LOS ÁNGELES, California.- Los encuentros de José Luis Cota y Miriam Juárez en habitaciones de hotel eran cotidianos. Según documentos judiciales, los favores sexuales eran parte del pago que recibía Cota, un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), por dejar pasar a indocumentados cuando inspeccionaba un carril en la garita fronteriza de San Ysidro, en San Diego, California.
Con dinero y favores sexuales, una red de traficantes abría la puerta de EEUU a indocumentados
Un veterano agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) colaboró al dejar pasar indocumentados por la garita de San Ysidro a cambio de miles de dólares y favores sexuales. Se declara culpable.


Juárez, de 35 años, era una traficante de personas que le entregaba miles de dólares y se acostaba con el agente a cambio de su colaboración. Ella, al igual que sus clientes, carecía de un estatus migratorio, pero gracias a Cota cruzaba sin problemas de Tijuana a California en coche, cita una acusación federal.
La investigación descubrió que miles de dólares fueron a parar a cuentas bancarias y a un escondite en la vivienda de Cota, quien trabajó 15 de sus 50 años de edad en el CBP.
En un caso, él recibió 13,000 dólares por permitir que cruzaran dos indocumentados; también le depositaron más 44,000 dólares por otros sobornos. Al catear su casa, las autoridades le decomisaron más de 17,000 dólares en efectivo.
Solo de noviembre de 2015 a septiembre de 2016, Cota admitió que se hizo de la vista gorda para que por su punto de control en San Ysidro pasaran al menos diez indocumentados que usaron falsas identificaciones que les entregó su cómplice. A cada uno le cobraron hasta 15,000 dólares.
Esta semana, Cota, quien fue arrestado en su centro de trabajo en septiembre pasado, se declaró culpable ante un tribunal federal en San Diego por participar en un esquema de contrabando de personas. Será sentenciado el 7 de abril y podría recibir una condena al menos cinco años en prisión.
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“La conspiración comenzó en noviembre de 2015, cuando Juárez acordó reclutar inmigrantes para cruzarlos en su vehículo y Cota aceptó dejarlos pasar por su carril en la garita fronteriza”, indica la declaración de culpabilidad del exagente del CBP, quien renunció a la institución al ventilarse el caso.
En este grupo delictivo también colaboró Gilberto Aguilar, de 31 años y esposo de Juárez. Él se encargaba de transportar a los indocumentados a sus destinos dentro del país y de cobrarles el cruce. Aguilar y Juárez, ambos originarios de México, también fueron arrestados en septiembre en una parada de tráfico.
Un migrante no identificado que cooperó con las autoridades en la investigación dijo que el matrimonio ofrecía sus servicios como un “método garantizado” y sin los riesgos de cruzar por el desierto o el mar.
Según documentos judiciales, Juárez, siempre al volante, se enfilaba en el carril inspeccionado por Cota y llevaba como pasajeros a indocumentados. Usaba distintos autos para no levantar sospechas. Cuando los migrantes pagaban por el cruce, la pareja tomaba su parte y hacía un depósito a su aliado en CBP.
Corrupción fronteriza
El Equipo Especial Anti-Corrupción en la Frontera de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) puso a Cota en la mirilla en 2013, después de que una migrante declaró que ella y el agente flirtearon cuando él la deportaba en vehículo hacia México en 2011. Ambos terminaron reuniéndose después en Tijuana y ahí planearon dedicarse al jugoso negocio de cruzar indocumentados a Estados Unidos.
El FBI lanzó a finales de 2016 una campaña para combatir la corrupción, tras ventilarse que cerca de 200 empleados del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y a algunas de sus agencias, entre ellas la Patrulla Fronteriza, han recibido 15 millones de dólares en sobornos de carteles de la droga mexicanos a lo largo de una década, informó el diario New York Times.
Parte de la evidencia en el caso de Cota incluyó cientos de conversaciones telefónicas y mensajes de texto entre él y la ‘coyota’ Juárez, así como vigilancia de sus encuentros sexuales en hoteles, seguimiento satelital, testimonios confidenciales y datos de cruces fronterizos.
Apenas lo arrestaron, Cota confesó sus actividades ilícitas.
“Este agente afectó la confianza del público por su beneficio personal y por ganancias financieras, mientras arriesgaba la seguridad de nuestro país”, expresó en un comunicado la fiscal federal interina Alana W. Robinson. “Combatir este tipo de corrupción fronteriza seguirá siendo una de las prioridades más altas de mi oficina”, agregó.
Mientras que Eric Birnbaum, agente especial encargado del FBI en San Diego, subrayó que lucharán contra estos casos sin descanso “debido al daño potencial”.
No está claro cómo se conocieron Cota y Juárez.
Durante la investigación se descubrió que el antiguo elemento del CBP se casó con una mexicana a quien había procesado al ser enviada a México en 2010. Él trató de obtener una visa para que ella viviera legalmente en Estados Unidos, pero negaron su caso y ella siguió viviendo ilegalmente en este país.



