El cuantioso valor en dólares de un árbol

Un investigador analizó las áreas verdes de distintas ciudades y descubrió que la vegetación genera millonarios ahorros.

El follaje de los árboles está perdiendo terreno frente a los edificios y a los estacionamientos
El follaje de los árboles está perdiendo terreno frente a los edificios y a los estacionamientos
Imagen Univision

David Nowak reduce sus treinta años de estudios sobre el valor económico de los bosques al siguiente consejo: si puedes sembrar un solo árbol, siémbralo en una ciudad.

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Después de todo, en una era en que hay una necesidad abrumadora para mejorías en infraestructura urbana, los árboles ofrecen a las ciudades excelente valor por el dinero invertido. Remueven dióxido de carbono, filtran la contaminación ambiental y producen oxígeno. Absorben aguas de lluvia, radiación ultravioleta y ruido. Disminuyen la velocidad del tráfico, aumentan el valor de las propiedades y reducen tanto estrés humano como fatiga mental. Y dan sombra, lo cual significa que tenemos que usar menos energía para enfriar.

“Aparte de remover carbono, los árboles nos ayudan a evitar emisiones en primer lugar”, dice Nowak, un investigador en jefe en la Estación Investigativa del Norte del Servicio Forestal de EEUU, en Syracuse, Nueva York. “Es un gran problema que nos ayudan a resolver”.

Nowak es uno de los creadores fundadores de i-Tree, un programa gratis del Servicio Forestal. Usando un sistema de información geográfica (GIS por sus siglas en inglés) y un conjunto complejo de algoritmos, el programa permite a las comunidades y a los investigadores a producir inventarios detallados de sus respectivos follajes urbanos y luego calcular su valor en dólares. Un análisis reciente de i-Tree en Austin, Texas, encabezado por Nowak, calculó que los árboles le ahorran a la ciudad casi 19 millones de dólares al año debido al uso reducido de energía para edificios. A su vez, ahorran otros 5 millones de dólares adicionales en emisiones reducidas de carbono y, como bienes físicos, por sí solos estos árboles tienen un valor de 16 mil millones de dólares. Además, su valor incluye otros 3 millones dólares por su reducción de contaminación ambiental (un cálculo basado en problemas respiratorios que se evitan) y casi 12 millones de dólares por año en la cantidad de carbono que capturan.

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Desde que fue inaugurado en 2006, i-Tree ha crecido para incluir todas estas diversas formas de tasar el valor de los árboles. Pero hay aún más beneficios comprobados que todavía no se han traducido en cifras contantes y sonantes. Actualmente parte del trabajo de Nowak se centra en calcular el valor en dólares de las temperaturas de aire reducidas y la absorción de radiación ultravioleta que proveen los árboles. “Tenemos los cálculos que demuestran cómo las reducciones de temperatura están basadas en la cobertura que dan los árboles”, dice. Pero el próximo paso, convertir eso en un valor específico, resulta muy difícil. “Hay que evaluar cómo los cambios generales en temperatura, así como cambios en temperaturas pico, tienen impactos diferentes en la mortalidad humana”, dice Nowak. “Esto depende incluso respecto a qué contexto geográfico se adapto fisiológicamente tu cuerpo’.

Si esto parece un reto, resulta fácil en comparación con otro fenómeno causado por los árboles que Nowak está tratando de cuantificar: estrés reducido. “Cuando uno ve verde se producen menos niveles de cortisol”, dice. Usando imágenes transmitidas por satélites y las herramientas analíticas de i-Tree “queremos desarrollar un índice de cuánto verde se puede ver desde cualquier punto dado en una ciudad, cómo el organismo reacciona al mismo y cuál es el valor económico de esto”, comenta el experto. Nowak le ha puesto el nombre “potencial de fuerza verde” a su índice y agrega que presenta todo un reto tratar de separar los efectos de los árboles de las otras fuerzas sociales que afectan al estrés urbano. “Esto va a tomar algún tiempo”, explica. “Pero pensamos que se trata de la próxima frontera de nuestra labor”.

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Este trabajo es sumamente importante. Herramientas como el i-Tree y otras que le han seguido han ayudado a ciudades alrededor del mundo a pensar de manera más estratégicamente en cuanto a la salud y la sostenibilidad de su follaje. En Estados Unidos, ciudades como Culver City, Santa Mónica, Pittsburgh, San Francisco y Tampa están en el proceso de desarrollar planes maestros de bosques urbanos que utilizan tales valores cuantificados.

Pero todo eso no es suficiente. Investigaciones recientes del Servicio Forestal (también encabezadas por Nowak) han encontrado que el follaje urbano provisto por árboles en Estados Unidos está disminuyendo a una tasa de aproximadamente cuatro millones de árboles por año. Esto se trata de 150 veces la cantidad de árboles en el Parque Central de Nueva York.

El follaje de los árboles está perdiendo terreno frente a los edificios y a los estacionamientos. Insectos, enfermedades y eventos climáticos graves están destruyendo sus troncos y hojas. Estas fuerzas serán agravadas por el cambio climático. En muchas ciudades se han reducido los presupuestos dedicados al mantenimiento de árboles. Con frecuencia los humanos no se dan cuenta fácilmente de todo lo que nos aportan los árboles.

Sin embargo, ponerle un precio al follaje urbano parece estar ayudando. “El dinero impulsa las decisiones”, dice Nowak. “Es un mal necesario del juego”. Cuando se toman en cuenta todos sus beneficios, realmente parece que el dinero sí crece en los árboles. Pero dadas todas las fuerzas luchando contra ellos, los árboles también necesitarán mucho dinero para seguir creciendo.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.