Sentencian a 2 años de cárcel al chofer de un autobús escolar en el que murió un joven autista

Armando Abel Ramírez dejó encerrado en el vehículo durante horas a un estudiante que pensó que se había bajado en su parada. Este caso impulsó una nueva ley de seguridad en autobuses escolares.

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LOS ÁNGELES, California.- El chofer del autobús escolar en el que murió un joven autista en 2015 fue sentenciado este lunes a dos años de cárcel tras declararse culpable por el fallecimiento, según informó la agencia City News Service.

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Armando Abel Ramírez, de 37 años, actuó de forma negligente cuando el 11 de septiembre de 2015 dejó encerrado en el vehículo escolar a Hun Joon ‘Paul’ Lee, un chico de 19 años, durante alrededor de 8 horas en un día en el que el termómetro ascendió hasta los 90 grados Fahrenheit.

Ramírez tenía que transportar a Lee, junto con varios estudiantes de más con necesidades especiales hasta el Centro Educativo Sierra en Whittier. El chofer realizó el recorrido pero nunca comprobó que todos los alumnos se bajaran del autobús en su destino sobre las 8:30 de la mañana de aquel día.

El conductor regresó con el vehículo hasta las instalaciones de la compañía de transporte Pupil Transportation Cooperative, donde lo dejó estacionado.

Cuando Lee no retornó al hogar a las 4 de la tarde, los padres alertaron al centro educativo y a la empresa de autobuses, que a su vez notificaron a Ramírez, quien entonces estaba en su casa.

El chofer regresó al autobús y cuando subió encontró el cuerpo sin vida de Lee. La víctima sufría un grado severo de autismo y no era capaz de comunicarse verbalmente.

A raíz de este suceso, el senador demócrata Tony Mendoza presentó en la Cámara Alta un proyecto de ley para establecer mecanismos que impidan que se repitan muertes como la de Lee.


Su medida salió adelante y fue firmada en septiembre de 2016 por el gobernador de California, Jerry Brown.

Esta nueva ley, que se aplicará a partir del próximo curso escolar, requiere que los autobuses de California estén equipados con un sistema de alerta que salta cada vez que el vehículo se apaga. La única forma de desconectarlo es yendo a la parte posterior del autobús, lo que obliga al chófer a recorrer todas las filas de asientos antes de bajarse.