Warhola Pop: la drag queen boricua que se mudó a NYC con $125 y ahora arrasa con su arte

Jafet Marquez Lozada, que actúa bajo el nombre de Warhola Pop, se mudó de Puerto Rico a la Gran Manzana hace cinco años con el último dinero que tenía. Allí, floreció como artista drag, lo cual le abrió un camino hacia la libertad, el arte y el sustento en Nueva York.

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Por:
Juan de Dios Sánchez Jurado
Warhola Pop
Warhola Pop
Imagen Instagram: @warholapopart

NUEVA YORK - Hace cinco años, aburrida de que su trabajo como mesera en un restaurante de cadena y los shows en San Juan no alcanzaran para pagar la renta, Jafet Márquez Lozada decidió gastar los últimos 125 dólares que le quedaban en el bolsillo en un boleto a Nueva York.

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No era la primera vez que se iba de casa. A los 12 años escapó de la amenaza de su padre: “Si me sale un hijo maricón, lo mato”.

Convencida de que el padre sería capaz de cumplir esa sentencia, Jafet se lanzó a un camino que la llevaría a descubrir en el drag ––un tipo de entretenimiento en el que la gente se disfraza y actúa, a menudo de forma muy estilizada–– una manera de sobrevivir, expandir los límites de su identidad y procurarse un techo en la ciudad de Nueva York.

Esta última, una meta nada fácil de conseguir en Nueva York, donde el 30% de la juventud sin hogar se identifica como gay o transgénero, la mayoría de los cuales opta por permanecer en la calle antes que acudir a los refugios del gobierno, que constituyen un lugar peligroso.

Fue en este entorno que Jafet, también conocida como Warhola Pop, se convirtió en una de las caras más visibles y prometedoras de una de las escenas drag queen más competitivas del mundo.

Este texto ha sido editado para mayor fluidez y claridad.

¿Cómo nace Warhola Pop?

Warhola es lo más completo que yo he llegado a ser en mi vida, como artista, como profesional, es lo que hago. Cuando estudiaba Artes Visuales en la Universidad de Puerto Rico (UPR), me dijeron que me parecía un poco a Andy Warhol. Andy todo blanco y yo brown (café), pero aún así era algo como en las facciones. Entonces me disfracé de él para un Halloween. Llevaba años queriendo hacer drag (también conocido como transformismo).

La primera vez que vi un show fue a los 14 años en la discoteca Crash. Ahí me metí haciéndome pasar por el maletero de una amiga que iba a presentarse. Ay, si yo te contara las historias de Crash, eso sería como la clase 101 de Puerto Rico Queer.

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La primera drag que vi en la tarima fue Nina Flowers, eso fue como entrar a Disney y ver a Mickey Mouse. A los 14 años no tenía cómo pagar un vestuario o un maquillaje, como te digo, en Puerto Rico la escena era más que todo pageant (concurso de belleza) y a eso hay que invertirle un montón de dinero.

Warhola es ahora una señora middle age que le encanta la gangarria pero ya no es una chamaca de 15 años. Esa es como la psicología en la que me monto cuando estoy haciendo Warhola.

¿Cómo terminaste en la ciudad de Nueva York?

Trabajaba en un restaurante en el que me trataban horrible y tipeaban mal. Los shows no me daban lo suficiente para pagar la renta y yo dije, me voy de aquí. No tenía ni crédito, ni tarjeta. Vendí unas cosas, recolecté como 1,000 pesos. Y dije, si Madonna pudo lograrlo con 30 dólares, yo por qué no voy a poder.

Los primeros seis meses fueron duros. Anduve de un lugar a otro, una vez hasta comí en un parque donde regalaban comida que donaban los supermercados porque estaba dañada la etiqueta o algo. Hasta que llegué a esta casa a vivir con mi amiga Paulette Guzmán.

Luego ella se fue y me dejó el lease que llevo ya cuatro años y medio pagando gracias a Warhola.

¿Cómo te adaptaste a la vida y la escena drag de la ciudad?

Fue un encontronazo de sentimientos. Lo único que tengo de estadounidense es una ciudadanía, lo demás es hispano. Yo soy un jíbaro que bajó del campo, la educación pública en Barrazas (un barrio en la municipalidad de Carolina, Puerto Rico), no es la mejor, no sabía inglés. Acá he tenido que trabajar como mula para sobresalir, eso me conecta con la lucha de muchos inmigrantes latinos en esta ciudad.

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Yo soy muy buena host y sé dar muy buenos shows, pero a veces el inglés me limita. Acá tienes que hacer mucho networking. Si estás de host con otras drags, tienes que tirar shade e indirectas, tú sabes, ponerle humor. Es un tipo de lenguaje que me ha costado mucho entenderlo y aprenderlo.

Yo vengo de la escena pageant de Puerto Rico, donde el ideal es emular a una Miss, moverse así toda recta, el maquillaje te lo hacen profesionales y los vestuarios tienen que ser impecables de punta a cabeza. Acá en Brooklyn, Warhola se ha vuelto más libre. Combino esa mano pageant que aprendí para maquillarme con una estética más campy, kitsch, así como La Veneno (actriz, modelo y vedette española, una de las primeras mujeres en visibilizar el colectivo transexual en España) en su etapa madura.

¿Qué te gusta en el look de La Veneno?

Siempre me han gustado las mujeres controversiales, no sé si es por el estilo de vida que llevo. La Veneno me encanta. Su historia, sus cosas, siempre fue un ícono. Siempre me atrajeron las malvadas de las telenovelas, porque proyectaban una feminidad con poder y no se comportan como la sumisa pobrecita.

La villana te va a joder la vida por lograr lo que ella quiere, en eso se parece un poco a la vida que nos toca llevar a los queer, si tu quieres salir del hoyo como queer, tienes que ser en cierto modo esa villana, no dejarte pisotear.

¿Qué harías si no tuvieras a Warhola en tu vida?

Mira no sé. Si hubiera tenido una vida más calmada, hubiera tirado más a lo trans. Pero me preocupé más por sobrevivir, saber dónde iba a vivir, qué iba a comer, no pude preocuparme mucho por mi identidad.

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Hoy en día me siento bien proyectando mi feminidad a través del transformismo, explorando a través de Warhola esa versión exagerada de lo que la sociedad considera que debe ser una mujer cisgenero (persona cuya identidad y expresión de género coincide con el sexo biológico que se les asignó al nacer).

Me siento bien con mi cuerpo. Digamos que en espíritu soy una mujer trans. Me encanta verme como el nene que soy y saber que puedo transformarme en Warhola cada vez que quiero.

Juan de Dios Sánchez Jurado es periodista y estudiante del programa bilingüe de periodismo del City University of New York (CUNY).