Por Diego Jemio @djemio desde Buenos Aires
Con baile y promesas, Macri asumió como presidente de Argentina
En un traspaso precedido por días de tensión y sin la presidenta saliente, Mauricio Macri dijo que los argentinos estaban cansados de la "prepotencia y el enfrentamiento inútil".


Mauricio Macri asumió este jueves como presidente de la Argentina. Y Cristina Fernández de Kirchner dejó el poder, después de doce años de mandato “kirchnerista”.
Esos dos hechos naturales en la política -la llegada de un mandatario y la salida de otro- fueron cualquier cosa menos amables en una Argentina siempre intensa en cuestiones políticas.
La “novela del traspaso”, como la llamaron algunos medios locales, comenzó días atrás, cuando desde el kirchnerismo se pidió que la ceremonia de traspaso de mando se realizara en el Congreso de la Nación, mientras que el partido ganador quería ajustarse a la tradición de hacerlo en Casa Rosada.
Y acabó con un presidente provisional 12 horas por decisión judicial, después de que el partido de Macri pidiera una medida cautelar para que Fernández de Kirchner abandonara el poder “desde el miércoles a la medianoche” para ser relevado por el presidente electo.
La jueza María Servini de Cubría hizo lugar al pedido, pero indicó que Federico Pinedo, presidente provisional del Senado, debía ocupar el cargo desde la medianoche del miércoles hasta el mediodía, cuando se realizase la jura.
Baile y discurso de fe
Y así fue. Finalmente Mauricio Macri se convirtió en presidente al jurar ante el Congreso de la Nación junto a su vicepresidenta Gabriela Michetti y sin la presencia de su antecesora, Cristina Fernández de Kichner.
“Queremos el aporte de todos, de la gente que se siente de derecha y de izquierda. De los peronistas y de los antiperonistas. Los argentinos estaban cansados de la prepotencia y del enfrentamiento inútil. El país no está dividido. Los ciudadanos votaron como quisieron y las elecciones ya pasaron”, afirmó el presidente tras la toma de posesión.

En un discurso leído y con algunos titubeos, Macri hizo foco en los tres ejes de su campaña: pobreza cero, la lucha contra el narcótráfico y unir a los argentinos.
"Debemos aprender el arte del acuerdo. Sabemos que no somos infalibles. Se viene un tiempo nuevo. El tiempo del diálogo, del respeto y del trabajo en equipo. La confrontación nos llevó por caminos errados. Somos pasionales y es bueno serlo. Pero a veces esa pasión nos tiende una trampa; eso genera un fanatismo que nos arrastró a la violencia, a la incapacidad de razonar y a la falta de amor”.
Junto a su mujer, Macri se trasladó luego a la Casa Rosada. Después de una breve ceremonia en la que recibió la banda presidencial y el bastón de manos de Pinedo, salió al balcón en su primer discurso ante la gente como presidente.
Pidió de nuevo unidad, gritó varias veces “¡vamos Argentina!”. Y ensayó algunos pasos de baile, a pedido de sus seguidores.
La vicepresidenta, Gabriela Michetti, que es parapléjica desde 1994 por un accidente automovilístico y que llegó al cargo tras ser vicejefa del gobierno de Macri en la ciudad de Buenos Aires, diputada y senadora nacional, tomó el micrófono y cantó algunas estrofas de la cumbia “No me arrepiento de este amor”, de Gilda.
¿Un adiós?
La noche antes y también ante una multitud de seguidores, Cristina Fernández de Kirchner se había despedido de sus militantes.
“En mi vida pensé que iba a haber un presidente cautelar durante 12 horas en mi país. Me dolió y me costó ver a un presidente -al que nadie había votado- surgido de una sentencia cautelar”, dijo Cristina Fernández de Kirchner ayer, en su último acto como presidenta.

En un acto en Casa Rosada, descubrió un busto en honor a su marido y expresidente Néstor Kirchner e hizo un balance de su gestión. Luego, salió a saludar a la gente que se había concentrado para despedirla en la Plaza de Mayo y colmó el centro de la ciudad.
“Quiero decirles a los argentinos y argentinas que se mantengan unidos. Nuestra responsabilidad es mucho más grande porque hemos construido esta Argentina de mayores derechos, desendeudada como nunca antes y con un 5,4% de desempleo, una cifra histórica".
"Creemos en el pueblo, en lo que hemos hecho y tenemos que tener una actitud positiva para ayudar a que estas cosas no puedan ser destruidas”, manifestó en un discurso de 45 minutos, en el que también habló de la “hegemonía mediática” y de un “eje político” del macrismo impulsado desde afuera de la región.
De esa manera, mientras afuera la gente la vibraba y en las calles se vendían productos con imágenes kirchneristas como remeras y prendedores de Cristina y Néstor y Perón y Evita, ella dejaba el poder, marcando el terreno como nueva líder de la oposición.
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Algo que ya se dejó sentir días antes, en el cruce tenso que tuvo con Macri en el que le llegó a acusarle de haber exigido a gritos que la entrega de mando se hiciera en la Casa Rosada.
“La autoridad no se logra en una ceremonia de transmisión de mando y mucho menos gritando a una mujer por teléfono. Una mujer que quiere entregarle el mando”, dijo la presidente saliente.
“No es su fiesta de cumpleaños sino el día que asume como presidente”, declaró también Fernández de Kirchner, que dejó el poder después de dos mandatos.
Para Macri, la jornada de este jueves fue larga y acabó con la recepción de delegaciones extranjeras en el Palacio San Martín, sede ceremonial de la cancillería argentina. Y a la noche tiene función de gala en el teatro Colón, otra tradición entre los presidentes argentinos.
La fiesta, cualquier sea su naturaleza, ya pasó. A Macri le llegó la hora de gobernar. Al peronismo -con Fernández de Kirchner o con las nuevas fichas que se muevan- le tocará el turno de ser oposición.





