1) Reconozca la realidad. La mayoría de las personas necesitará algún tipo de ayuda a medida que envejezcan y que cuanto antes se inicie la planificación para prepararse es mejor.
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2) Decida lo que quiere y empiece a investigar en función de eso. ¿Quiere estar en un asilo de ancianos o en un centro de asistencia? ¿Desea permanecer en su domicilio por la mayor cantidad de tiempo posible?
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3) Ahorre dinero, pero también indague qué tipos de opciones están disponibles para usted. ¿Tiene familiares que viven cerca, amigos en los que podría confiar, pertenece a una iglesia u otra institución que ofrezca servicios de retiro? También vea los servicios y financiamiento que ofrece su ciudad y que podría llegar a necesitar: comidas a domicilio, etc.
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4) Vea si existe algún plan de seguro que pudiera comprar. Estos cuestan dinero y no son muy populares, pero “siguen siendo la mejor manera de controlar su destino”, asegura el director ejecutivo de la National Association of Medicaid Directors, Matt Salo.
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5) Piense si hay modificaciones a su hogar que podrían hacer ahora y que harían más fácil su vida a largo plazo, como convertir las escaleras en rampas o asegurarse de que los gabinetes de su cocina sean más accesibles desde una silla de ruedas.