Control de armas, un tema rezagado entre las urgencias de la pandemia y la crisis económica
Aumentar el control sobre el acceso a las armas de fuego representa una de las principales aspiraciones demócratas en la formulación de políticas públicas, especialmente tras el cuantioso saldo en fallecidos y heridos generado por numerosas matanzas colectivas perpetradas en años recientes.
Las recientes matanzas colectivas en Georgia y Colorado en marzo pasado, que dejaron un saldo combinado de 18 muertos, crearon una intensa presión para que Biden actuase en el tema de las armas.
Pero la realidad política de un Senado dividido en partes iguales 50-50 y una Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés), que aún ejerce una gran influencia pese a sus problemas internos, ha llevado al mandatario Joe Biden a invertir su capital político en otras batallas durante sus primeros 100 días de gobierno, aún cuando las matanzas colectivas continúan ocurriendo.
Al ofrecer la primera conferencia de prensa desde que llegó a la Casa Blanca, el mandatario argumentó el mes pasado su decisión de atender primero las necesidades que consideró más urgentes: el coronavirus y la crisis económica causada por la misma pandemia.
"Los otros problemas que usted menciona, desde inmigración a armas y otras cosas que usted menciona, son problemas de largo plazo, han estado allí mucho tiempo", respondió Biden a un reportero que le preguntó cómo manejará las prioridades.
"Lo que seremos capaces de hacer, dios mediante, es empezar ahora, uno a la vez, a concentrarnos en esos (temas) también, ya sea inmigración o armas o varios otros problemas que enfrenta el país", agregó.
Biden ofreció su explicación apenas dos semanas después de que la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, adoptara dos proyectos de ley para aumentar el control de armas.
Una propuesta busca establecer la obligatoriedad de revisar los antecedentes personales de todos los compradores de armas de fuego, incluyendo a los que realizan la compra en internet, en ferias de armamento y en transacciones privadas.
La otra iniciativa busca darle a las autoridades 10 días hábiles para revisar en el ámbito federal los antecedentes del comprador antes de que ocurra la transacción.
Ambos proyectos de ley enfrentan una senda muy complicada en el Senado, donde la bancada republicana mantiene su oposición tradicional a cualquier restricción al porte de armas porque al alegar que contraviene el derecho constitucional a portar armas.
Los reglamentos vigentes en el Senado requieren una supermayoría de 60 votos para superar la objeción de cualquiera de sus 100 integrantes.
Un proyecto de ley bipartidista fracasó en 2013 al no alcanzar los 60 votos necesarios.
El líder demócrata en el Senado Chuck Schumer ha dicho que su bancada "trabajará para expandir la revisión de antecedentes, salvar vidas y ayudar a detener la epidemia de la violencia por armas de fuego".
Los senadores demócratas Chris Murphy y Catherine Cortez Masto dijeron al diario Las Vegas Review-Journal que actualmente ocurren conversaciones bipartidistas sobre legislación relacionada con las armas de fuego.
Pero el senador Joe Manchin, uno de los demócratas más influyentes y de posturas más conservadoras que la mayoría de sus copartidarios, ya dijo públicamente que no apoya la propuesta de ley aprobada por la Cámara Baja.
La legislación "probablemente requiriría algo que es un poco diferente. Así que veremos si podemos esclarecer cómo enhebrar esa aguja", dijo Manchin según la agencia AP.
Tras los sucesos en Georgia y Colorado el mandatario anunció a comienzos de mes sus primeras medidas, firmando decretos para detener la proliferación de armas de fuego sin número de serial porque fueron fabricadas de forma artesanal (conocidas en inglés como ghost guns) y tipificar como fusiles de cañón corto a las pistolas equipadas con soporte estabilizador.
Los decretos dejaron de lado metas más ambiciosas, como prohibir los fusiles de asalto.
Ese día Biden también postuló a David Chipman, un propulsor de mayor control al porte de armas, para dirigir el Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF por sus siglas en inglés).
La NRA ha iniciado una campaña de cabildeo a senadores moderados de ambos partidos para impedir la confirmación de Chipman, a quien describe como un " extremista del control de armas" que "usaría cualquier herramienta a su disposición para atacar los derechos de estadounidenses que respetan la ley y poseen armas".