Corporaciones, empresas medianas y organizaciones cívicas están rechazando la campaña republicana para suprimir votos y votantes en el país. Y esta vez algunas parecen estar dispuestas a respaldar sus bien intencionadas palabras con acciones concretas. Es un reconocimiento oportuno de que el país ha dado un peligroso salto atrás en materia de democracia, discriminación e igualdad ante la ley; y de que solo retomará la construcción de una sociedad justa y civilizada si respeta los derechos civiles de todos sus ciudadanos, independientemente de su raza, procedencia, género o inclinación sexual.
El béisbol regresa, pero con conciencia social
" Algo cambió también en las Grandes Ligas. Dueños conservadores de equipos ofrecieron sus estadios, primero, como centros de votación y ahora como sedes para las pruebas de covid-19 y la vacunación. La decisión de la MLB de llevarse el juego de las estrellas de Atlanta es consecuente con esta toma de conciencia, con la nueva sensibilidad social".


Un ejemplo emblemático y sorpresivo a la vez es el Béisbol de las Grandes Ligas. Se trata de una de las organizaciones deportivas que históricamente menos se ha preocupado por fomentar la conciencia cívica y social en este país. La mayoría de los propietarios de sus franquicias son hombres blancos no hispanos que suelen donar generosamente a candidatos republicanos. Si algunos tienen inclinaciones liberales, las ejercen con cautela porque el béisbol de las mayores es el único deporte nacional regulado por el Congreso de Estados Unidos. A diferencia de otros deportes como el baloncesto y el fútbol americano, más del 60 por ciento de sus atletas son blancos no hispanos, 30 por ciento hispanos y apenas ocho por ciento afroamericanos.
Aun así, para perplejidad de muchos, la MLB retiró de Atlanta el juego de las estrellas programado para julio como protesta por las nuevas leyes que adoptaron los legisladores y el gobernador republicanos de Georgia con el fin de suprimir votantes y votos. “El Béisbol de las Ligas Mayores”, declaró Bob Mansfred, el comisionado nacional de ese deporte, “fundamentalmente apoya los derechos a votación de todos los estadounidenses y se opone a las restricciones en las urnas electorales”.
Mansfred recordó asimismo que el béisbol fue el primer deporte organizado en sumarse a la Alianza Cívica, una nueva coalición de entidades que defiende y promueve el derecho de todos los norteamericanos a participar, en igualdad de condiciones, en los asuntos de la república. Influyentes corporaciones como Coca-Cola y la Aerolínea Delta se han sumado a la protesta en Georgia.
Como expuse en estas páginas recientemente (ver “ La nueva ofensiva republicana contra nuestra democracia”, marzo 1, 2021), el Partido Republicano se ha embarcado en una operación antidemocrática para recuperar la presidencia y el control del Congreso mediante la supresión de votantes y votos. Para ello ha presentado o adoptado por lo menos 361 leyes restrictivas del voto en 47 estados, incluyendo aquellos conservadores en los que ahora se siente vulnerable como Texas, la Florida, Arizona y Georgia. Ha actuado, además, con rapidez, premeditación y alevosía, calculando que muchas de estas medidas alejarán de las urnas a millones de votantes de minorías étnicas y jóvenes durante las elecciones de medio término el próximo año. El pretexto que invoca es la colosal mentira de Donald Trump de que por fraude perdió las elecciones del pasado noviembre.
Georgia desempeña un papel importante en la estrategia republicana para reconquistar el poder. Es un estado conservador que sin embargo en noviembre ayudó a elegir a Joe Biden y en enero les dio a los demócratas el control del Senado al escoger a dos senadores de ese partido, Jon Ossoff y Raphael Warnock. Para espanto de los racistas que hoy dominan al GOP, Ossoff es judío y Warnock Negro. Pero Warnock es electoralmente vulnerable. El año que viene tendrá que luchar por la reelección. La maquinaria republicana pretende aplastarlo con medidas que hacen más difícil obtener boletas de ausente; eliminan las cajas para depositar esas boletas en lugares públicos; exigen identificación con foto al ir a votar; permiten que “funcionarios locales” decidan las horas de votación el fin de semana; y prohíben ofrecer comida y agua a quienes esperan en filas para sufragar.
El año pasado, la muerte brutal del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco no hispano catapultó a compañías y grupos cívicos al debate nacional sobre las elecciones y sobre el tipo de sociedad que deberíamos erigir en Estados Unidos. Las empresas promovieron el diálogo interno sobre la discriminación y ofrecieron tiempo libre a sus empleados para que votaran. Algo cambió también en las Grandes Ligas. Dueños conservadores de equipos ofrecieron sus estadios, primero, como centros de votación y ahora como sedes para las pruebas de covid-19 y la vacunación. La decisión de la MLB de llevarse el juego de las estrellas de Atlanta es consecuente con esta toma de conciencia, con la nueva sensibilidad social.
Detrás de esta actitud alentadora se halla la convicción de que, sin un proyecto de sociedad igualitaria, que combata con firmeza la desigualdad ante la ley, el racismo y la discriminación, difícilmente habrá paz social. Y la paz social es un ingrediente indispensable para la estabilidad económica y social. La necesitan los ciudadanos para ser libres y desarrollar sus proyectos de vida individuales. Pero también la necesitan las corporaciones y empresas para consolidarse y prosperar.
Nota : La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







