"Vamos camino a una confrontación": Kissinger habla de su fórmula para evitar una Tercera Guerra Mundial
Nadie en Estados Unidos -y probablemente en el mundo- atesora una experiencia tan amplia en asuntos y conflictos internacionales como Henry Kissinger. A sus 99 años (cumplirá 100 este 27 de mayo), con 46 de ellos dedicados a la diplomacia y la seguridad nacional, el ex secretario de Estado está, más que preocupado, convencido de que “vamos camino de una confrontación entre grandes potencias”.
Pero así como lo afirma también cree tener la manera de evitar una conflagración entre superpotencias. De ello habló profusamente durante ocho horas a la revista The Economist.
Encorvado y con dificultad para caminar pero todavía con robusta agudeza mental, Kissinger, a quien muchos han considerado un belicista, alerta sobre la creciente competencia entre Washington y Pekín en el ámbito económico y tecnológico, advirtiendo que la inteligencia artificial (de la que tratan sus próximos dos libros) podría atizar aún más el antagonismo.
“Estamos en la clásica situación anterior a la primera guerra mundial”, afirma Kissinger, “en la que ninguna de las partes tiene mucho margen de concesión política y en la que cualquier alteración del equilibrio puede tener consecuencias catastróficas”.
“Ambas partes se han convencido de que la otra representa un peligro estratégico”, sostiene quien ha sido secretario de Estado, asesor de Seguridad Nacional y emisario de monarcas, presidentes y primeros ministros.
Fortalecer la diplomacia (con China), regla fundamental
Kissinger subraya la importancia de reforzar las vías diplomáticas, fortaleciendo los valores que pueden compartir EEUU y China. “Este es el problema que hay que resolver”, afirma. “Y creo que me he pasado la vida intentando resolverlo”.
Para ello, hay que partir de "identificar dónde estás" y cómo te percibe la contraparte, sin malinterpretar sus ambiciones. China no pretende "la dominación mundial en un sentido hitleriano", afirma Kissinger quien conoció al propio Mao Tse Tung y es tildado de ser condescendiende con Pekín.
“Dicen que China quiere dominar el mundo... La respuesta es que [en China] quieren ser poderosos”, dice Kissinger.
Desde su perspectiva y su experiencia recomienda a los responsables políticos de EEUU sondear permanentemente la ambición de China para mantener el equilibrio entre ambas potencias, sin abandonar el diálogo.
Considera que el entendimiento que en su momento forjaron Nixon y Mao fue anulado 50 años más tarde por Donald Trump, al querer proyectar una imagen de dureza apoyando a Taiwán, una fórmula que también ha seguido Biden, aunque desde una retórica liberal.
Kissinger estima necesario "rebajar la temperatura" de la relación bilateral para construir la confianza y una relación de trabajo. Agrega que aunque ninguna de las partes cambiaría fundamentalmente su posición con relación a Taiwán, Washington debería ser más cuidadoso en dar demostraciones con despliegue de fuerzas.
Convivir con el rival no es querer que cambie su modelo político
Kissinger aconseja que las superpotencias definan un terreno común que conduzca a la distensión, aun cuando dice ser consciente de que en la economía y el comercio concurren otros factores determinantes como los sectores poderosos estadounidenses que no desean ceder ningún margen a China.
Si Washington se plantea una forma de convivir con China, debe empezar por no intentar un cambio de régimen, dice el veterano político, alertando que un colapso del régimen comunista podría derivar en un conflicto ideológico que conduzca a una mayor inestabilidad mundial. “No nos interesa llevar a China a la disolución”, agrega.
En lugar de atrincherarse en una posición, Estados Unidos tendría que reconocer que China tiene sus propios intereses, dice.
La inteligencia artificial como elemento disuasorio
Kissinger considera que la inteligencia artificial se convertirá en un factor clave de la seguridad dentro de cinco años.
“Si nos fijamos en la historia militar, podemos decir que nunca ha sido posible destruir a todos tus adversarios, debido a las limitaciones geográficas y de precisión. [Ahora] no hay limitaciones. Todo adversario es vulnerable al 100%”, indica.
Dice que aunque la inteligencia artificial no puede abolirse, Estados Unidos y China tendrán que aprovechar su poder militar como elemento disuasorio.
“Tenemos que dar pasos de bebé hacia el control de armas, en los que cada parte presente a la otra material controlable sobre capacidades”, agrega.
Pragmatismo, liderazgo y renovación de la cultura política
Kissinger también subraya la necesidad de que el liderazgo político vincular la agenda internacional "a los objetivos internos". Ello implica apelar más al pragmatismo, focalizarse en el liderazgo y renovar la cultura política del país.
Explica que el modelo de India es un ejemplo de pensamiento pragmático. Comentó a The Economist que la política exterior de India se basa en alianza no permanentes, en función de áreas de interés común y no en grandes alianzar multilaterales
Se trata, según Kissinger, de un enfoque totalmente diferente al que ha seguido Estados Unidos a lo largo de su historia, en el que justifica todas sus intervenciones exteriores como manifestación de su propia imagen como sociedad libre, democrática y capitalista.
A su juicio, el principal problema de la política exterior estadounidense radica en que los principios morales anulan con frecuencia los intereses, inclusive cuando no producen cambios que se esperan.
Admite que en un mundo caracterizado por la información permanente y las redes sociales, la diplomacia puede tropezar con serios obstáculos. “No creo que un presidente de hoy pudiera enviar un emisario con los poderes que yo tenía”, comenta.
Achaca al liderazgo el deterioro de la política. Hoy, cualquier medio se considera aceptable. “Creo que Trump y ahora Biden han llevado [la animosidad] al límite”.
“No creo que Biden pueda servir de inspiración y... espero que los republicanos puedan presentar a alguien mejor”, asevera.
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