En los pocos meses que he vivido en Crown Heights, Brooklyn, dos nuevos bares han abierto a menos de una cuadra de mi apartamento. El vecindario, una vez famoso por sus delitos violentos, está en medio de lo que The New York Times describe como un "renacimiento". Nuevos restaurantes, cafés y boutiques y atraen gente de todo el distrito, principalmente a una calle: Franklin Avenue.
Expertos: se deben regular los aumentos de renta a locales comerciales
Los autores de un nuevo libro argumentan que si los vecindarios se llenan de grandes cadenas, estos se volverán más homogéneos y menos interesantes a los clientes.


"La actividad comercial en una calle, ya sea por parte de los lugareños o no, realmente define cómo entendemos los cambios que están ocurriendo en un vecindario", dice Phil Kasinitz, profesor de sociología del CUNY Graduate Center. Kasinitz, junto con Sharon Zukin del CUNY Graduate Center y Xiangming Chen de Trinity College, es el autor del nuevo libro Global Cities, Local Streets: Everyday Diversity from New York to Shanghai (Diversidad cotidiana desde Nueva York a Shanghai) (Routledge, 32 dólares).
En el libro, los autores examinan 12 calles comerciales en seis ciudades —Nueva York, Shanghai, Tokio, Amsterdam, Berlín y Toronto— para demostrar cómo se desarrollan los cambios culturales y globales en enclaves locales. Los autores descubrieron patrones en todos los sitios: cadenas de tiendas que invaden calles comerciales a expensas de tiendas familiares; cafeterías y galerías de arte que surgen como presagios de lo que los autores llaman "gentrificación por hipsters"; inmigrantes provenientes de todo el mundo que establecen pequeños negocios en vecindarios donde no viven, creando una "super-diversidad" que refleja y muestra los cambios en las ciudades.
Los cambios a nivel de vecindario, Kasinitz dice, a menudo se cuantifican mediante datos residenciales. Pero son las calles comerciales locales, agrega Zukin, las que funcionan "como la cara pública de las comunidades". En Global Cities, Local Streets, los autores sostienen que estas calles son esenciales para el carácter de las ciudades.
CityLab se reunió con Kasinitz y Zukin para discutir sobre las calles comerciales y la forma en que las comunidades deben conservarlas.
¿Cuál era su intención al seleccionar las calles que se debían investigar para el libro? ¿Cuál es el propósito de esas calles?
ZUKIN: Estábamos buscando calles que fueran importantes en cuanto a identidad del vecindario, pero que no fueran corredores comerciales centrales o no fueran necesariamente conocidas a mayor escala. Estos son mercados locales normales, rodeados de zonas residenciales, donde las personas se abastecen de las necesidades cotidianas de la vida. En Nueva York, escogimos Orchard Street en el Lower East Side, que tiene una tradición de buenas gangas a pequeña escala, mejores que, por ejemplo, la que se consigue en la Quinta Avenida. En el libro, citamos un pasaje de Here is New York de E.B. White, donde describe la ciudad como un mosaico de vecindarios, marcada por la repetición de estas calles comerciales locales. Es una hermosa manera de representar lo que se siente como el alma de cualquier gran ciudad: esta naturaleza pueblerina.
Las calles comerciales locales permiten las interacciones entre desconocidos; son un alivio de la alienación y el anonimato de la ciudad.
Uno de los puntos principales que ustedes mencionan en todo el libro es cómo, a pesar de su especificidad local, estas calles reflejan la globalización. ¿Cómo es eso?
KASINITZ: En las grandes ciudades modernas, las calles comerciales locales, cuando funcionan bien, se logra un equilibrio entre los vecinos y los forasteros. Son espacios cosmopolitas. Al colaborar con colegas de todo el mundo para este libro, es sorprendente saber que los propietarios de pequeñas tiendas en las calles locales son generalmente forasteros en cierto sentido: a menudo son de minorías étnicas, inmigrantes o visitantes. Quizás no sean residentes del área, pero se convierten en los pilares del vecindario porque pasan ahí una mayor parte de sus horas de vigilia que muchos de los residentes.
Las pequeñas empresas se ven a menudo amenazadas en las ciudades. ¿Qué está en juego para los vecindarios si estas calles locales no reciben apoyo?
KASINITZ: Es una historia que se escucha una y otra vez: En las principales ciudades, que son cada vez más caras, los arrendadores suben los alquileres considerablemente al final de los arriendos de larga duración, forzando la salida de los negocios familiares porque saben que pueden ganar más dinero rentándole a una cadena de tiendas, como un Starbucks o un Duane Reade. Pero si todo el mundo piensa así, entonces la calle se vuelve homogénea y ya no hay razón para regresar a ella. Es la teoría del más tonto. En estos momentos, los enormes aumentos del alquiler fomentan la inestabilidad, lo cual significa que los arrendadores continuarán cobrando más para poder cubrir los períodos de desocupación cada pocos años. Cuando las personas escuchan regulación de alquiler comercial, la comparan con el sistema residencial y se asustan, pero tiene que haber una forma para que las ciudades puedan desalentar los enormes aumentos de alquiler y disminuir la pérdida de pequeñas empresas.

¿Qué otras medidas pueden tomar las ciudades para preservar las calles comerciales locales?
KASINITZ: La intención no es preservar las calles como una mosca en ámbar. No estamos abogando por que a cada negocio familiar se le conceda la condición de sitio histórico que no pueda ser cambiado; las ciudades son funcionales, cosas vivas y calles locales responden a eso.
ZUKIN: No se puede celebrar una campaña de "compra en tu tienda local" para crear conciencia acerca de la necesidad de esos negocios. Tiene que haber una conversación entre los interesados y los miembros del consejo de la ciudad, en todas partes del mundo, para discutir soluciones legales que sean tanto constitucionales como eficaces. En muchos lugares, no se puede evitar que se abran ciertos tipos de negocios, como cadenas de tiendas, pero el tamaño de una tienda sí puede ser legislado. Mantener la escala de tiendas en estas calles física y económicamente pequeñas es algo que se puede lograr. La presidenta del condado de Manhattan, Gale Brewer, limitó el tamaño de las vidrieras a lo largo de Amsterdam Avenue para evitar que los grandes bancos ocuparan el lugar.
Y también deben considerarse los factores que sustentan la diversidad de estas calles: clase, raza e inmigración. Si las ciudades continúan permitiendo estos cambios costosos en calles locales, rechazarán el espíritu empresarial de los inmigrantes e instigarán al realce de los vecindarios para beneficiar únicamente a las personas más acomodadas. En muchas ciudades, los cambios demográficos en las calles comerciales no se alinean con la población residente. Los gobiernos municipales podrían ofrecer sistemas de aprendizaje o apoyo financiero a propietarios potenciales, quienes podrían supervisar la próxima generación de pequeños negocios sirviendo a las comunidades locales.
¿Piensan ustedes que las calles comerciales locales lograrán sobrevivir en las grandes ciudades?
ZUKIN: Al menos en Estados Unidos, tenemos una ventaja: ya hemos pasado lo peor de la modernización. Hemos tenido supermercados, hemos tenido cadenas transnacionales, y hemos comenzado a apartarnos completamente de esos modelos. Ahora, creo que hay una creciente cultura de aprecio por la especificidad; la gente nuevamente aprecia el valor de las pequeñas tiendas.
Global Cities, Local Streets, 32 dólares en Amazon.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.









