La puertorriqueña que no teme a los huracanes

Nelsie Ramos trabaja en el Centro Nacional de Huracanes en Miami y quiere ser de las primeras hispanas en ser pronosticadora de tormentas: "Sé que ser mujer o latina no me condiciona a menos".

Imagen Nelsie Ramos/ NOAA

Aunque se espera que este año la temporada de huracanes será cercana a lo normal en el Atlántico, la realidad es que solo toma que una tormenta fuerte pase por una región para que cause un gran desastre.

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Esa es la advertencia de la puertorriqueña Nelsie Ramos, quien sueña con ayudar a las comunidades latinas en Estados Unidos y convertirse en una de las primeras mujeres hispanas que pronostique huracanes en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica ( NOAA).

“Sé que ser mujer o latina no me condiciona a menos”, explica Ramos, agregando que actualmente todos los funcionarios de la NOAA en el área de pronósticos de huracanes son varones, y pocos o casi nadie domina el español. “Me ilusiona pensar que mi propia vida pueda ser ejemplo de cómo las mujeres sí podemos; es cuestión de permitirnos querer y disfrutarlo”.

Para la boricua, no ha sido fácil ser mujer en cuatro áreas profesionales dominadas por varones: física, matemática, informática y meteorología. Tampoco lo fue ser latina y hasta ser de tez blanca en una academia con mayoría de afroamericanos.

Pero aunque el camino ha sido retador, a Ramos nada le atemoriza, ni siquiera los fuertes ciclones tropicales que son su pan de cada día en el Centro Nacional de Huracanes ( NHC) de NOAA en Miami, Florida. “Yo quiero convertirme en una de las primeras pronosticadoras de huracanes de Estados Unidos que pueda comunicar la información también en español”, asegura.

Ante un huracán, un solo minuto de alerta temprana puede salvar vidas. Y el idioma puede ser un factor clave al comunicar las condiciones de tiempo a las comunidades latinas, “que por sus condiciones sociales y económicas son generalmente las más vulnerables ante el impacto de fenómenos como huracanes”, explica.

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Cada día, Ramos analiza más de 20 diferentes variables o datos como imágenes de satélite, de radar, dirección y altura de las olas. También estudia, por ejemplo, la dirección y magnitud del viento en altamar, boyas y plataformas de petróleo, así como la temperatura y presión de la atmosfera.

Todos estos son algunos de sus múltiples ‘ingredientes’ para preparar la mejor ‘receta’ posible: un buen pronóstico meteorológico.

Hace apenas una semana, se anunció que entre 10 y 16 tormentas tropicales en el océano Atlántico merecerán un nombre por su fuerza durante la temporada de huracanes de 2016. De ellas, entre cuatro y ocho podrían convertirse en huracanes y hasta cuatro podrían transformarse en huracanes de categoría 3, 4 y hasta 5, reveló entonces Kathryn Sullivan de NOAA.

“En caso de tormenta, lo mejor es prepararse, tener un plan y mantenerse informados, escuchando los últimos avisos y consejos por radio, televisión o por Internet”, detalla Ramos, quien lleva años trabajando en el campo de la meteorología. “Los servicios meteorológicos nacionales emiten y actualizan las informaciones cuando es necesario. Si se toman medidas sensibles antes, durante y luego de un huracán, muchas vidas pueden salvarse y reducirse el daño a propiedades”.

Ramos reconoce que no es tarea sencilla pronosticar el tiempo, y que se hace lo mejor posible con la información que se tenga disponible al instante. La boricua asegura que siempre existe un grado de incertidumbre en los pronósticos y que algunas veces resulta abrumador la toma de decisiones para tantas regiones de responsabilidad en un lapso tan corto de tiempo.

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Normalmente, ella tiene alrededor de dos horas para analizar la información meteorológica y procesarla para generar el pronóstico. “Lo bueno es que si algún set de datos o equipo tecnológico falla o es elusivo, siempre hay forma de darle la vuelta y enfocarse desde otros datos o aparatos para lograr entender mejor las condiciones del tiempo que se avecinan”, dice, y bromea que aplica tanto para una tormenta como para la vida misma.

“Uno puede no tener absoluta claridad, siempre hay incertidumbres, pero siempre hay herramientas disponibles para tomar buenas decisiones”, añade.

Y es que esta doctora en ciclones tropicales y modelos meteorológicos admite que hay muchas similitudes entre los retos de la vida y la formación de tormentas. Adquieren fortaleza si se dan las condiciones para que se alimenten y crezcan. En caso contrario, pierden intensidad y se desvanecen.

Ella cuenta: “Yo de niña quería ser astronauta, pero en Puerto Rico no existía la carrera universitaria y no me veía sola en otro país a temprana edad. Fue por ese motivo que decidí cambiar de idea. He cambiado de idea algunas veces, pero fue así como terminé haciendo algo que me apasiona y que amo. Lo que nunca ha cambiado es mi determinación”.

Ramos es una eterna inquieta a la que le gusta cantar, viajar, patinar, andar en bicicleta y probar aquello que ni se habría imaginado hacer. Por ejemplo, mientras está atenta a la nueva temporada de huracanes que se extenderá hasta noviembre, la funcionaria de NOAA toma también clases de esgrima.