En un mundo en donde comprar es en realidad una terapia y no una necesidad y en el que los clósets parecen más una recolección de prendas desechables que verdaderas apuestas de estilo, quisimos indagar en la manera cómo los coleccionistas de arte compran sus obras.
Moda: 4 lecciones que debemos aprender de un coleccionista de arte
Coleccionistas de arte nos dicen cómo conseguir en el mercado de la moda, prendas que de verdad valgan la inversión.


Entrevistamos a José Darío Gutiérrez, coleccionista colombiano que participará en Pinta Photography Miami y a la curadora Abaseh Mirvani, exdirectora de la Colección Jumex, quienes van a estar presentes en el Art Basel y buscamos en ellos luces para saber cómo conseguir en ese amplio mercado de la moda, prendas que de verdad valgan la inversión.
JOSÉ DARÍO GUTIÉRREZ
Lección 1: “Decido la adquisición de obras para mi colección en función de una historia que quiero contar”
Uno de los grandes pecados de las promociones y los descuentos indiscriminados es que todos salen en bandada a comprar ropa que, por supuesto, no necesitan, pero, aún peor, que no conversan (es decir, no combinan) con las otras piezas que tienen en el clóset. Comprar piezas que uno no tiene con qué usar es un desatino. Es más, hay una regla de oro: si no te la pones a la semana siguiente de haberla comprado, difícilmente te la vas a poner. El armario, como una colección de arte, hay que construirlo pensando siempre en armar una historia sobre unos mismo. Una historia que, por supuesto, se espera debe tener un mínimo nivel de coherencia. Antes de comprar ese par de zapatos entonces pregúntate: ¿tengo con qué ponérmelos? y ¿qué dicen de mi?.
Lección 2: “Para formar una colección de arte se requiere investigación y estudio (...) paciencia y aprendizaje. Hay que educar el ojo”.
¿Educar el ojo? Pues sí, al igual que en el arte, nadie puede construir un buen estilo si no conoce verdaderamente su cuerpo y qué siluetas se le ajustan mejor. Muchos, enceguecidos por las últimas tendencias de turno salen a comprar el vestido de moda y terminan haciéndose un daño tremendo, porque siendo sinceros, los crop tops, los suits ajustados o las midi skirt no son para todos. Crear un estilo único y reconocible exigirá entrenar la mirada para reconocer fácilmente en ese mar de vitrinas, si algo le queda o no a nuestro cuerpo, tono de piel y estatura. Todo el mundo da por sentado que sabe de moda porque compra, pero en verdad son infinitos los ignorantes en esta materia. Todos deberíamos ser consumidores más educados.
ABASEH MIRVALI
Lección 3: “Para comprar una obra de arte, es fundamental que te guste. Piensa que vas a convivir con esa pieza mucho tiempo, quizás, toda tu vida”
Esta debería ser la reflexión más importante para las fashion victims. Sí, esos seguidores de las tendencias y de los blogueros de turno que parecen siempre disfrazados, no se preguntan si les gusta o no una pieza y la adquieren porque todos en la ciudad las tienen. Esos están en problemas. Es posible que si la gente pensara, -como lo hace nuestro sincero coleccionista-, que con ese bolso o esos zapatos va a convivir toda la vida, más de uno se rehusaría a comprar muchas de las cosas que tiene dobladas en el clóse t. ¿Toda la vida con esas botas de caimán? ¿o con esos zapatos chunky y ese abrigo de piel azul? Claro, como la moda está pensada para que deje nuestra vida sin ninguna nostalgia, nadie parece preguntarse si eso que lleva en las bolsas de verdad… de verdad le gusta.
Lección 4: “Antes de adquirir una nueva pieza siempre me tomo un respiro y todo el tiempo que necesite para decidir si quiero invertir esa suma de dinero en esa obra”.
Los expertos y psicólogos siempre le dicen a los shopaholics, que una de las verdaderas estrategias para controlar el impulso desenfrenado de compra es que cuando se encuentren ante ese gran tesoro al que no se pueden resistir, se den media vuelta, lo dejen ahí en el probador y se vayan lejos, para regresar solo por él al día siguiente si de verdad lo quieren. Muchos contestarán ¿y si se lo llevan?... pues la verdad es que, en la moda, a diferencia del mundo del arte, cada vez hay lamentablemente menos objetos irremplazables. En cambio no sucumbir ante la irracionalidad del primer impulso y más bien obedecer a una compra más consiente y racionalizada contribuiría, sin duda,a que haya menos mal vestidos por la calle y, quizás, menos endeudados.
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