Mientras la administración del presidente Donald Trump intensifica su campaña de presión militar contra Venezuela, se han mantenido canales de comunicación diplomáticos informales con el gobierno de Nicolás Maduro, según detalla un nuevo reporte del periódico The New York Times.
Nuevo reporte confirma negociaciones donde Trump rechazó la salida de Maduro en dos o tres años
Mientras la administración Trump intensifica su campaña de presión militar contra Venezuela, se han mantenido canales de comunicación informales con el gobierno de Nicolás Maduro. Reportes confirman que la presunta oferta de Nicolás Maduro de dimitir después de un período de transición fue rechazada por la Casa Blanca.

El diario parece confirmar una información que fue dada a mediados de octubre por la agencia de noticias The Associated Press sobre la presunta oferta que Maduro hizo de renunciar a su cargo después de un período de transición de dos a tres años, y que esta fue rechazada categóricamente por la Casa Blanca.
El gobierno de Trump ha autorizado una nueva fase de medidas para presionar a Venezuela, que incluye planes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para operaciones encubiertas dentro del país y al mismo tiempo también autorizó otra ronda de negociaciones después de haber cortado el diálogo semanas atrás.
El presidente ordenó el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe como parte de lo que ha sido denominado “Operación lanza del sur” ( Southern Spear, en inglés) que es la acumulación naval más grande en la región desde la década de 1960.
La propuesta venezolana y el rechazo de la Casa Blanca de Trump
Durante las conversaciones informales entre funcionarios venezolanos y estadounidenses, se presentó una propuesta para que Maduro abandonara el poder.
Según personas informadas sobre el asunto dijeron a AP semanas atrás y a The New York Times en el reporte publicado este miércoles, Maduro insinuó la posibilidad de dimitir tras un período de transición que se extendería por un par de años.
Otras fuentes detallaron a AP que la sugerencia específica era que Maduro dejara el cargo en tres años, cediendo la autoridad a su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, para que esta completara el mandato de seis años que finalizaría en enero de 2031.
A pesar de que el gobierno venezolano ofrecía una ruta para el cambio de poder, la Casa Blanca presuntamente rechazó esta propuesta. La postura de la administración Trump es que cualquier retraso en la renuncia de Maduro es un punto inaceptable.
Sin embargo, miembros del régimen venezolano negaron públicamente la existencia de tales planes. Delcy Rodríguez calificó la supuesta propuesta como "falsa" y como parte de la "guerra psicológica contra el pueblo venezolano". Maduro, por su parte, se burló de los reportes sobre un plan para que Rodríguez lo reemplazara, describiéndolos como un intento de “dividir" a la sociedad venezolana.
El domingo, el presidente Trump dejó abierta la posibilidad de que existan diálogos, señalando: “ Puede que tengamos algunas discusiones con Maduro y veremos cómo resulta eso”. La Casa Blanca acusa a Maduro de estar al frente de un "estado narcoterrorista" y la semana que viene Estados Unidos agregará a la lista de organizaciones terroristas al llamado Cartel de los Soles, una supuesta red de criminales dentro del propio gobierno de Venezuela -conformada por civiles y militares- que opera para el tráfico de drogas desde Colombia y hacia otros países. El gobierno de Trump afirma que su jefe es Maduro, por quien elevó a $50 millones una recompensa por su captura.
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La presión militar y de inteligencia
La estrategia de la Casa Blanca parece ser aumentar la presión sobre miembros del régimen venezolano, mientras mantiene abiertas las opciones para una posible salida de Maduro ya sea vía diplomática o la fuerza. Mientras que el objetivo final de la campaña liderada por Trump aún no está claro públicamente, el presidente Trump ha discutido en privado el acceso que las compañías energéticas estadounidenses podrían obtener a las reservas de petróleo de Venezuela.
De hecho, durante las negociaciones informales, el gobernante venezolano señaló presuntamente su disposición a dar acceso a la riqueza petrolera de su país a empresas estadounidenses. La revelación de estos intentos diplomáticos ocurre en medio de una intensa campaña de coacción liderada por Estados Unidos, la cual ha generado inquietud dentro del gobierno venezolano sobre una posible acción militar.
El presidente Trump aprobó operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela que, según informes, podrían estar dirigidas a preparar el campo de batalla para futuras acciones. Aunque no se ha especificado cuándo ni en qué consistirían estas acciones, podrían implicar sabotaje u operaciones psicológicas, cibernéticas o de información.
Si bien Trump no ha autorizado el uso de fuerzas de combate terrestres, ha manifestado que no descarta la posibilidad de que tropas ingresen a Venezuela, diciendo: “No descarto nada”.
El Pentágono ha preparado opciones de ataque para diferentes escenarios, incluyendo la posibilidad de golpear instalaciones de drogas y unidades militares cercanas a Maduro. La Armada de EEUU desplegada en el Caribe ya ha llevado a cabo al menos 21 ataques contra embarcaciones que presuntamente traficaban drogas, resultando en la muerte de unas 83 personas.
Los ataques han generado críticas de Naciones Unidas, que los considera "ejecuciones extrajudiciales".
Expertos han interpretado la estrategia de la inusual confirmación de las operaciones encubiertas de la CIA, como guerra psicológica. Este enfoque podría buscar fracturar la élite militar y política de Venezuela, para que retiren su apoyo a Maduro.








