Esto se pone bueno. La campaña comienza a presentarnos las opciones de ambos candidatos en la crucial materia económica.
La propuesta de Trump es ‘Bush Reloaded’ y traería las mismas consecuencias que dejaron una recesión en 2008
“Frente al agotado y fallido planteamiento de Trump y los republicanos del ‘trickle down economics’ (evidenciado con la crisis del 2008), Hillary Clinton y los demócratas promueven la idea del ‘middle class economics.’”

En Detroit, un Trump extrañamente acartonado y apegado al teleprompter explicó su política económica, la cual sería un desastre para nuestro país y nuestra comunidad. Es la fórmula neoconservadora, que viene cacareando el estamento republicano desde Reagan hasta hoy. Según ellos, la solución mágica es reducir los impuestos a las corporaciones y sectores con más riqueza, reducir la inversión y los gastos en programas sociales; y del resto, se encargan los mercados, a los cuales hay que desregular totalmente. Ellos apuestan a que así habrá crecimiento económico; y a las clases medias y trabajadoras les proponen, -sin revisar siquiera el asunto del aumento al salario mínimo-, que los beneficios de ese crecimiento irrigarán hacia abajo ("trickle down economics").
Insólito, pero era de esperarse que Trump presentara una propuesta económica como esta, dado que fue postulada por los principales donantes de la campaña (todos millonarios hombres de negocios), para el hombre que quiebra casinos, fabrica prendas de vestir fuera de los Estados Unidos y se jacta de haber hecho excelentes negocios inmobiliarios montado sobre la crisis económica del 2008 durante la cual muchas familias perdieron sus viviendas. La propuesta de Trump es simplemente "Bush Reloaded" y traería las mismas consecuencias negativas que nos dejaron en una recesión en el 2008. Sería la misma vieja receta que nos trajo hasta la terrible crisis de la que diligentemente nos ha sacado la administración Obama a pulso, con mucho esfuerzo y sacrificio. Quizás para Trump Estados Unidos estaba mejor en 2008, ciertamente él mismo confiesa que hizo excelentes negocios como inversionista buitre en la crisis.
Y hablar de desregulación, ¿qué significa? Pues nada menos que desmontar las leyes promulgadas durante los dos primeros años del gobierno de Obama, que metieron nuevamente en cintura al sector financiero para hacer sostenible el crecimiento económico protegiendo a los consumidores y a los trabajadores. Es inaceptable proponer el retorno a la ruta que condujo a la dolorosa recesión económica del 2008.
Paradójicamente, Trump y los republicanos (con gran desacierto político) escogieron a Detroit como el lugar para presentar su ya fallida política económica. Un desatino, porque en el 2008 ellos mismos se oponían al plan para salvar la industria automotriz. Y luego, también se opusieron a las políticas de apoyo financiero para sacar a la ciudad de Detroit de su crisis fiscal, la cual el gobierno de Obama pudo implementar exitosamente. Allí en Detroit, precisamente, está referenciado por qué las prescripciones de Trump y los republicanos no llevarán a los EEUU a un mejor destino: la admirable recuperación de la industria automotriz americana es, justamente, una razón para decir a Trump y sus acólitos que se vayan con esa música a otra parte.
Pero el pueblo estadounidense entiende que ese no es el camino: 54% de los ciudadanos valora positivamente la gestión del presidente Obama, quien ha logrado reducir el déficit fiscal (del 8% al 2,8% del PIB) y el desempleo (del 11% al 4,7%), con un crecimiento económico sostenido fundamentalmente en el empleo privado (con más de 15 millones de plazas de trabajo creadas en seis años); así como la transformación de la plataforma energética del país, que ahora no depende de las importaciones, y un petróleo que también ha bajado su precio, en beneficio del consumidor, de $120 a 40$ por barril.
Por su parte, Hillary Clinton también ha presentado su oferta económica. Se propone dar continuidad a lo positivo de la administración Obama y avanzar en varios frentes, entre otros:
- Primero, aumentará el salario mínimo (hasta el nivel de $15 por hora), increíblemente estancado por culpa de la mayoría republicana en el Congreso, por casi tres décadas.
- Segundo, con una propuesta tributaria responsable que garantiza equilibrio fiscal, Hillary está determinada a adelantar un plan agresivo de inversión en infraestructura y energía renovable que, bajo el liderazgo del sector privado, generaría 10 millones de nuevos empleos en sus primeros 4 años de gobierno. Esta estimación la corrobora quien fue el principal asesor económico de John McCain, quien además afirma que el plan Trump dispararía el déficit fiscal a niveles similares a los del 2008-2009, con la consecuente pérdida de 3 millones de empleos durante el primer año de su hipotético gobierno.
- Tercero, Hillary propone una política de apoyo y estímulos al crédito para la pequeña y mediana empresa, un sector especialmente importante para los latinos, que son una fuerza emprendedora vital en la economía americana.
- Y cuarto, Hillary apoya una reforma migratoria con camino a la ciudadanía, la cual tendría, según estimaciones de economistas independientes, un efecto positivo sobre el crecimiento económico. De hecho podría incrementarlo hasta en 4 puntos porcentuales, contribuyendo a una reducción del déficit fiscal en el orden de 1.2 trillones de dólares.
Son muchas las falencias y carencias de la propuestas de Trump. Y, en contraste, muchas las fortalezas y beneficios para la clase media trabajadora de las propuestas de Hillary Clinton. Pero además está muy fresco el doloroso recuerdo de la crisis a que los llevó la administración Bush con la receta repetida por Trump en Detroit.
Tiene razón el vicepresidente Biden cuando dijo, en la Convención Demócrata: "Trump no tiene idea de las luchas y sacrificios de la clase media y trabajadora”, y su plan económico lo pone en evidencia. El plan económico de Trump solo los beneficiaría a él y a sus amigos corporativos, pero dejaría a nuestras familias en otra crisis económica que no podemos soportar de nuevo.
Frente al agotado y fallido planteamiento de Trump y los republicanos del "trickle down economics" (evidenciado con la crisis del 2008), Hillary Clinton y los demócratas promueven la idea del "middle class economics" (cuyo éxito lo refrendan las administraciones de Bill Clinton y Barack Obama). Así de simple y explícita es la disyuntiva ante la que están los electores estadounidenses en noviembre.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.








