Paola Villarreal: cómo los datos pueden batallar contra el racismo y los abusos

En junio de 2011, un agente de evidencia en un laboratorio criminal en Massachusetts encontró algo raro. Una química llamada Annie Dookhan había probado 95 muestras de distintos casos judiciales, pero sin firmarlas de acuerdo a los procedimientos. Ese sería el comienzo de un caso de falsificaciones de pruebas y alteraciones de evidencias más importante de la historia de EEUU. Por ocho años, la mujer falsificó resultados. Dookhan habría alterado hasta 40,000 evidencias, afectando los casos de miles de personas que podrían estar en la cárcel de manera injusta. Ahí es donde entra Paola Villarreal y el poder de los datos.
Esta mexicana de 32 años, que actualmente es fellow del Centro Berkman Klein para Internet y la Sociedad en la Universidad de Harvard, comenzó a trabajar con la ACLU en una base de datos de los condados afectados. Procesó la información y la cruzó con una base de datos de sentencias. “A través de eso pudimos llegar a identificar un número de 24,000 personas afectadas directamente”, dice Villarreal. “Estamos pidiendo que se borre el registro criminal en estos casos. En muchas situaciones hablamos de mexicanos en casos de deportación o situaciones donde este era un delito menor, al que se llegaba por tercera vez y eso significaba una pena mayor”. A fines de enero la Corte Suprema pidió a los fiscales que desechen la gran mayoría de estos casos. El análisis de Villarreal fue citado en el dictamen de los jueces. “Es el trabajo de más impacto que he hecho y es un orgullo”, relata esta data scientist y programadora.
Pero la verdad es que esta es solo una muestra de lo que los datos, y gente como Villarreal, pueden lograr por mejorar sus ciudades y sus comunidades. Ella comenzó aprendiendo computación de manera autodidacta a los 13 años, cuando su papá le compró una computadora para hacer las tareas. A los 19 ya era la administradora de sistemas en la Presidencia de México, velando por la seguridad y los servidores del poder ejecutivo.
Más tarde se dedicó a hacer apps de manera freelance. “La ciudad me interesa mucho y una de las apps que hice fue la de Ecobici, el sistema de bicicletas públicas de Ciudad de México”, recuerda. Siempre vinculada al tema de los datos abiertos, en Estados Unidos comenzó a trabajar con organizaciones como ACLU mezclando las áreas de derechos civiles, visualización de datos y programación. Con ellos ha hecho proyectos donde utiliza cantidades enormes de datos y diseño para graficar el impacto desproporcionado en las minorías de políticas como la detención y cacheo y la guerra contra las drogas.
“En muchos casos, se abren datos, pero nadie los explora, nadie los comunica. El tema es que es muchísimo trabajo”, dice Villarreal. “A mí me interesa mucho que la gente entienda. No quiero usar solo estadística y términos difíciles de entender. Quiero que sea muy digerible”.
En temas como la detención y cacheo, luego de analizar y graficar los datos, Villarreal fue a las comunidades afectadas y les mostró lo que descubrió. “Trabajamos con organizadores comunitarios y colaboramos con ellos para desarrollar el tema. Después de eso, el siguiente paso es afectar las políticas públicas y que esto cambie”, dice.
Hoy, Villarreal también es directora de Ingeniería de Producto en Creative Commons, una organización que asesora a quienes quieres compartir legalmente sus creaciones a través de internet.
Para Paola Villarreal, lograr todo esto, como sucedió en el caso Dookhan, es “cerrar el ciclo de los datos”, algo que seguirá intentando hacer en temas como justicia social, desigualdad y movilidad. “Ahora tengo compromisos en Estados Unidos por los próximos dos años, pero después de eso me gustaría volver a México y aplicar mi experiencia con organizaciones del país”.