El otoño trae consigo no solo cambios en el clima, sino también en el horario. Gran parte del hemisferio norte estará atrasando sus relojes una hora para marcar el final del horario de verano. En los Estados Unidos, este año ocurrirá este domingo 7 de noviembre en punto de las 2:00 am.
Cómo preparar a los bebés y niños para el fin del horario de verano; un experto nos da consejos
Para los padres de bebés y niños pequeños, retrasar el reloj una hora puede alterar dramáticamente las rutinas de sus hijos, principalmente en las siestas y la hora de dormir.

Para los padres de bebés y niños pequeños, el cambio no suele ser bien recibido, pues por lo general viene acompañado de cambios en las rutinas de sus hijos, principalmente las siestas y la hora de dormir. Por eso, es importante entender cómo el cambio de horario afecta el sueño de tus hijos y lograr una transición menos complicada.
"Hay que aprovechar más los tiempos en que hay sol y luz afuera”, explica Chelsey Richerson, psicóloga infantil del hospital Kaiser Permanente.
La experta señala que es indispensable mantener las rutinas de los menores antes de dormir lo más constante posible.
“Un baño, leer libros, dibujar, ese tipo de actividades. Queremos tratar de evitar el uso de electrónicos antes de ir a dormir, o de actividades que van a aumentar la energía de los niños”, señala la experta.
¿Qué implica retrasar el reloj una hora para padres y niños?
El fin del horario de verano puede ser particularmente difícil para algunos padres de familia.
Los niños entre 2 y 4 tienen una tendencia a despertarse más temprano de lo que sus padres desearían, por lo que con el retraso del reloj por una hora, un niño que usualmente duerme de 8 pm a 6 am, ahora estará durmiendo entre 7 pm y 5 am en lo que su reloj biológico se ajusta, escribe el doctor Craig Canapari, director del Centro Pediátrico para el Sueño de la Universidad de Yale.
Para facilitar la transición, el cambio se puede hacer de manera gradual. Desde este día, intenta que tu pequeño se duerma alrededor de 30 minutos más tarde de lo que suele hacerlo hasta que se ajuste al nuevo horario. El proceso puede llevar alrededor de tres días, dependiendo de las características de tu hijo.
“Depende del temperamento del niño, si es un niño regular entonces le va a tomar un poquito más tiempo acostumbrarse al cambio. Si es un niño un poquito más flexible, entonces quizás se va a adaptar mas fácil”, señala Richerson.
La especialista del hospital Kaiser señala que los “niños regulares” son aquellos cuyo reloj biológico se apega de manera estricta a una rutina, por ejemplo, les comienza a dar sueño o hambre todos los días a la misma hora.
Por otro lado, los “niños flexibles” suelen tener modificaciones ligeras en sus rutinas de alimentos, baños y comidas, por lo que el retraso del reloj puede ser menos complicado para ellos.
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