El cambio climático podría empeorar las ya desagradables turbulencias en los aviones

Según un nuevo estudio, los pasajeros se podrían enfrentar a turbulencias lo bastante fuertes como para ser lanzarlos por toda la cabina si no están bien asegurados.

De enero a julio del 2022 la FAA suma 110 incidentes con láser reportados en Salt Lake City.
De enero a julio del 2022 la FAA suma 110 incidentes con láser reportados en Salt Lake City.
Imagen Getty Images

Mientras el mundo continúa calentándose, es probable que las aerolíneas experimenten un drástico aumento de las turbulencias: no solo del tipo de las que te llevan a buscar la bolsa para vomitar, sino de las que pueden enviarte al hospital con contusiones, heridas u otras serias lesiones, según un estudio de Paul Williams, de la Universidad de Reading, en Inglaterra.

PUBLICIDAD

De acuerdo con la nueva investigación de Williams, la frecuencia podría ser de hasta tres de estas sacudidas durante el vuelo, "lo suficientemente poderosas como para catapultar por toda la cabina a quienes no estén debidamente abrochados, incluyendo a los miembros de la tripulación".

Aparte de las lamentables escenas que podrían derivar de estas potentes turbulencias, las cuales casi que harían parecer a los aviones yoyos zarandeándolos de arriba abajo, el estudio de Williams prevé un incremento del 75% de las turbulencias entre ligeras y moderadas, y del 127% de aquellas entre moderadas y severas.

Ese panorama podría ser real en nada menos que en 50 años, cuando se cree que los niveles atmosféricos de dióxido de carbono (CO2) lleguen a duplicarse. Una feroz corriente en chorro, causada por el calentamiento desigual -de origen humano- de todo el planeta, conducirá a cada vez más frecuentes movimientos espasmódicos en el cielo, apunta el investigador.

A una altura de crucero entre 30,000 y 40,000 pies, las regiones tropicales de baja latitud se están calentando más que las árticas de alta latitud, añade. "Este efecto está incrementando la diferencia de temperatura entre el Norte y el Sur a lo largo del Atlántico Norte, donde tienen lugar las corrientes en chorro, y estas, como consecuencia, están acelerando. En otras palabras, mientras más poderosas sean las corrientes en chorro, peor será la turbulencia".

La pesquisa de Williams se concentra específicamente en las turbulencias con cielo despejado (las que ocurren en ausencia de nubes y tormentas) y en una región dentro del corredor aéreo del Atlántico Norte, la cual identifica como "el espacio aéreo oceánico más agitado del mundo". Pero el repunte pronosticado podría afectar igualmente un área mucho mayor. "Es de esperar que todas las regiones de latitudes medias del hemisferio Norte se vean perjudicadas de alguna manera, por lo que no descartaría a los vuelos que cruzan el Pacífico y Eurasia", acotó Williams a CityLab.

PUBLICIDAD

Esta noticia, ni qué decir, no será del agrado de las compañías aéreas. Además de ser una razón fundamental para que las personas eviten volar, la turbulencia es un foco de problemas tanto económicos como de salud. De hecho, es la causa principal de lesiones físicas en los vuelos.

Según cifras conservadoras, en Estados Unidos se registran 687 lesiones leves en tripulantes y 120 en pasajeros cada año (y 38 y 17, respectivamente, en el caso de lesiones serias). Asimismo, un estudio reporta que las turbulencias cuestan anualmente a las aerolíneas unos 200 millones de dólares, debido a demandas de responsabilidad, inspecciones, pérdida de tiempo, y reparaciones de problemas menores y mayores, como es el caso de una turbulencia capaz de arrancar un motor y un pedazo de ala de 19 pies del avión en que vuelas.

Mapa Gráfico (en rojo, las regiones en que se espera un incremento de las turbulencias ligeras o grandes una vez se duplique el volumen atmosférico de CO2. Estados Unidos, a la izquierda; Europa y África, a la derecha; mientras más oscuro el color, mayor la frecuencia de turbulencias.)

¿Golpearte la cabeza con el techo de la cabina? Es más probable que te ocurra en invierno. "La corriente en chorro del Atlántico Norte es más fuerte en esta estación del año, porque la región ártica enfría en esos meses, lo que incrementa la diferencia de temperatura entre el Norte y el Sur, la cual, a su vez, trae consigo la corriente en chorro", señala Williams. "De modo que se registran más turbulencias con cielo despejado sobre el Atlántico en invierno y, por ello, usualmente se reportan más lesiones de pasajeros y tripulantes durante esas fechas".

PUBLICIDAD

A los pasajeros que viajan de aeropuertos regionales, cuyos aviones son habitualmente pequeños, podría irles peor. "Como regla general, mientras más pequeño el avión, más fuertes los vaivenes durante la turbulencia", añade. "Así que cuando un avión de gran envergadura, llámese Boeing 787 o Airbus A380, experimenta apenas ligeras o moderadas turbulencias, uno de tamaño mediano, como el Boeing 737, y que atraviesa la misma zona convulsa, pudiera enfrentarse a turbulencias severas". En aviones pequeños, precisa, las turbulencias provocan cerca de 40 muertes cada año.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.