En diciembre pasado cualquier nadador que se hubiera zambullido a ciegas al lago Shasta —el embalse más grande de California— se hubiese revolcado cuesta abajo a lo Homero Simpson un buen trecho hasta dar con el agua. Los niveles del agua habían descendido en más de 100 pies (30 metros) comparado con sus niveles históricos. Hoy día, gracias a recientes lluvias, los niveles han mejorado notablemente.
La recuperación de la represa más grande de California, vista desde satélites
A lo largo de un año, el lago Shasta ha pasado prácticamente de ser una tierra desértica a una cuenca saludable.


Las pruebas de esto provienen de una serie de imágenes que tomó la NASA con datos del USGA Landsat, un satélite dedicado fotografiar el planeta para fines geológicos, forestales y agrícolas, entre otros. Las imágenes documentan un avance notable desde una aridez preocupante a una nueva exuberancia acuática. Las imágenes se empezaron a sacar el 13 de abril de 2015, cuando la profundidad del lago medía sólo 995 pies (300 metros), y se quedado expuestas millas de playas color canela:

Ya para el 23 de noviembre la situación empeoró. Los niveles habían bajado a 914 pies (278.5 metros). No habían llegado a su punto más bajo de 836 pies (263 metros) —lo cual se dio a mediados de los años 70—, pero aun así se trataba de malas noticias para las personas que dependen del lago Shasta para agua potable o sus cultivos:

Pero al 30 marzo, es posible ver que las tormentas causadas por El Niño inundaron el lago para subirle el nivel de agua a 1,048 pies (319.4 metros), un 109% de su profundidad histórica para esa época del año:

A pesar de este avance alentador, California sigue sufriendo de condiciones de sequía. Muchos de sus embalses en el sur del estado siguen con niveles bajos de agua y también existe el problema de que las operaciones agrícolas están sobreutilizando las aguas subterráneas. Bob Hensen de la organización The Weather Underground escribe:
“[A partir] del 17 de marzo se proyecta que los usuarios agrícolas de California recibirán el 30% del agua solicitada del suministro del Proyecto Estatal de Aguas. Esto se compara con un 20% recibido en 2015 y un 0% recibido en 2014. A pesar de la mejoría, esperamos que muchos granjeros y rancheros sigan sacando agua de fuentes subterráneas, cuyo uso por lo general no está regulado. Esta práctica ha conducido a una subsidencia tan dramática —hasta 2 pulgadas por mes en algunas áreas— la que se puede detectar desde satélites de la NASA."
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.









