Una madre deportada sin su bebé de dos meses; otra arrestada y devuelta a su país sin su hijo de 12 años con necesidades especiales. A medida que las mujeres desembarcaban vuelos de deportación en Honduras procedentes de Estados Unidos, la mayoría de las historias que escuchaba la Comisión de Mujeres Refugiadas (WRC en inglés) tenían un elemento en común: la separación familiar.
Desesperadas tras la deportación sin sus hijos y sin saber dónde están: la nueva separación de familias de Trump
La Comisión de Mujeres Refugiadas viajó por una semana a Honduras y conversó con mujeres que llegaban deportadas desde EEUU. Las autoridades migratorias no le permitieron a la mayoría decidir si querían o no ser devueltas a su país con sus hijos. Sin embargo, el gobierno niega que esté separando a familias tras la detención de los padres.
"A algunas les hablaron de su derecho a ser deportadas con sus hijos, pero a casi ninguna de las personas con las que hablamos ni siquiera les preguntaron si tenían niños", cuenta a Univision Noticias Melanie Nezer, vicepresidente de activismo y relaciones externas de la WRC. Ella fue parte de un equipo que viajó al país centroamericano a mediados de noviembre y entrevistó durante una semana a mujeres deportadas, unas 20. También hablaron con proveedores de salud, funcionarios de gobierno y trabajadores sociales.
En el caso de la mamá del bebé de dos meses, Nezer cuenta que cuando la hallaron estaba "desesperada": tras su arresto por autoridades migratorias, lo único que supo es que su niño había quedado bajo la responsabilidad de una trabajadora social y temía que pudiera ser dado en adopción. Cuando bajó del avión, deportada a Honduras, la única información que traía consigo era un número de teléfono, posiblemente de esa persona. No sabía cómo estaba su hijo.
Otra de las mujeres fue detenida mientras recogía a su hijo con discapacidad cognitiva en la escuela. Funcionarios le pusieron las esposas y no le permitieron explicar nada. No le preguntaron si quería ser deportada con su hijo. El menor quedó al cuidado de un familiar en Estados Unidos y al llegar a Honduras, ella estaba preocupada: no sabía si sus allegados estaban en capacidad de seguirle atendiendo.
"Casi todas las mujeres dijeron que tenían niños que dejaron en Estados Unidos. No todas querían ser deportadas con sus niños, pero algunas sí y no se les permitió". Nezer cuenta que una de las mujeres le dijo que había planeado lo que harían en caso de una deportación, tenía listos sus documentos y los de su familia. Aún así, ni siquiera le preguntaron si quería ser devuelta a Honduras con sus hijos y fue deportada sola.
Deportadas muy rápido
La representante de WRC asegura que los testimonios recolectados por la Comisión de Mujeres Refugiadas —que serán publicados en un reporte— mostraron que las autoridades migratorias "se mueven muy rápido" y que a estas madres que entrevistaron en Honduras "simplemente no se les dio tiempo de ser deportadas con sus hijos", como establecen las propias políticas de ICE para la remoción de padres o guardianes legales de menores de edad.
Univision Noticias consultó al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) sobre las separaciones de familias por el arresto migratorio y deportación de los padres. La vocera Tricia McLaughlin respondió que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) "no separa familias. A los padres se les pregunta si quieren ser deportados con sus hijos o ICE los colocará con una persona de confianza designada por ellos".
No respondió a la pregunta de cuántos menores de edad están en custodia de Estados Unidos luego de que sus padres fueran deportados.
McLaughlin aseguró que los padres "pueden tomar el control de su regreso con la aplicación CBP Home" y que Estados Unidos les ofrece $1,000 y un vuelo "gratis" para autodeportarse.
Padres de otros países latinoamericanos —como Venezuela, Cuba o México— están pasando por separaciones similares, según reportes de distintos medios. Al ser arrestados por autoridades migratorias, no se les consulta si quieren ser deportados con sus hijos y tampoco se les da el tiempo de hacer los arreglos necesarios para ello: los menores quedan al cuidado de conocidos, que pueden ser vecinos, niñeras o familiares; o son tomados en custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados o de agencias estatales.
Recién en julio, el gobierno de Trump actualizó las políticas de ICE para la detención y remoción de padres o guardianes legales de menores. Ellas obligan a los agentes a ofrecer a los inmigrantes en su custodia la opción de ser deportados con sus hijos y a asegurarse de que se les dé la oportunidad a los padres de completar los pasos necesarios para que eso ocurra o para que los menores queden bajo custodia de alguna persona en Estados Unidos.
Nezer asegura que los casos que conocieron en Honduras denotan "una gran falta de seguimiento de los procedimientos. A la mayoría de las personas les retiraron los documentos, no se les preguntó si tenían hijos y, desde luego, no se les dio la oportunidad de ser deportadas con ellos".
De la frontera a las comunidades
Bajo la política de tolerancia cero, durante el primer gobierno de Trump la separación de familias se vivió en la frontera sur, con México: cuando a los padres cruzaban por puntos no autorizados eran imputados con cargos criminales por entrada ilegal al país, los niños eran separados y dejados bajo custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados y familias de acogida. Para entonces, encausar a estas personas y separarlas de sus hijos era parte de la estrategia para disuadir la llegada de más inmigrantes al borde con México. Pero ante la indignación colectiva y una demanda, la política quedó sin efecto.
Bajo ese mecanismo, el gobierno de Estados Unidos separó a más de 4,600 niños de sus padres entre 2017 y 2021, según cifras de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. Algunos lograron ser reunificados tras la deportación de sus padres, pero para diciembre de 2024 la organización calculaba que 1,360 niños no habían vuelto a casa.
Un informe presentado por la organización concluyó que "el gobierno se negó, en muchos casos durante días o semanas, a revelar a padres y madres las circunstancias y el paradero de sus hijos e hijas, de quienes habían sido separados".
En este segundo gobierno, Nezer asegura que las madres que entrevistaron en Honduras y que fueron separadas de sus hijos habían vivido por años en Estados Unidos. Ahora, devueltas a su país sin nada, cuenta que muchas llegaban desesperadas buscando cómo cargar sus teléfonos para llamar a Estados Unidos y saber de sus hijos: "No saben dónde están, quién los cuidará, no saben si los volverán a ver. Es realmente cruel y horrible lo que está pasando (...) Muchas llegaban diciendo que sólo necesitaban saber dónde estaban sus hijos y asegurarse de que estaban bien".
Ella explica que tampoco está claro cuál es el proceso que deberán seguir estas madres para volver a tener a sus hijos con ellas después de haber sido deportadas solas, tan rápido y "sin el debido proceso": "Esto podría ser una separación larga o permanente".

