HOUSTON, Texas- " Nunca me esperé ir a traer a mis hijas en un ataúd", dice con voz entrecortada la madre de Jacqueline y Saidia Arias, las dos hermanas salvadoreñas asesinadas en Houston, Texas, el 22 de septiembre.
Cómo el sueño americano terminó en ataúdes tras el asesinato de dos hermanas salvadoreñas en Houston
"Nunca me esperé ir a traer a mis hijas en un ataúd", la madre de Jacqueline y Saidia Arias, asesinadas en Houston por el exnovio de una de ellas, narra desde El Salvador la pesadilla que vive tras el crimen que les arrebató la vida.

Lo que empezó como una historia de migración y esperanza para la familia Arias terminó convertido en un capítulo de violencia doméstica que destrozó sus vidas.
Jacqueline Arias Rivas, de 30 años, y su hermana menor Saidia Machado, de 19 años, fueron encontradas sin vida dentro de un apartamento en un complejo residencial al norte de Houston, junto a Sebastián Rodríguez, expareja de Jacqueline y responsable del doble asesinato.
De acuerdo con la Oficina del Sheriff del Condado de Harris, Rodríguez les disparó y luego se quitó la vida.
La noticia se propagó rápidamente entre Houston y El Salvador, donde la familia todavía lucha por comprender lo ocurrido.
No lograron alcanzar el sueño americano
La madre de las víctimas asegura que su vida cambió en un instante: " Yo esperaba que algún día me iban a decir que mis hijas habían logrado salir adelante allá. Nunca imaginé que me llamarían para decir que habían sido asesinadas".
Desde San Miguel, una ciudad del este de El Salvador, la hermana de las víctimas describe la devastación familiar.
La señora Lidia Arias relata que Jacqueline era madre de dos pequeños que quedaron ahora en la orfandad, mientras que Saidia apenas comenzaba a abrirse camino en Estados Unidos tras cuatro años de residencia.
“Se nos fueron dos vidas, son parte de nosotros que ya no están. Es un dolor que no tiene explicación”, expresó Lidia.
El asesinato de las dos salvadoreñas
Mientras tanto, las autoridades en Houston confirmaron que la tragedia fue producto de un asesinato seguido de un suicidio. El hallazgo ocurrió el lunes cerca de las 2:30pm, cuando un compañero de trabajo de Jacqueline acudió a su apartamento tras preocuparse porque no llegó a su empleo en un restaurante.
Al ingresar, descubrió los cuerpos y alertó al Departamento de Policía de Houston.
La familia en El Salvador afronta ahora no solo el duelo, s ino también el reto de reunir fondos para trasladar los cuerpos y darles sepultura en su tierra natal.
Con campañas de recaudación impulsadas por amigos y comunidades migrantes, esperan repatriar a ambas jóvenes cuanto antes.
Entre lágrimas y silencios, la madre insiste en lo que le pesa más: haber visto roto el sueño por el que sus hijas se fueron. "El sueño americano se convirtió en una pesadilla. Son la parte de mi vida que se me fue, y ya nada será igual”, repite.






