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"Es muy duro para nosotros quemar a alguien": mexicanos en NY enfrentan meses de espera y precios más altos para enviar los restos
El cuerpo de Imelda Moreno de Lucero espera en un refrigerador, mientras sus hijos tratan de cumplir su último deseo de reposar junto a su esposo en su tierra natal. El trámite ronda los 20,000 dólares. La familia de Humberto Rodríguez guarda sus cenizas en casa, a la espera de una ceremonia religiosa, cuando las medidas por el coronavirus lo permitan. Inmigrantes con poco dominio del inglés llevan peor los trámites.


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Antes de morir a finales de abril Imelda Moreno de Lucero, a sus 89 años, dejó en claro su último deseo: ser enterrada junto a su difunto esposo en su pueblo natal de Tetla, Piaxtla, en el estado de Puebla, México.
Pero más de dos meses después de que Moreno de Lucero murió en el Hospital Mount Sinai Beth Israel debido al covid-19, el cuerpo de la madre amorosa y fanática del fútbol se mantiene en un refrigerador en la Oficina del Médico Forense Jefe de Nueva York.
La familia ha intentado navegar la complicada logística de enviar sus restos a México en medio de la pandemia, incluido el pago de los gastos, cuyos costos les han notificado podrían alcanzar más de $20,000 dólares.
México es uno de los pocos países latinoamericanos que ofrece ayuda financiera a sus ciudadanos para la repatriación de restos, pero solo ofrecen entre $900 y $1,800 en gastos funerarios y de envío por repatriación, según un representante consular.

"Queremos enterrar y queremos llevar a México. Todos mis hermanos dicen cuando yo me muera simplemente crémenme y ya, pero a mi mamá no podemos hacerle eso", dijo David Lucero, hijo de Imelda Moreno de Lucero. "No es una costumbre. Es como muy duro para nosotros quemar a alguien, no?".
Los Luceros se encuentran entre cientos de familias en Nueva York que han luchado por enviar los restos de sus seres queridos a sus tierras ancestrales en México y en otras partes de América Latina, un último deseo que el covid-19 ha hecho más complejo, confuso y costoso.
Algunas familias han creado páginas de GoFundMe para compensar por los costos excepcionalmente altos. Pero incluso el dinero adicional no solucionará la falta de vuelos o los cambios en la reglamentación fronteriza. Las regulaciones y los sistemas de envío al extranjero para cuerpos y restos de cremación continúan cambiando, sumándose a los desafíos.
Sentimientos de frustración
El consulado mexicano ha confirmado que hasta el 13 de julio había por lo menos 758 mexicanos fallecidos por la pandemia en el área tri-estatal, pero estima que el número real podría ser aún más alto.
El mayor porcentaje de las personas fallecidas son de Puebla, la tierra de Imelda Moreno de Lucero. Esto refleja también la composición de población: según el consulado, de los estimados 1.2 a 1.3 millones de mexicanos en el área, la mayoría provienen de ese estado.
Los representantes del grupo comunitario de Queens, New Immigrant Community Empowerment (NICE), que cuenta con 10,000 miembros, dicen que varias personas les han pedido ayuda extra para la repatriación de restos, desde que en marzo el coronavirus abrumara todos los sistemas de Nueva York.
La directora de formación de la organización, Nilbia Coyote, quien ha recibido muchas de estas llamadas, dijo que en tiempos normales el gobierno mexicano tiene un proceso claro para ayudar con la repatriación de restos embalsamados o cremados de todos los ciudadanos mexicanos. Es uno de los pocos sistemas consulares que paga por este servicio como parte de un programa de "protección", a veces utilizado para apoyar migrantes que mueren cruzando la frontera de México con Estados Unidos.
Pero frente al covid-19, Coyote dijo que el consulado se volvió mucho más difícil de contactar. Los ciudadanos mexicanos que pudieron comunicarse fueron informados que debían encontrar formas alternativas de coordinar y pagar los envíos con las ya abrumadas funerarias, antes de esperar por un reembolso parcial.
Las autoridades consulares dijeron que aunque fueron agobiados en el punto álgido de la crisis en Nueva York, recientemente han podido responder otra vez a todas las solicitudes de ayuda que reciben.
"Nos quedamos sin presupuesto (para ese programa) después de las primeras semanas", dijo el cónsul de prensa y medios Jorge Tuddón Meza a THE CITY. "El Cónsul General hizo una petición a nuestra Secretaría de Relaciones Exteriores en México para solicitar fondos adicionales, que recibimos".
Pero para los inmigrantes recientes, aquellos con menos fluidez en inglés o menos conocimiento de los sistemas funerarios y de salud, el reto de enviar los restos de un ser querido a su hogar se convirtió en una experiencia agotadora y frustrante.
Servicios funerarios en desorden
Desde que la pandemia golpeó a Nueva York, las empresas de transporte mortuorio y las funerarias han luchado diariamente para mantenerse al día con las normatividades cambiantes.
Cristian Correa, director de operaciones de PREXCO: Repatriación Funeraria Multilatina, describió la tormenta perfecta que golpeó a sus clientes cuando intentaron repatriar los cuerpos de sus seres queridos después de que el covid-19 se extendió por la ciudad.
"Los vuelos fueron restringidos, las funerarias colapsaron y no pudieron hacerlo y, también, los cuerpos con covid-19 no fueron autorizados para ser enviados", dijo Correa, cuya compañía opera una oficina en Queens.
Correa señaló que algunos países cerraron fronteras y aceptaron embarques de carga sólo de “artículos esenciales”. Mientras tanto, dijo que la demanda por sus servicios de repatriación se multiplicó por 10.
Las autoridades consulares aclararon que aunque muchos lugares tienen reglas que restringen el envío de cuerpos, se han hecho excepciones.
Pat Marmo, el director de una funeraria de Nueva York que se especializa en casos internacionales, dijo que recibió llamadas de otros operadores mortuorios que no pudieron comunicarse con los consulados o seguirle el paso a las pautas cambiantes.
"La información cambiaba a diario", dijo Marmo, "así que se necesitaba un contacto constante con los consulados."
"Un gran desafío"
Dave McComb, exdirector de una funeraria que ahora dirige el servicio internacional de repatriación y envío Inman Shipping, dijo que su negocio dependía de las rutas de vuelo de las compañías aéreas comerciales, que limitaron sus vuelos para contender el coronavirus.
"Había algunos vuelos internacionales, pero eran muy limitados", dijo McComb. "Diría que nuestra capacidad cayó más del 90% de donde estábamos, probablemente más del 95%".
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos dice que no existe un riesgo inherente conocido de transmisión de covid-19 de un cuerpo adecuadamente embalsamado e higienizado.
Aún así, Inman Shipping y sus competidores, incluido el National Mortuary Shipping & Cremation de Angela Berwald, dijeron que el cuerpo de un paciente con covid-19 generalmente no puede recibir un certificado de no contagio requerido por la mayoría de los consulados para enviar restos embalsamados.
"Ha sido un gran desafío obtener la documentación necesaria para realizar envíos internacionales en este momento", dijo Berwald. "Tenemos restos que hemos estado almacenando durante semanas".
Ella recuerda haber rechazado solicitudes de clientes de la ciudad de Nueva York durante la pandemia, incluido un cuerpo destinado a la República Dominicana, porque los transportadores "no habrían podido lograrlo".
A pesar de las tradiciones, "muchas familias han optado por la cremación", dijo Berwald. "Ha sido un poco forzado".
Los planes cambian
Los hijos de Humberto Rodríguez, el presidente de 25 años de la Liga Mexicana de Béisbol de Nueva York, se encontraron entre los neoyorquinos que tomaron la difícil decisión de incinerar a su padre.
Sin las complicaciones de la pandemia, el cuerpo del padre de familia que perdió su batalla contra el covid-19,f el 3 de abril ya habría sido enterrado en su lugar de nacimiento en San Isidro Labrador, México.
En cambio, las cenizas del hombre de 61 años yacen en el departamento de su hija mayor Patricia Rodríguez en Brooklyn, rodeadas de rosas, placas, fotos de su familia y guantes de béisbol, presididas por un pequeño crucifijo.
Ella dijo que la muerte del aficionado al béisbol y durante mucho tiempo trabajador de la construcción fue "sorprendente e inesperada" para sus amigos, especialmente para aquellos que lo habían visto en Six Diamonds en Brooklyn solo unos días antes, arreglando los montículos del lanzador y cortando malezas.

En su declaración pública final para la liga, en un Facebook Live al final de la temporada de béisbol del verano pasado, "estaba feliz, porque dijo que quería volver a hacer su liga, a volver a hacerla grande, como antes", dijo Patricia.
A medida que el virus atrajo a un número cada vez mayor de miembros de la liga, su página de Facebook se convirtió en un memorial en sí misma, llena de fotos de Rodríguez y otros que murieron a causa del virus. La página incluye enlaces a páginas de recaudación de fondos similares a la que David Lucero creó para su madre.
Alternando sin esfuerzo entre inglés y español, Patricia Rodríguez le dijo a THE CITY que, después de la muerte de su padre, un representante de la funeraria llamó a su hermano Oliver y "le dijo de frente" que, aunque podían embalsamar el cuerpo, no sabían cuánto tardarían en enviar a su padre de regreso a México.
En cambio, ella guarda sus cenizas en su casa en Brooklyn hasta que la familia pueda honrar su vida con una pequeña ceremonia en persona en Our Lady of Peace, la iglesia católica a la que asistía Rodríguez en Park Slope, el que fue vecindario por 20 años después de establecerse en 1987.
Con México enfrentando su propio aumento en los casos y muertes de covid-19 y la suspensión de los ritos católicos planeados por la familia en la ciudad de Nueva York, Patricia no espera poder enviar sus restos a México al menos hasta finales de agosto.
"Ojalá se puedan mandar este año, dependiendo de lo que pase", dijo, "porque no sabemos si vaya a venir la segunda ola de la pandemia".
Fuertes lazos con la tradición
Según las autoridades consulares, entre los mexicanos que viven en el área de la ciudad de Nueva York, luego de Puebla la mayoría proviene de Oaxaca y de Guerrero, tres estados que abarcan el área Mixteca. Este área está ligada a “factores culturales y tradicionales muy fuertes y muy respetables con la población indígena”, así como al catolicismo devoto, dijo Nilbia Coyote de NICE.
"Hay un alto índice de gente que quiere repatriar a los restos en cuerpo presente, porque quieren llevar a cabo toda la tradición del entierro, y devolver el cuerpo a la tierra de donde surge", dijo.
Coyote dijo que algunos miembros de NICE preferían ser enterrados en Nueva York, lo que, según ella, a menudo estaba relacionado con la "historia de la migración". Pero cuando las expectativas de repatriación son particularmente fuertes, los miembros de la familia van muy lejos para encontrar una posible solución.
Un hombre que acudió a NICE en busca de ayuda había incinerado los restos de su hermano con la esperanza de un viaje más fácil. Pero con las funerarias pidiendo miles de dólares para organizar el envío, se sintió tentado a aceptar un trato de un conocido que se ofreció a llevar las cenizas en su equipaje por menos de $1000.
Luego de los desesperados intentos de este hombre, el 11 de julio el consulado mexicano pudo realizar su primera misión de repatriación desde que el COVID paralizó tales procesos hace meses.
El cónsul Tuddón Meza dijo que oficiales mexicanos tendrían una misa católica en la Catedral de San Patricio en Nueva York para honrar a 245 de las víctimas mexicanas, antes de enviar sus cenizas a través de la frontera sur en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana ese mismo día.

Mientras tanto, algunas familias con los recursos suficientes han hecho tratos con funerarias para esperar hasta el momento en que se puedan enviar cuerpos completos.
“Los costos aumentan debido a las tarifas de almacenamiento que tienen que cobrar las funerarias. Si tienen un fallecido durante dos o tres meses debido a problecovidn los vuelos, las funerarias cobran por eso”, dijo Matthew Connors, director de operaciones de Bergen Funeral Home en Brooklyn.
"Hemos tenido algunas familias que han sepultado a sus seres queridos en mausoleos y planean exhumarlos cuando termine toda esta pandemia, para enviarlos de regreso a casa", dijo.
"Esas cosas me atormentan"
Pat Marmo, del International Funeral Service of New York, dijo que está cobrando una cuarta parte de lo que normalmente costaría el almacenamiento a largo plazo, sólo cubriendo sus costos mientras algunas familias intentan esperar.
"Tengo una familia en este momento que está tratando de obtener una carta del médico que declare que aunque la causa de la muerte estaba relacionada con el covid, la persona no era un caso positivo en el momento de la muerte", dijo.
David Lucero, cuya madre Imelda todavía está en la Oficina del Médico Forense Jefe, ha estado discutiendo las opciones con sus hermanos.

Incluso han considerado enterrarla en Nueva York por ahora, y luego exhumarla cuando pase la pandemia.
“Pero me dolería. Me duele mucho en pensar en que mi mamá ya está descansando y después otra vez sacar a su coffin [ataúd]”, dijo Lucero. "No sé, todas esas cosas me atormentan".
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(*) Rebekah Ward es periodista de Columbia Journalism Investigations, unidad de periodismo investigativo del Columbia Journalism School (La Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia).
Esta historia fue publicada originalmente por el periódico THE CITY, el 9 de julio de 2020. Regístrese aquí para recibir las últimas notas de THE CITY cada mañana.
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