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CityLab Vida Urbana

Nueva York está evitando peleas entre pandillas monitoreando las redes sociales

La vigilancia en sitios como Twitter o Facebook es algo polémico, pero finalmente puede evitar tiroteos, arrestos y cárcel.
21 Mar 2017 – 04:21 PM EDT
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La labor de monitoreo en redes sociales podría detener tiroteos. Crédito: Spencer Platt/Getty Images

En oscuros rincones de los medios sociales, hombres y mujeres jóvenes de las ciudades se provocan mutuamente en venganzas virtuales que pueden volverse mortales en la vida real. ‘Cyberbanging’, el apodo de este fenómeno, con frecuencia comienza con alardes inofensivos y en jerga en los medios de comunicación social. Éste es el llamado de un usuario de Twitter a la pandilla 100 Cloccs de la ciudad de Nueva York.

Pero estos alardes a veces escalan hasta convertirse en amenazas, tiroteos y represalias.

Como era de esperar, el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) está vigilando a miembros de pandillas como éstos en línea. Esta táctica ha perturbado a algunos residentes y grupos de derechos civiles en las ciudades, especialmente cuando los investigadores se hacen pasar por mujeres jóvenes y atractivas para conectarse con las cuentas privadas de presuntos miembros de pandillas (material, es de suponer, para futuras disertaciones de estudios de género). Pero lo que puede resultar sorprendente es que los mismos miembros de la comunidad también han empezado a supervisar a los jóvenes de alto riesgo en línea, con el propósito de calmar los conflictos y mantenerlos seguros.

Un nuevo informe de la Comisión Ciudadana del Crimen de la Ciudad de Nueva York (CCC) muestra cómo las intervenciones de la comunidad en disputas en línea intentan detener la violencia armada en el mundo real. La CCC, en colaboración con la Facultad Steinhardt de la Universidad de Nueva York, lanzó un programa piloto llamado ‘E-Responder’ que capacitó a 26 educadores contra la violencia en cinco sitios de la ciudad para reconocer los signos de riesgo en línea y les dio las herramientas para ayudar. Entre estos signos no sólo están las amenazas o imágenes con armas, sino también expresiones de dolor o angustia emocional.

Lejos de llevar a más jóvenes miembros de pandillas a tener que lidiar con la justicia penal, éstas son herramientas para resolver peleas, crear empatía y fomentar el liderazgo entre las poblaciones de la calle de mayor riesgo.

¿Dan resultado? No hay forma de saber cuántos conflictos en línea se han convertido en tiroteos, pero el informe se muestra optimista acerca de los resultados de E-Responder: la capacitación mejoró la capacidad de los educadores para identificar el comportamiento peligroso en los medios sociales. Y, cuando lo identificaron, un 97% de sus interacciones con los jóvenes tuvieron resultados positivos, como contener conflictos y ayudar a los jóvenes a sentirse más capaces de poder cambiar su propio comportamiento. "La extensa investigación psicológica ha demostrado que las estrategias basadas en pruebas empleadas por E-Responder se correlaciona con la reducción de la violencia y lograr cambios positivos en el comportamiento", dice por correo electrónico Richard Aborn, presidente de la CCC.

Debemos dejar algo en claro: nada de esto demuestra un impacto directo sobre la violencia. Pero es muy importante intervenir con las personas más propensas a herir a alguien o lastimarse a sí mismas. "Hemos demostrado que podemos llegar a los jóvenes antes de que las disputas en línea se salgan de internet hacia las calles", apunta Aborn en el informe. "Los resultados de este estudio demuestran que E-Responder debe aplicarse a una escala mayor". De hecho, lo será: otros 18 sitios de la ciudad han acordado probarlo.

Al menos, ésta es una noticia alentadora. Mi trabajo en la Red Nacional de Comunidades Seguras, una organización centrada en la seguridad pública de la Universidad John Jay de Justicia Criminal, se trata de reunir las comunidades con la policía para detener el flujo de tiroteos en las ciudades de Estados Unidos. Nuestro método proviene de la labor innovadora de nuestro director David Kennedy en la operación Ceasefire, una estrategia comunitaria que redujo drásticamente la violencia juvenil de Boston en la década de 1990. Esto parte del conocimiento de que incluso en los barrios más peligrosos casi nadie realmente le anda disparando a los demás: hasta un 75% de la violencia armada en las ciudades con las que trabajamos involucra a menos de un 1% de la población, ya sea como víctima o como victimario. Si uno puede comunicarse de manera convincente con esas pocas personas violentas, puede negociar la paz.

Dentro de este ambiente, el conflicto virtual no es exactamente nuevo. Las pandillas rivales siempre se han acosado mutuamente con grafiti garabateado sobre las paredes de la ciudad. En la década de 1990, las pandillas publicaban videos y cintas de hip-hop burlándose unas de otras, lo que resultó ser el antepasado de las actuales producciones lo-fi en YouTube, e igualmente capaces de provocar tiroteos. El drama digital surgió de la animadversión analógica que impulsó la violencia de pandillas durante décadas; las comunicaciones de las pandillas cambian, pero la dinámica de la violencia sigue siendo la misma.

En la ciudad de Nueva York, al menos 240 tiroteos y 24 asesinatos ocurridos el año pasado comenzaron en línea. Y los tiroteos engendran tiroteos: un estudio reciente mostró que un solo incidente puede desencadenar otros, finalmente derramándose en una ‘cascada’ de violencia que podría dejar decenas de heridos o muertos. Si se le añade a esto que los fiscales de la ciudad de Nueva York han acusado a más de 700 jóvenes, utilizando evidencia de sus cuentas en medios sociales, se tendrá una imagen completa de los daños causados. Necesitamos soluciones que no sólo respondan a la violencia, sino que se le adelanten.

Las ideas de este nuevo informe son una forma de hacerlo. Las comunidades también han trabajado durante mucho tiempo en colaboración con la policía para mantener sus vecindarios seguros. Esto puede parecer una comunicación directa con las personas que están en mayor riesgo. Si alguien está amenazando con violencia en los medios de comunicación social, la policía y los líderes de la comunidad pueden reunirse mediante ‘notificaciones personalizadas, un proceso que mi oficina desarrolló para advertirles a las personas en alto riesgo acerca de las consecuencias de la violencia con armas de fuego y ofrecerle servicios comunitarios para cambiar sus vidas. En los casos de niños que actúan por dolor en línea, la estrategia podría parecerse a un equipo de respuesta a víctimas, con policía y miembros de la comunidad especialmente capacitados para abordar el trauma o conectar a los supervivientes con consejeros capacitados.

Policías como Kevin O'Connor, comisionado asistente de la división de justicia de menores del NYPD, ya están poniendo esto en práctica. Durante años, él ha estado trabajando con ‘interruptores de violencia’ de la organización Crown Heights Save our Streets y otros grupos de ayuda a la juventud para desarrollar relaciones con estudiantes de secundaria en riesgo, les advierten acerca de los riesgos legales que enfrentan cuando publican afiliaciones a las pandillas y amenazas en línea, y los vinculan con recursos vecinales. Cuando O'Connor muestra las publicaciones hechas en las redes sociales por los jóvenes miembros de pandillas en las escuelas, es "para conseguir el efecto de que los jóvenes del público sepan: ése soy yo, y sepan de nuestro grupo", dijo. "Es también para mostrarles a los padres que sabemos que son sus hijos. Queremos que los vigilen antes de que nosotros tengamos que hacerlo".

Es posible que se esté preguntando: si E-Responder puede ayudar sin la participación de la policía, ¿para qué involucrar a la policía? Después de todo, ha habido mucho horror justificado a raíz de la revelación de que la Operación Crew Cut del NYPD supervisa a niños, algunos de apenas 10 años de edad, quienes considera ser los impulsores de estos tiroteos entre pandillas. Una reportaje de The Guardian se preguntó si esta táctica es "la nueva detención y cacheo", y los críticos la consideran sólo otro de los esfuerzos del departamento para encerrar a los jóvenes negros.

Pero la realidad es que la policía seguirá vigilando internet, con o sin el consentimiento de la comunidad. Las comunidades pueden ayudarlas a hacerlo de una manera que evite enviar a jóvenes involucrados en violencia con armas de fuego a la cárcel y a sus jóvenes víctimas a la morgue.

Y, en definitiva, colaborar con la policía contribuye muchísimo a desarrollar la legitimidad de la policía y, más ampliamente, la legitimidad del estado. Una razón por la que los niños en las comunidades pobres de minorías se están enfrentando a balazos a causa de faltas de respeto en Twitter es que no confían en que el estado los proteja y los trate con justicia cuando se encuentran en peligro. Esta desconfianza se debe tanto a la historia de la comunidad de raza negra con la policía como a los recientes incidentes de alto perfil de brutalidad policial. Es cinismo legal en acción.

Por eso es sumamente importante que la policía trabaje con los miembros de la comunidad, como los educadores: muestra que pueden desempeñar un papel justo y juicioso en el vecindario, respaldar la comunidad cuando la situación se pone mala, y mantener alejadas a las personas de mayor riesgo de las consecuencias más dañinas de la violencia. Esto no sólo ayudará a eliminar los violentos tuits de Nueva York. Aumentará la confianza y fortalecerá las comunidades más vulnerables de la ciudad.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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