WASHINGTON. El presidente Donald Trump anunció este miércoles en Twitter que va a lanzar una gran investigación sobre fraude electoral como parte de su empeño en demostrar lo que la evidencia ha demostrado que es indemostrable: que millones de votos fueron depositados ilícitamente contra él.
Cuatro puntos que explican por qué los hispanos y las minorías deben temer la investigación del supuesto fraude electoral de Trump
La intención última del presidente puede ser basarse en sus acusaciones infundadas sobre millones de votos ilegales para promover leyes que limiten el acceso al voto de las minorías.


Pero mientras que hasta ahora las quejas de Trump sobre fraude masivo parecían ser el arrebato de su ego herido por la derrota en el voto popular contra Clinton, el presidente dejó ver en sus tuits una motivación adicional que tendría unas repercusiones dañinas para los votantes de minorías: complacer a quienes piden restricciones en el acceso al voto.
En sus tuits, Trump indicó que la investigación incluirá tres tipos de pesquisas:
- "los registrados para votar en dos estados",
- "los que son ilegales",
- y "los registrados que están muertos (y muchos por mucho tiempo)"
Trump añadió que dependiendo de los resultados de la investigación tomará una decisión sobre si "fortalecerá los requisitos para votar". Esto último ha alarmado a las organizaciones que defienden el derecho al voto y que temen nuevas restricciones como estrictas normas de identificación, menores oportunidades para el voto adelantado y la reducción del número de precintos.
El presidente no dio más detalles sobre la investigación como por ejemplo quién va a llevarla a cabo. Merece la pena desmontar lo indicado por Trump que parece encaminado a confundir a la opinión pública con un fin mucho menos inocuo del que pensábamos.
1. Los fallos en registros no son votos fraudulentos
Los tres ámbitos de investigación indicados por Trump tienen que ver con fallos en los registros de votantes de los estados y no con votos fraudulentos. Es decir, el resultado no se ve alterado por esos fallos.
Cuando un votante traslada su residencia de un estado a otro y se registra para votar en el segundo estado, se suele producir una duplicidad ya que los mecanismos de comunicación entre estados no son los deseados.
Trump y sus asesores han citado en ocasiones un estudio del PewTrusts de 2012 que identificaba 24 millones de deficiencias en los registros, más de 1.8 millones de votantes muertos y aproximadamente unas 2.75 millones de personas registradas en más de un estado.
El autor de ese estudio, David Becker, ha dicho que de 2012 a hoy el registro de votantes ha mejorado y es mucho más exacto gracias al Centro de Información Electrónica sobre Registro (ERIC por sus siglas inglesas), un sistema en el que participan 20 estados y el Distrito de Columbia por el que estos comparten datos para evitar registros duplicados y eliminar a aquellos votantes que han muerto.
Becker ha aclarado que su estudio de 2012 no se refería al fraude electoral. También ha dicho que la integridad de esta elección es mejor que la de ninguna anterioremente y que no hay ninguna evidencia de fraude masivo.
2. Solo ha habido cuatro casos de fraude comprobado en 2016 (tres votos por Trump)
Que se conozca solo hay cuatro casos de votos fraudulentos en la elección presidencial de 2016, según un examen del diario Washington Post del mes pasado.
El diario de la capital usó el sistema de agregación de noticias de Nexis para encontrar casos demostrados de votos fraudulentos, ya sea en persona o en ausencia.
Los casos fueron los siguientes:
- Una mujer en Iowa, Terri Lynn Rote, votó por Trump dos veces y dio como excusa: "las elecciones están manipuladas".
- Un hombre en Texas, Phillip Cook, fue arrestado por votar dos veces por Trump. Dijo falsamente que era un empleado de la campaña y que estaba tratando de comprobar la fiabilidad del sistema.
- Una mujer de Illinois, la juez de elecciones republicana Audrey Cook, que depositó una boleta en nombre de su marido muerto.
- Una mujer de Florida, Gladys Coego, empleada en el conteo de votos en ausencia fue cazada mientras manipulaba boletas con un lapicero que tenía en su bolso.
3. Nunca se ha demostrado fraude masivo de indocumentados votantes
Trump y sus asesores también han citado un estudio de 2014 muy cuestionado, sobre la participación de no ciudadanos en las elecciones de EEUU.
Es el único estudio destacado que afirma que existe un fraude masivo por parte de millones de indocumentados que altera las elecciones estadounidenses y Trump lo citó en campaña.
El trabajo estimó que un 6.4% de extranjeros votó en 2008 pudiendo haber sido determinantes en la ajustada victoria de Barack Obama en Carolina del Norte aquel año. Los mismos autores reconocieron las limitaciones de la metodología que usaron en un artículo en el Washington Post y otros expertos criticaron el estudio.
Existen sin embargo otras investigaciones con mayor reconocimiento académico que demuestran justamente lo contrario, que no hay ninguna evidencia de fraude masivo cometido por indocumentados o extranjeros y que los pocos casos detectados se deben no a un complot para afectar el resultado de la elección, como sugieren Trump y los suyos, sino más bien a errores puntuales.
Uno de los estudios con mayor aceptación data de 2007 y se titula "La Verdad sobre el Fraude del Votante", realizado por Justin Levitt y publicado por el Brennan Center for Justice.
Este trabajo concluyó que no existe ningún caso demostrado de voto o registro para votar de modo intencional por parte de un extranjero.
A esta ausencia de evidencias, los expertos añaden una explicación basada en los incentivos que pueden mover a un extranjero a arriesgar su libertad por depositar un voto en una urna.
"Es un crimen votar de modo fraudulento así que ¿qué sentido tiene arriesgarte a acabar en la cárcel por un solo voto?", le dijo a Univision Noticias Pamela Smith, del grupo Verified Voting.
4. La excusa: limitar el acceso al voto
Si la investigación de Trump versa sobre los fallos en los registros, la solución a la que se refiere en sus tuits de este miércoles por la mañana no resolverá nada.
Las leyes que imponen más requisitos para votar para impedir el fraude son vistas por activistas y expertos como una excusa para limitar el acceso de las minorías a las urnas.
Entre 2013 y 2016, 14 estados han introducido normas que restringen el acceso al voto. Las nuevas normas son las primeras de este tipo en 50 años desde que fue aprobada la la Ley de Derechos del Votante de 1965.
Esas nuevas normas estatales fueron aprobadas después de que en 2013, la Corte Suprema sentenciara en Shelby County v. Holder que los estados con un largo historial de discriminación racial ya no necesitan la aprobación del gobierno federal a los cambios en sus leyes electorales.
Expertos en derecho electoral han dicho que este tipo de leyes son una solución para un problema inexistente ante la imposibilidad de demostrar casos generalizados de fraude.
Argumentan que los negros, hispanos, personas con discapacidad y los pobres son los más afectados ya que es más probable encontrar entre estas comunidades a personas que no tienen identificación con foto.
En campaña Trump defendió este tipo de leyes para evitar el fraude. En una primera señal de que su administración tiene pensado hacer de este asunto un caballo de batalla, el viernes, horas después de la toma de posesión, el Departamento de Justicia solicitó un retraso en una audiencia judicial por el caso contra la ley de votación de Texas. Podría significar simplemente que el gobierno federal pide más tiempo para estudiar el caso pero los activistas ya han señalado que temen lo peor.
"Este tipo de acusaciones de fraude falso han sido usadas a menudo como pretexto para imponer nuevas cargas sobre los votantes, del tipo que dañan más a los pobres, a los jóvenes y a las personas de color", le dijo a Univision Noticias Daniel Tokaji, profesor de Derecho Constitucional en la Ohio State University. "Esperemos que la restricción del voto no sea el fin del presidente al hacer estas acusaciones irresponsables".
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