"¡Quiero que se construyan plantas nuevas para automóviles que se vendan aquí!". Eso tuiteó a las 6:38 de la mañana de este martes el presidente Donald Trump para arrancar el día, como si siguera en campaña.
Trump pide a las automotrices más empleos en EEUU, pero el sector teme 31,000 trabajos menos por las nuevas políticas
El sector del automóvil advierte de una cadena de consecuencias negativas si el presidente Trump cumple su amenaza de establecer un arancel del 35% sobre los autos importados.


Le esperaba un desayuno con los líderes de las tres grandes automotrices de Estados Unidos, General Motors, Ford Motor y Fiat Chrysler: les pidió que aumenten la producción de vehículos en el país y creen aquí los empleos. Sin embargo, la realidad es más compleja.
Horas antes, el Center for Automotive Research, un centro de investigación del sector automotriz, advertía de cómo algunas promesas del gobierno Trump pueden comportar una cadena de consecuencias negativas en Estados Unidos: costos más altos para los productores, menos beneficios para los inversionistas, peor competitividad para esta industria y recortes en números de empleos.
Trump, en la reunión de este martes, se comprometió de nuevo a reducir las regulaciones y los impuestos para que sea más atractivo para las empresas operar en Estados Unidos. El presidente insiste en su promesa de rebajar los impuestos corporativos del 35% al 15%, aunque de media las grandes corporaciones estadounidenses ya consiguen pagar un 14%. En el caso de General Motors en 2015, pese a las ganancias, no pagó impuestos.
El Center for Automotive Research, por contra, advierte de los riesgos de las políticas comerciales anunciadas o prometidas por el nuevo gobierno. Este lunes Trump firmó la salida definitiva del acuerdo TTP con 11 otros países y reafirmó su intención de renegociar –o incluso abandonar– NAFTA, que permite libre comercio con México y Canadá. También preocupa, y mucho, la posible creación de un impuesto sobre los vehículos importados de México.
¿Por qué preven una destrucción de empleos?
El reporte augura múltiples consecuencias laborales y económicas. Si Washington pusiera una tarifa del 35% a las vehículos ligeros importados de México, los expertos prevén 450,000 unidades menos vendidas en Estados Unidos y unos 6,700 empleos destruidos porque el sector sería mucho menos competitivo. "Sin embargo, es tan solo la punta del iceberg", dice el texto.
De media, el 40% de los componentes que hay dentro de un vehículo hecho en México son originarios de Estados Unidos: componentes, motores, transmisores estadounidenses que se ensamblan en fábricas mexicanas para finalmente ser vendidos en concesionarios del vecino del norte. ¿Consecuencia? Que si pusieran restricciones a NAFTA, unos 20,000 empleos estadounidenses más podrían desaparecer, según este reporte.
Sumando, "como mínimo, 31,000 empleos estadounidenses podrían perderse", asegura el reporte firmado por seis profesionales del Center for Automotive Research. Creen que, a largo plazo, podrían ser más, afectando a proveedores y otras partes de la cadena de producción.
Otros expertos del sector piensan similar: si se deja de vender autos fabricados en México, se pierden muchos clientes; si se trasladan las operaciones a Estados Unidos, se encarece el producto y se gana menos dinero.
"No creo que sea un golpe mortal para la industria automotriz, pero será algo muy duro. Tendrá un enorme impacto en las ganancias", dijo a la agencia AP Marina Whitman, profesora de negocios de la Universidad de Michigan y ex vicepresidenta de General Motors.
¿Qué le echa en cara Trump a las empresas?
Los fabricantes de automóviles de Estados Unidos han sido reacios a la apertura de nuevas plantas en el país en los últimos años, pero han ampliado algunas operaciones de plantas existentes.
Trump ha criticado a las automotrices por fabricar vehículos en México y en otros países. Las tres empresas que este martes visitaron la Casa Blanca operan 27 plantas de ensamblaje en Estados Unidos y 7 en México.
Durante más de dos décadas México fue un oasis para la industria automotriz estadounidense: ofrece mano de obra barata y acceso a decenas de mercados a través de numeros acuerdos de libre comercio.
La profesora Marina Whitman dice que los fabricantes de Detroit no pueden construir autos pequeños que den ganancias en Estados Unidos, donde un trabajador sindicalizado percibe 58 dólares por hora en sueldo y beneficios. Un trabajador mexicano gana poco más de 8 dólares por el mismo trabajo.
Pese a la alerta de informes y expertos, el CEO de Ford, Mark Fields, dijo al salir de la reunión: " La industria se siente entusiasmada ante la perspectiva de trabajar con el presidente y su gobierno en las políticas impositivas, regulación y comercio para promover un renacer de la industria estadounidense".










