El lanzamiento póstumo de las memorias de Virginia Roberts Giuffre, Nobody's Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice, (La chica de nadie: memorias de una superación del abuso y la lucha por la justicia) ha vuelto a sacudir el caso que rodea la red de abusos del fallecido delincuente sexual Jeffrey Epstein.
El terrible relato póstumo de Virginia Giuffre, la joven abusada sexualmente por Jeffrey Epstein, Ghislane Maxwell y otros poderosos
Nobody’s Girl, la Chica de Nadie, es el relato devastador de Virginia Roberts Giuffre, la mujer que se atrevió a denunciar el esquema de tráfico sexual de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, y acusó de abuso sexual a poderosos como el príncipe Andrés. La publicación llega meses después del suicidio de Giuffre, y trae los horrendos detalles de una historia de abusos.

El libro, coescrito con la periodista Amy Wallace, detalla la terrible odisea de Giuffre, quien, siendo una adolescente, fue introducida en el círculo de Epstein y la socialité británica Ghislaine Maxwell, la señalada como reclutadora de menores que luego serían abusadas por el millonario y un círculo de personas poderosas, que incluye magnates, políticos y miembros de la realeza.
Wallace contó que Virginia Giuffre, poco antes de morir, enfatizó sobre la importancia de que se publique este libro. Giuffre murió en abril por suicidio, según informes, en Australia, país en el que vivía con su familia. Tenía 41 años. Sus memorias fueron completadas póstumamente.
Poco antes de su fallecimiento, Giuffre se había asegurado de que el libro saliera a la luz, y le escribió a su colaboradora, Wallace, que "en caso de mi fallecimiento, me gustaría asegurar que Nobody's Girl todavía sea lanzado". Le señaló en un correo electrónico: "El contenido es crucial para arrojar luz sobre las fallas sistémicas que permiten el tráfico de personas vulnerables".
La historia terrible de Virginia Giuffre y su primer abuso
La desgarradora historia de Giuffre inicia a sus 16 años, trabajando en el spa de Mar-a-Lago, propiedad de Donald Trump, donde conoció a Maxwell y terminó reclutándola para ser masajista para Epstein.
Giuffre cuenta que la diferencia de clase social fue utilizada en su contra, ella necesitaba el trabajo y le fueron 'prometidas' mejores condiciones económicas. Siendo que Maxwell era una mujer británica de clase alta (hija de un famoso empresario de medios británicos), la joven Giuffre abordó la brecha económica y social al escribir que "su bolso costaba más que la camioneta de mi papá", recordó Amy Wallace en una entrevista en el medio Democracy Now!.
Maxwell la engañó bajo el pretexto de brindar masajes, llevándola a casa de Epstein donde, horas más tarde, "Maxwell y Jeffrey Epstein abusaron sexualmente de ella por primera vez".
El reclutamiento y la 'maestra' abusadora: "El sexo como castigo"

Ghislaine Maxwell era una "maestra procuradora" y participaba directamente en el abuso de las jóvenes que reclutaba, relató Wallace.
La escritora enfatizó que es un "error" pensar que Maxwell solo "estaba llevando el registro de citas". La realidad "era mucho más oscura": Maxwell era una "abusadora sexual ella misma" que no solo participaba en la iniciación sexual de las niñas que reclutaba, sino que "ella luego exigía que la sirvieran sexualmente". Giuffre escribió que Maxwell incluso usaba el sexo como "castigo".
Wallace describió un incidente gráfico en el que Maxwell intencionalmente hirió a Virginia usando "un juguete sexual espantoso" porque estaba "insatisfecha o enojada con ella de alguna manera".
Maxwell era tan experta en su papel que solía "estacionarse afuera de escuelas en la ciudad de Nueva York para intentar interceptar a niñas que salían de la escuela secundaria", según Wallace, hablando en otra entrevista con BBC Newsnight. Wallace considera "completamente ridículo" cualquier sugerencia de un indulto para Maxwell (algo que se ha consultado al presidente Trump y que no ha descartado tajantemente) dado todo su historial de abusos.
Los nombres omitidos y las amenazas de muerte

A pesar de que Giuffre fue traficada a más de una docena de hombres, su libro omite muchos nombres. Esto no se debe a la falta de pruebas, sino a las graves amenazas y al riesgo para su familia.
Wallace, quien verificó los hechos y conoce los nombres, explicó que Giuffre tuvo que sopesar la relación "costo-beneficio" de la denuncia a sus abusadores. El costo incluía la pérdida de privacidad, el tener que revivir los abusos en repetidas ocasiones, y el riesgo físico real.
Giuffre y su familia recibieron "amenazas de muerte que el FBI consideró creíbles", obligándolos a "huir a la naturaleza de Australia durante tres semanas" en una casa rodante.
Wallace respetó esta omisión de nombres que pidió Giuffre: "Este es el libro de Virginia, y estas fueron decisiones que ella tuvo que tomar por su seguridad, pero también por la seguridad de su familia".
El "primer ministro" que la estranguló y la violó

Giuffre sí nombra un encuentro aterrador con un político poderoso. En la versión británica del libro, ella describe haber sido violada y "estrangulada hasta que perdió el conocimiento" por un "exministro" en la isla de Epstein. En la versión estadounidense, la describe como un "conocido primer ministro".
"En el caso del exministro, (Virginia Giuffre) mencionó que le tenía miedo, tenía miedo de que la lastimara o la matara. Había otros hombres que la habían amenazado de maneras más gentiles, básicamente diciendo: 'Quítate nuestros nombres de la boca o te mantendremos en la corte por el resto de tus días'", dijo la escritora.
Muchos en redes sociales especulan sobre quién podría ser ese poderoso hombre, y el nombre del ex primer ministro de Israel Ehud Barak circuló, en parte por estar mencionado en los archivos como un hombre ligado a Epstein, que voló en su jet privado, se reunió numerosas veces con él e incluso, tuvo relaciones de negocios. Barak, sin embargo, no ha sido acusado formalmente de abuso o violación y ha dicho que nunca asistió a fiestas sexuales ni estuvo con menores.
El príncipe Andrés y la orgía en la isla de Jeffrey Epstein

Giuffre fue traficada a "decenas de personas ricas y poderosas". El caso más mediático fue el del príncipe Andrés con quién Giuffre aseguró haber sido forzada a tener sexo en tres ocasiones.
El primer encuentro en Londres (marzo de 2001) fue preparado por Maxwell, quien despertó a Giuffre diciéndole que, "como Cenicienta, conocerás a un apuesto príncipe".
La escritora cuenta que Giuffre había crecido viendo la película Cenicienta en repetición, creía que "conocer a un príncipe era un gran acontecimiento". Al conocerlo, Andrés correctamente adivinó su edad (17 años), explicando que lo sabía porque ella tenía la edad de sus hijas.
Este detalle sería prueba de su conocimiento de la minoría de edad de Virginia. Después de bailar en un club nocturno, Maxwell y Epstein le ordenaron: "Ahora debes hacer por él lo que haces por nosotros". Posteriormente, Epstein le pagó $15,000 por la noche.
El tercer encuentro fue el más brutal, ocurrido en la isla privada de Epstein, involucrando a Giuffre, Andrés, Epstein y "alrededor de ocho niñas más" que no hablaban inglés, según lo detalla la fallecida víctima en sus memorias. Giuffre escribe que Epstein se había fascinado con el sadomasoquismo. En la orgía, ella fue atada de manos y pies y "obligada a arrastrarse por el suelo".
En el verano de 2001, poco después de esta orgía, Giuffre sufrió un aborto espontáneo a los 17 años. Giuffre notó que Epstein y los hombres a los que la traficaban "nunca usaban condón".
Un catálogo de horrores
Sobre la decisión reciente del príncipe Andrés de renunciar a sus títulos reales, Wallace dijo a BBC Newsnight que "ella (Virginia) lo vería como una victoria... su vida está siendo erosionada debido a su comportamiento pasado, como debería ser". Wallace sugirió que si Andrés "realmente reconoce el dolor" de las víctimas, debería "compartir lo que vio" en las casas de Epstein y en los jets, que fueron usados como " agentes voladores de tráfico".
La esperanza de Virginia Giuffre era la liberación de los archivos de Epstein, ya que esto "validaría" la experiencia de las víctimas. Si el Departamento de Justicia toma el control y publica los nombres, se "podría dejar de presionar a las sobrevivientes" como Giuffre para que revelen los nombres, dijo la periodista.
"Anhelo también un mundo en el que los perpetradores enfrenten más vergüenza que sus víctimas", fueron las palabras de Giuffre.
Giuffre fue descrita por Wallace como "una mujer que fue terriblemente abusada cuando era una niña, escapó... valientemente, formó una familia (lo cual es un triunfo en sí mismo) y luego se convirtió en una defensora" de otras mujeres. Su más "ferviente" deseo era que el libro fuera publicado, incluso si ella fallecía.
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