LOS ÁNGELES, California.- A pocas semanas de que inicie el juicio en un tribunal federal por la muerte del joven Edwin Rodríguez, los abogados de la familia del fallecido presentaron una moción en la corte que alega que un solo agente del Sheriff del condado de Los Ángeles (LASD) disparó a corta distancia 14 de los 17 balazos que le quitaron la vida al hispano el año pasado.
Edwin "fue ejecutado", el caso del hispano que murió por 17 balazos del Sheriff de Los Ángeles
Una moción presentada ante una corte federal revela nuevos detalles sobre la muerte de Edwin Rodríguez, quien recibió 17 disparos por parte de dos agentes en el Este de Los Ángeles en 2016. El juicio comenzará el 29 de agosto.


Rodríguez, de 23 años, fue abatido por agentes del Sheriff angelino en una concurrida esquina del Este de Los Ángeles durante la madrugada del 14 de febrero de 2016. El reporte oficial indica que el joven era pasajero en una furgoneta con sospecha de haber sido robada y que se enfrentó verbalmente con los dos agentes que lo balearon. La dependencia alega que portaba una pistola calibre 22 y que temían que la usara.
Pero los representantes legales de la familia Rodríguez afirman que el joven, quien no estaba registrado como pandillero, no se opuso al arresto, estaba desarmado y que estando rendido en el suelo recibió múltiples balazos, la mayoría de los cuales impactaron en su espalda y cabeza. El Sheriff reconoció que sus uniformados realizaron tal cantidad de tiros, pero no ha proporcionado más detalles.
"Cuando te disparan 17 veces estando en el piso y bocabajo es una ejecución", dijo el abogado Antonio Rodríguez a Univision Noticias.
"Es uno de los peores casos de abuso policial que he tenido por la cantidad de balazos", señala el defensor, quien indicó que la autopsia arrojó que el joven recibió 10 tiros en la espalda, cuatro en la cabeza (alrededor del oído derecho) y tres más en el hombro, costado y un brazo.
La moción interpuesta en la corte federal señala que el agente Andrew Alatorre le disparó en 14 ocasiones y a corta distancia a Rodríguez, cuando este ya se encontraba rendido. El Sheriff angelino no comentó al respecto por tratarse de un litigio pendiente, mientras que la Fiscalía de este condado indicó que el tiroteo aún sigue bajo investigación.
"No entiendo por qué lo hicieron", expresó la madre de Rodríguez, Estela, una inmigrante tapatía de 52 años. "Para mí esto ha sido peor cada día y siempre me hago la misma pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?. Mi hijo no era irrespetuoso, era un buen muchacho", cuenta a Univision Noticias.
Rodríguez dejó un huérfano, Adrián Eduardo, que ahora tiene cuatro años, y una viuda. Él trabajaba como cajero de una tienda. Su madre se enteró de su fallecimiento de manera fortuita, porque había ido a comprar a una tienda cerca del lugar donde ocurrió el tiroteo y al ver las patrullas se acercó a ver lo que pasaba. No observó el cadáver allí, solo una lona que cubría la escena que se investigaba.
"Ni siquiera me avisaron que él había muerto", reclama la señora Estela, asegurando que este trágico suceso agravó su salud y por eso no ha podido regresar a trabajar. "He sentido su ausencia, pienso que en cualquier momento va a llegar, siento que es un sueño", dice la mujer entre sollozos.
Un desafortunado enfrentamiento
La demanda, que pide una compensación monetaria no especificada, alega que los dos agentes del Sheriff se acercaron a la furgoneta en la que iba Rodríguez y, con sus armas desenfundadas, le pidieron a la conductora, Diane Martínez, y a él salir del vehículo. El hispano no obedeció, reclamando que él no era el chofer y que no había hecho nada malo.
Posteriormente, la agente Sandy Galdamez, quien también disparó contra el joven, pidió refuerzos y llegó el agente Andrew Alatorre, cinco uniformados más y un sargento. Según la moción, cuando los agentes trataban de sacar a Rodríguez del vehículo una pistola cayó del asiento del pasajero. Uno de los oficiales declaró que vio el arma en la cintura del hispano antes de que cayera.
El forcejeo ocurrió en la acera y continuó a la mitad de la calle. "Durante esa lucha varios agentes estaban muy cerca de Edwin Rodríguez, estaban tratando de controlarlo agarrando sus brazos y lo golpeaban repetidamente, lo que causó que él levantara los brazos para protegerse de los golpes", menciona la moción.
Ante el temor de que el joven accionara el arma que supuestamente portaba, un agente pidió disparar. Solo los agentes Alatorre y Galdamez usaron sus armas en dos rondas. En sus declaraciones, los elementos del Sheriff indicaron que las manos de Rodríguez estaban escondidas debajo de su cuerpo y por lo tanto no eran visibles en el momento de la segunda descarga, en la cual Alatorre le habría dado los 14 tiros.
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El abogado Rodríguez, quien no es familiar de sus clientes, aseguró que el agente Alatorre vació por completo el cargador de su pistola y que colocó otro, pero no lo accionó. Para el litigante, los cuatro tiros que recibió el joven en la cabeza muestran crueldad en este caso.
"Es un indicio de que se actuó de manera inhumana", dijo el abogado.
El juicio de la familia Rodríguez en contra del Sheriff y el condado de Los Ángeles comenzará el 29 de agosto.
Aunque han pasado 17 meses de este tiroteo, en el lugar donde ocurrió, cerca de la esquina del bulevar Whittier y la avenida Ferris, aún está un altar por la memoria de Rodríguez. Han colocado un par de guantes de boxeo, flores, veladoras y una bandera de Estados Unidos.
La madre de Edwin Rodríguez contó que unas horas antes de morir, su hijo le llamó por teléfono para decirle: "Te quiero mucho, cuida a mis hijos (además del pequeño Adrián Eduardo, él tenía una hijastra)". Luego le perdió el rastro al joven porque pasó el fin de semana con sus amigos.
"Ya no supe de él hasta que me di cuenta que estaba muerto", lamenta Estela.








