NUEVA YORK. - La decisión, por supuesto, no fue fácil. Nidia Rivera dejó hace 26 años a sus dos hijos en República Dominicana para venir a Estados Unidos y a través del trabajo, asegurarles un mejor futuro.
Las habichuelas con dulce, el postre que le da trabajo en Nueva York a una inmigrante
Nidia Rivera dejó hace más de 20 años su República Dominicana para trabajar en Estados Unidos. Hoy es conocida por un puesto en Washington Heights de habichuelas con dulce, un postre típico que se sirve durante la Cuaresma en su tierra natal.

"¿Con qué voy a mantener a mis hijos desde aquí?", se preguntó.
Las habichuelas con dulce que confeccionaba en su tierra no tardaron en ser la mejor salida para la mujer conocida como "Nena".
Hoy, el olor de este postre típico que se sirve durante la Cuaresma en República Dominicana guía a sus clientes hacia un puesto que tiene en Washington Heights, ese vecindario del Alto Manhattan que tiene un alma emblemáticamente dominicana.
"¿Y qué es lo que vende?", le han preguntado.
"Habichuelas con dulce. Venga, ¡venga a probar!", ha respondido Rivera en tantas ocasiones.
"Nosotros vinimos a trabajar. No a hacer cosas malas", afirma la mujer de 72 años de edad.
Como cuenta Esperanza Ceballos, Rivera se levanta a las 6 am para preparar el dulce que vende en la calle 182 y la Avenida St. Nicholas.
En el negocio cuenta con apoyo de seis personas, incluida su hermana, Norca Rivera. "Lo que tengo ha sido aquí, trabajando. He obtenido mis papeles, he traído a mis hijos. Pero trabajando. No haciendo nada malo, que eso es lo importante", recalca.
Aunque en República Dominicana este postre es relativo a la Cuaresma, en Washington Heights se vende durante todo el año.
Habichuelas ablandadas, batatas y una olla que lleva canela, coco, leche y azúcar son parte del proceso, la mezcla que conduce a las habichuelas con dulce de Rivera.
"Todas las nacionalidades vienen aquí siempre. Esto es, imagínate, como si estuviera en mi casa", explica Ramón Pérez, uno de los clientes de este rincón que se parece tanto al Caribe en pleno Alto Manhattan.
Es que el trabajo de Rivera prueba cuán vivas son las tradiciones.
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