Aunque el cierre del gobierno federal continúa, el presidente Donald Trump no está reduciendo sus viajes. No está jugando menos a golf ni trabajando con un equipo más reducido en el Ala Oeste. Incluso las hamburguesas que se siguen sirviendo en la Casa Blanca no son de McDonald's esta vez.
Ni cancelación de viajes ni menos partidos de golf: cómo la agenda de Trump escapa al actual cierre de gobierno
En cierres anteriores, incluido el del primer mandato del republicano, los presidentes reducían sus eventos para mostrarse solidarios con la población estadounidense afectada. Pero esta vez no está siendo así.
En cierres anteriores —incluido el del primer mandato de Trump—, los presidentes solían reducir sus agendas. Al enviar a casa al personal considerado "no esencial", la Casa Blanca a menudo buscaba mostrarse comprensiva con los estadounidenses afectados por las interrupciones en la atención médica, los beneficios para veteranos y otros servicios clave.
El cierre actual ha dejado a unos 750,000 empleados federales con permiso sin sueldo y a otros muchos trabajando sin cobrar. La financiación del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés) expirará este próximo viernes.
Sin embargo, para Trump, los últimos 29 días todo ha transcurrido prácticamente con normalidad.
“Es como esa canción country de Sometimes falling feels like flying for a little while (‘A veces, caer se siente como volar por un rato’), le dijo a la agencia AP Paul Begala, estratega demócrata y exasesor del presidente Bill Clinton, quien estuvo a cargo de dos cierres del gobierno entre 1995 y 1996. “Parecen estar pensando: ‘Hasta ahora, todo va bien’”.
Salones de baile, golf y viajes
Trump emprendió su gira de seis días por Asia, tras una reciente y fugaz visita a Oriente Medio.
Antes, organizó una recaudación de fondos en la Casa Blanca para los principales donantes de su salón de baile de $300 millones, para lo que se llevó a cabo una llamativa demolición en el Ala Este, y celebró otra recaudación de fondos en su finca de Florida.
Los miembros del gobierno también han estado de gira. El vicepresidente JD Vance viajó a Israel, la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem visitó Oregón y el secretario de Defensa Pete Hegseth recorrió TOPGUN, la escuela de armas de combate de élite de la Armada estadounidense en Nevada.
Según un informe de contingencia de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, solo el 32% del personal de la Oficina Ejecutiva del presidente iba a ser suspendido temporalmente durante el cierre actual.
Esta cifra representa una clara disminución con respecto al 61% registrado durante el último cierre en 2018-19, en el primer mandato de Trump.
Aproximadamente la mitad del equipo de la Residencia Ejecutiva —que incluye personal de limpieza, ujieres, asistentes personales y mayordomos— está trabajando actualmente. La vez anterior, en cambio, más del 70% fue suspendido temporalmente.
Allí es difícil darse cuenta de que estamos en el medio de un cierre de gobierno, ya que muchos empleados permanecen en sus puestos.
"Ni siquiera sé si se supone que deben estar trabajando, pero no faltarían ni un día", dijo Trump durante un evento la semana pasada.
Esto contrasta con su comportamiento durante su primer mandato, cuando dejó de jugar al golf y canceló un viaje planeado a Florida para Navidad durante el cierre de 2018, que se extendió hasta el Año Nuevo.
En aquella ocasión, hizo una visita sorpresa a las tropas en Irak, pero canceló sus planes de ir a los Alpes suizos para el Foro Económico Mundial.
Cuando recibió a los jugadores de fútbol americano de la Universidad de Clemson para celebrar su campeonato de la NCAA, Trump llevó hamburguesas y papas fritas de McDonald's y Domino's Pizza debido a las licencias sin goce de sueldo del personal que cocina en la Casa Blanca.
Esta vez, el presidente invitó a senadores republicanos a un almuerzo que también incluyó hamburguesas. Pero en este caso, las preparó el personal de la residencia oficial. "En la Casa Blanca se come de maravilla", dijo el presidente.
"Una estrategia más inteligente"
Algunos dicen que seguir adelante como si no hubiera cierre del gobierno tiene ciertas ventajas políticas para Trump, permitiéndole proyectar una imagen presidencial y evitar las disputas en el Congreso.
"Es una estrategia mucho más inteligente", dijo Marc Short, jefe de gabinete del exvicepresidente Mike Pence.
Durante el cierre del gobierno en su primer mandato, Trump rechazó un acuerdo del Congreso para forzar así el cierre del gobierno en su intento por obtener fondos para construir el muro en la frontera entre EEUU y México.
Después, nombró a Pence como principal negociador para poner fin al cierre del gobierno, involucrando a su yerno, Jared Kushner, creando así la imagen de que tendrían que ir al Capitolio.
“La primera vez, fue bastante claro ante las cámaras: dijo que quería el cierre. Se atribuyó la responsabilidad”, dijo Short. ¿Esta vez? “La Casa Blanca ha dejado claro que no se hace responsable”.
En 1995, Begala recordó haber hablado de estrategias con Clinton durante una carrera de verano en Fort McNair, en Washington, y haberle dicho al mandatario que el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, y su partido creían que “pueden doblegarlo”, obligando a realizar recortes a Medicare con la amenaza de un cierre del gobierno.
Clinton respondió: “Mi película favorita es High Noon (‘A la hora señalada’)”, recordó Begala, refiriéndose al western en el que un alguacil se enfrenta a forajidos. “‘Si hacen eso, tengo un momento al estilo Gary Cooper en High Noon. Es pan comido’”.
Cuando Gingrich fue a la Casa Blanca a negociar, Begala dijo que Clinton se mantuvo firme, a pesar de que algunos asesores lo instaron a llegar a un acuerdo.
Los votantes finalmente culparon más a los republicanos del Congreso que a la Casa Blanca por el cierre del gobierno, y Clinton fue reelegido cómodamente en 1996.
“Eso podría haberle salido muy mal a Clinton”, dijo Begala. “Pero entendió que mantenerse firme y tener un momento al estilo Gary Cooper le beneficiaría mucho”.
Trump probablemente podría encontrar la manera de poner fin al cierre actual si quisiera priorizarlo, dijo Leon Panetta, quien trabajó para terminar con cierres gubernamentales anteriores como jefe de gabinete de Clinton.
Pero la atención de Trump está centrada en cualquier cosa menos en sentarse a dialogar con ambos partidos para resolver este problema, afirmó Panetta.
"Trabajando día y noche"
Durante el cierre gubernamental de 16 días en 2013, el presidente Barack Obama canceló un viaje a cuatro países de Asia y faltó a la gala del Caucus Hispano del Congreso.
Su agenda incluía eventos destinados a mostrar los efectos del cierre, como la visita a una constructora de Maryland que se benefició de préstamos federales similares a los que se vieron en riesgo con el cierre del gobierno.
En 2019, mientras ese cierre se prolongaba, funcionarios de la Casa Blanca de Trump reconocieron sentir presión para ponerle fin.
Esta vez, el gobierno ha culpado a los demócratas, al tiempo que ha indicado que está dispuesto a esperar, incluso advirtiendo sobre posibles problemas en los viajes durante las vacaciones de Acción de Gracias.
“El presidente Trump continúa trabajando día y noche en favor del pueblo estadounidense”, declaró la portavoz de la Casa Blanca, Abigail Jackson. “Todo el gobierno, incluido el presidente, seguirá visibilizando a los trabajadores y las familias que sufren las consecuencias de la decisión de los demócratas de paralizar el gobierno”.
Bill Daley, jefe de gabinete de Obama en la Casa Blanca antes del cierre de 2013, afirmó que Trump no muestra una presión política para reabrir el gobierno, ni siquiera de cara a las elecciones a gobernador del próximo martes en Virginia y Nueva Jersey, que son estados con una importante plantilla de empleados federales.
“Supongo que cree que le beneficia hasta que —y no sé si sucederá— la situación se desmorone por completo”, dijo Daley.
Los demócratas exigen una prórroga de los créditos fiscales que están a punto de expirar y que han ayudado a millones de personas a costear su seguro médico, mientras que los republicanos afirman que no negociarán hasta que se reabra el gobierno.
Trump ha afirmado que el cierre del gobierno debe terminar, pero también lo ha utilizado para recortar puestos federales y atacar programas que favorecen a los demócratas, al tiempo que redirige fondos a sus propias prioridades como el pago de los salarios militares.
Mientras tanto, los estadounidenses están divididos sobre quién tiene la culpa.
Aproximadamente 6 de cada 10 afirman que Trump y los republicanos del Congreso tienen "mucha" o "bastante" responsabilidad por el cierre, mientras que el 54% opina lo mismo sobre los demócratas en el Congreso, según una encuesta reciente del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de Associated Press-NORC.
Mike McCurry, secretario de prensa de la Casa Blanca durante la presidencia de Clinton, declaró que los demócratas aún no han logrado transmitir un mensaje claro sobre el cierre que haya calado hondo en la población.
Mientras, Trump tiene la presidencia para dar su propia versión, pero McCurry señaló que ha sido "inconstante". "Es poco probable que tengamos ganadores o perdedores claros después de esto", afirmó el experto. "Va a ser un poco caótico".
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