Como si se tratara de una telenovela, el juicio federal que se lleva en Puerto Rico contra una exreina de belleza por pagar para que alegadamente asesinaran a su entonces esposo, un empresario canadiense, continuó este jueves con el testimonio de la acusada, quien renunció a su derecho constitucional de no declarar para no autoincriminarse.
“La viuda negra” de Puerto Rico dice que no pagó para que asesinaran a su millonario marido
Aúrea Vázquez Rijos negó la acusación en su contra de haber ofrecido 3 millones de dólares a un “sicario” para que asesinara a su esposo en 2005.

Desde el banquillo de los testigos, Aúrea Vázquez Rijos, también llamada “viuda negra”, rechazó las acusaciones federales en su contra por presuntamente haber ofrecido un pago de 3 millones de dólares a un “sicario” para que asesinara a su esposo, Adam Joel Anhang, el 22 de septiembre de 2005.
La acusada testificó que no conocía al presunto asesino, Alex “El loco” Pabón Colón, quien se convirtió en el principal testigo de cargo de la fiscalía federal.
Vázquez Rijos respondió que no recordaba siquiera su apariencia, que “estaba muy oscuro” la noche del crimen, en la que ella también resultó golpeada con un objeto contundente.
“No me recuerdo”, contestó Vázquez Rijos cuando le preguntaron.
Su respuesta de ahora se contradice con la declaración que ofreció al agente estatal José Miranda después del crimen, donde describió al asesino con detalles, de la siguiente manera: “Prieto (de piel negra), alto, con tatuajes, uno en cada brazo, tenía muchas llagas en sus manos y una más grande en el área izquierda de la mano entre el dedo índice y el dedo gordo. No usaba gorra y tenía una camisa azul y pantalón mahón negro”.
Durante el contrainterrogatorio del fiscal Ruiz, Vázquez Rijos mostró incomodidad, titubeó, a veces pensaba unos minutos antes de contestar. También recibió varios regaños del juez federal Daniel Domínguez, quien la instruyó a que solo contestara lo que el fiscal le preguntaba y no abundara, sobre todo en las respuestas que eran de sí o no.
Vázquez Rijos también admitió que tuvo una relación sentimental con otro de los testigos de la fiscalía federal: Alexis García, quien aseguró durante el juicio que ella en dos ocasiones le preguntó si conocía a un “sicario”, en el año 2005.
Cuando el fiscal la cuestionó si su marido sabía que ella tuvo esa relación extramarital ella contestó: “No. Nosotros estábamos peleados y él estaba fuera del país”.
El fiscal también preguntó sobre las cinco sesiones de terapia de pareja a las que acudió con la psicóloga Alexandra Ramos, siendo la última de ellas a las 11:00 de la mañana del 22 de septiembre de 2005, 11 horas antes del crimen.
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Según los informes de la psicóloga, en estas visitas ella se quejó de que su marido no le daba suficiente dinero y amenazó a su esposo con no aceptar un eventual divorcio: “Solo inténtalo, yo no te voy a dejar ir tan fácil”.
“Yo no tenía ninguna intención de divorciarme. No traje ninguna alternativa. No hice mi asignación”, declaró respecto a ese informe preparado por la doctora Ramos.
Vázquez Rijos también fue interrogada sobre las capitulaciones que firmó la pareja antes de casarse, que establecen que, en caso de un divorcio, la ahora acusada recibiría un pago de 126,000 dólares, en 36 pagos mensuales de 3,500 dólares, y que si Anhang moría, ella heredaría poco más de 8 millones de dólares.
El fiscal le preguntó cuánto dinero quería recibir tras la desaparición de su esposo y ella contestó: “Ninguno de los dos”.
“La viuda negra” declaró que tras el asesinato, inició una demanda de cobro de dinero de su herencia contra los padres de su esposo, Abraham y Bárbara Anhang, en octubre o noviembre de 2005, aunque el documento admitido como evidencia dice que se presentó en el Tribunal Superior de San Juan en marzo de 2006.
En medio del litigio civil, en verano de 2006, Vázquez Rijos vendió la barra Pink Skirt de la que era dueña y se mudó a vivir a Italia, donde se volvió a casar, tuvo dos gemelas. Las acusaciones de conspiración para el “asesinato por encargo” contra Vázquez Rijos, su hermana Marcia y el exnovio de esta última, José Ferrer Sosa, se radicaron en 2008.
En 2013 fue arrestada en España cuando realizó un viaje con un testigo que ahora colabora con el FBI. Estando en la cárcel tuvo otra hija, a mediados de 2015, un mes antes de ser extraditada a Puerto Rico.



























