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CityLab Vida Urbana

Arabia Saudita sueña con tener una megaciudad utópica que costará 500,000 millones de dólares

Neom, como ha sido bautizada, espera ser una metrópolis liberal para soñar el futuro de la humanidad. Sin embargo, el país petrolero sigue siendo conocido por sus abusos contra los derechos humanos.
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8 Nov 2017 – 01:00 PM EST
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La zona donde se ubicaría Neom es una de las más frescas de Arabia Saudita. La ciudad estará frente al golfo de Aqaba, en la frontera con Egipto y Jordania. Crédito: Google Earth

No se trata solo de una megaciudad en la mitad del desierto. Neom, el nuevo proyecto urbano de Arabia Saudita que se puede ver en este video promocional, promete ser una metrópolis utópica, al servicio de todo el planeta.


“Esta es la página en blanco que se necesita para escribir el próximo capítulo sobre la humanidad”, dice un narrador británico a medida que las imágenes de vegetación perfecta de invernaderos, familias de todas las razas y religiones y paneles solares flotan a lo largo de la pantalla. “Aquí es donde podemos prepararnos juntos para la próxima era del progreso humano”.

El príncipe Mohammed Bin Salman anunció Neom el mes pasado. Su nombre es una combinación de ‘neo’ –‘nuevo’ en latín– y ‘m’, la primera letra en mustaqbal, la palabra árabe para ‘futuro’. La megaciudad tendría un costo de 500,000 millones de dólares y se extenderá por 10,000 millas cuadradas. Eso es 33 veces el tamaño de la ciudad de Nueva York. La metrópolis bordeará la costa noreste del país en el Mar Rojo y se extenderá hacia el norte hasta llegar dentro de Jordán y luego a través del mar (mediante un puente) para quedar dentro de Egipto.

El príncipe Mohammed quiere que Neom sea un centro para la fabricación, la energía renovable, la biotecnología, los medios y entretenimiento. Estará lleno de rascacielos, hoteles de cinco estrellas y robots que liberarán a los humanos de trabajo repetitivo. El sitio web dedicado a la ciudad proclama que ofrecerá un “estilo de vida idílico (…) fundado en la arquitectura moderna, exuberantes espacios verdes, calidad de vida, seguridad y la calidad en el servicio de la humanidad combinada con excelentes oportunidades económicas”.

A pesar de la hiperbólica retórica, su increíble tamaño y su enorme costo, de múltiples maneras Neom es simplemente el último ejemplo de la misión del reino de disminuir su dependencia económica en el petróleo. Si bien el petróleo de Arabia Saudita le durará durante décadas, los precios fluctuantes hacen que sea difícil depender de ingresos del mismo. El año pasado el príncipe Mohammed lanzó Vision 2030, un plan de 15 años de cambios de políticas cuyo fin es mantener próspero al país sin el beneficio del petróleo.

Durante años los líderes sauditas han comprendido que la economía de su país tiene que cambiar, pero los proyectos iniciados para promover esa meta —entre ellas las planeadas ‘ciudades económicas’— no siempre han sido exitosos. La Ciudad Económica Rey Abdullah — una metrópolis y puerto ubicado al sur de donde Neom estará situada— tiene una población de menos de 10,000 personas unos diez años después de haber sido inaugurada, a pesar de que se proyectaba que tendría dos millones de personas. Y el Distrito Financiero Rey Abdullah que queda al norte de Riyadh —cuyo propósito era ser rival de Dubái como centro económico— aún está incompleto después de más de una década. Hasta abril 2017, ni una sola institución financiera había acordado en ocupar cualquiera de los 73 edificios del distrito.


¿Podrá Neom tener éxito donde otros han fracasado? Steffen Hertog —un profesor adjunto en la Escuela de Economía de Londres— dice que Neom quizás se beneficie de su nivel alto de respaldo política y su liderazgo más centralizado. “Aunque otras ciudades económicas fueron restringidas por jurisdicciones poco claras y la falta de cooperación con las agencias gubernamentales relevantes, es poco probable que esto sea un obstáculo principal para Neom”, dice.

Si bien las otras ciudades económicas de Arabia Saudita tuvieron el propósito específico de crear empleos para saudíes jóvenes — aproximadamente un 50% de los saudíes tienen menos de 25 años y un cuarto de este grupo están desempleados—, Neom no estará cumpliendo con esa necesidad. “No es el deber de Neom de crear empleos para saudíes”, le dijo el príncipe Mohammed a Bloomberg. “El deber de Neom es ser un centro mundial para todos en todo el mundo”, apuntó.

Tal visión significa crear un espacio abierto a las normas y a las prácticas del Occidente —otro video promocional (que ya no está disponible) muestra una bailarina, una orquesta y mujeres en ropa de ejercicio— y por ende receptivo a la financiación del Occidente. Aunque el gobierno saudí y su fondo soberano de riqueza apoyarán a la ciudad a nivel financiero, Neom necesitará inversionistas para prosperar.

Hertog dice que no se han hecho compromisos privados. “Los inversionistas van a querer ver más detalles antes de avanzar”, explica. “Pero dado que Arabia Saudita está más restringida a nivel financiero de lo que era antes, quizás no pueda hacer grandes inversiones por adelantado antes de que llegue el dinero privado”.

El deseo del príncipe de reforzar la economía no petrolera del país también impulsó la reciente eliminación de la prohibición de la conducción por mujeres en el país. Si bien el cambio resulta beneficioso para los derechos de la mujer, la razón principal detrás de este cambio es facilitarles a las mujeres la posibilidad de trabajar fuera de sus casas. “A medida de que la dependencia de Arabia Saudita en el petróleo se vuelve insostenible, el reino necesitará una fuerza laboral más productiva, y eso incluye a las mujeres”, según dijo Kristin Smith Diwan —una investigadora residente sénior en el Arab Gulf States Institute— en una entrevista con CityLab el septiembre pasado.

Algunos analistas encuentran que los cambios propuestos del príncipe para hacer que la sociedad saudita sea más ‘liberal’ son hipócritas, particularmente cuando el gobierno — ya conocido por su mano dura en contra de la expresión libre y el disentimiento— está arrestando a clérigos, intelectuales y activistas al mismo tiempo que está prometiendo una cultura más abierta.

Madawi Al-Rasheed —profesor visitante en el London School of Economics— escribió en Middle East Eye que si bien las mujeres pronto podrán conducir, “a lo mejor también se conducirán a la cárcel si acaso cuestionan la política económica o la agenda social del régimen”. Según Al-Rasheed, la idea de Neom es “arruinada por la represión”.

Con Neom como símbolo del futuro de Arabia Saudita, todos estarán mirando a ver si se convierte en la utopía prometida por el video promocional o si su destino es ser un tramo de rascacielos medio completos o bien un experimento urbano que funciona, aunque sea políticamente represivo.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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