ya eran mayoría en el Congreso- se negaron a darle una audiencia para considerar votarlo.
El argumento de los republicanos era que el próximo juez de la Corte Suprema debía ser nominado por el presidente que fuera electo en las presidenciales de noviembre, y no por Obama, que estaba en su último año de mandato. El desaire tenía una intención obvia: dilatar el proceso con la esperanza de que un republicano ganara los comicios –cosa que ocurrió- para asegurar la designación de un juez conservador.
“Esa situación, en la que el Senado se rehusó siquiera a considerar al nominado, nunca había ocurrido en la historia de Estados Unidos”, dice a Univision Noticias Paul Schiff Berman, abogado y profesor de la George Washington University.
Para ser confirmado para la Corte Suprema, Neil Gorsuch, necesita una mayoría simple de los votos en el Senado -51 votos-, algo que los republicanos hoy tienen. Pero el episodio de Merrick Garland dejó un sabor amargo entre los demócratas que hoy alimenta su ánimo revanchista contra Gorsuch.
Si recurren a maniobras parlamentarias para postergar el proceso, los republicanos tienen cómo ganar la pulseada final, aunque el resultado alteraría las reglas de funcionamiento de la cámara alta, tal como explica el artículo a continuación.
El caso Miers
Otro ejemplo de una nominación para la Corte Suprema que nunca llegó a buen puerto fue la de Harriet Miers, asesora legal de la Casa Blanca que fue elegida por el expresidente republicano George W. Bush en 2005 para reemplazar a Sandra Day O'Connor, quien se había jubilado.
La nominación de Miers fue resistida por políticos tanto demócratas como republicanos. Hubo quienes argumentaron que Miers, quien no tenía experiencia previa como magistrada, no reunía las calificaciones necesarias y que había sido elegida más por su cercanía a Bush que por su idoneidad para el cargo.
Al no tener una trayectoria como jueza y antecedentes de fallos, a muchos conservadores también les preocupaba no poder conocer mejor los principios judiciales que la guiarían en temas delicados como la libertad religiosa o el aborto.
Ante la presión -sobre todo desde el bando republicano-, Miers solicitó a Bush que retirase su candidatura, algo que el exmandatario aceptó “con renuencia”. La excusa que Bush esgrimió en ese entonces era que se negaba a aceptar la exigencia del Senado de revelar documentos internos de la Casa Blanca sobre el trabajo de Miers como consejera legal.
Fue un duro revés para Bush en un momento en que su popularidad iba en caída y crecía el descontento por la guerra en Irak. Al poco tiempo, el líder republicano nominó al jurista conservador Samuel Alito para el puesto. Su candidatura fue ratificada por el Senado en enero de 2006, aunque tampoco estuvo exenta de polémica, al punto que casi se intentó sin frutos una maniobra para bloquearla.
El caso Bork
En los últimos años, las luchas partidistas en las confirmaciones de jueces para la Corte Suprema se han intensificado. Hay un caso en particular que marcó un antes y un después, según expertos: el de Robert Bork, nominado por el presidente republicano Ronald Reagan en 1987.
La candidatura de Bork, un juez en un tribunal federal de apelaciones y profesor en la escuela de leyes de Yale, generó una contienda histórica en el Senado -en ese entonces de mayoría demócrata-, que rechazó su confirmación con 58 votos frente a 42.
El centro de la polémica giró en torno al perfil ultraconservador de Bork. En algunos escritos legales que publicó, por ejemplo, expresó estar “en contra de una ley de derechos civiles de 1964 que obligaba a los hoteles, restaurantes y otras empresas a atender a personas de todas las razas”, según un artículo de NPR sobre su confirmación fallida.
También se mostró contrario a una decisión tomada por la Corte Suprema en 1965 que “derogó una ley estatal que prohibía anticonceptivos para parejas casadas”, explica la nota.
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Bork, además, tuvo un rol controversial como procurador general de Richard M. Nixon (presidente entre 1969 hasta 1974) en un episodio conocido como la 'Masacre del Sábado por la Noche'. Actuando bajo las órdenes de Nixon, destituyó al procurador especial del caso Watergate, Archibald Cox, después de que el fiscal general y el fiscal general adjunto se negaran a hacerlo y renunciaran a sus puestos respectivos.
No pasó mucho tiempo después de que Reagan anunciara la candidatura de Bork para que el senador demócrata Ted Kennedy reaccionara con fuertes declaraciones en su contra, asegurando que su confirmación significaría un retroceso para los derechos de las mujeres y los derechos civiles. La intervención de Kennedy sentó la tónica de lo que fue una apasionada campaña contra Bork, a la que se sumaron activistas liberales.
Muchos republicanos -y el propio Bork- acusaron a los demócratas de ensañarse con él injustamente por sus posturas ideológicas. La controversia incluso dio pie a un nuevo verbo con el apellido del nominado: ser 'borked', según el diccionario Oxford, quiere decir “obstruir (a alguien, especialmente un candidato para un cargo público) difamándolos o vilipendiándolos de forma sistemática”.
En el obituario de Bork, fallecido en 2012, el New York Times destacó que el “éxito de la campaña antiBork” para su confirmación en el Senado cambió el “tono y el énfasis de las nominaciones para la Corte Suprema”. Desde ese entonces, según el obituario, tuvieron “un fuerte perfil político que hace difícil, algunos argumentan, que un candidato con posturas rígidas sea confirmado”.


















